Fritz Lang nos ofrece un film absolutamente claro en sus planteamientos. Aquí no se trata de conspiraciones, ni de sobornos, ni de intereses creados, ni otras filigranas. Aquí solo hay buenos y malos, que en grado sumo significa cándidos y perversos. Y con esta simple propuesta cinematográfica compone un film absolutamente magnífico al que pequeños defectillos (otros compañeros los comentan en el spoiler) impiden que le otorguemos la categoría de obra maestra. No obstante, utilizando el argot ciclista diríamos que figura escapado en el pelotón de cabeza, juntamente con otras esplendidas obras del director alemán.
Christopher Cross, un cajero infelizmente casado, es un gran pintor de talento. Cross tiene una aventura con Kitty, una hermosa mujer, y por ella comete un desfalco en su empresa, para que siga creyendo que es un hombre rico. Pero Johnny, el malvado amante de Kitty, aprovecha los cuadros de Cross para venderlos como si fuesen obras de ella.
Perversidad es una de las películas más pesimistas y desgarradoras del cine negro americano. La historia basada en la novela “La chienne”, esta construida a partir de sus tres protagonistas principales; Christopher, un hombre casado, honrado y cumplidor que ha llevado una vida tranquila sin mayores sobresaltos, que cae perdidamente enamorado de Kitty, una bella joven que se halla completamente dominada por su novio Johnny, un ser agresivo, cruel que usa el éxito que tiene con las mujeres con el único fin de buscar el máximo provecho para si mismo. De estos tres personajes, Christopher se alza como un ejemplo de humildad y buena fe hasta que conoce a Kitty, que tampoco resulta ser una típica mujer fatal, propia del cine negro, si no más bien una victima del obsesivo amor que siente por Johny, el verdadero causante del desastre que esperará tanto a Christopher como a Kitty, e incluso al propio Johny. Desde el comienzo se nos advierte de la fatalidad con la que se resolverá el relato, pues la relación entre Kitty y Christopher está basada únicamente en el engaño y la mentira, llegando a situaciones limite que no acarrearan más que un trágico final. En este aspecto la cinta aborda a la perfección el hundimiento de Chris, fruto del penoso trato que recibe por parte de las dos únicas mujeres del film, por un lado su esposa y por el otro Kitty. Sorprende la digresión entre los dos personajes masculinos, mientras que Chris se somete fácilmente al poder femenino, Johny ejerce una completa dictadura sobre su novia, llegando incluso al maltrato físico y psicológico.
Estéticamente la película se muestra notable. Lang trabaja esta vez con poca fluidez de planos medios, orientando más su dirección al empleo de amplios movimientos de cámara que logran sumergir al espectador de lleno en la historia. La fotografía también consigue crear un ambiente de sordidez y desamparo mediante el uso de sabias combinaciones de luz, buena muestra de ello es la secuencia rodada en el hotel, que supone el inicio de la tortura de Chris. El reparto esta muy bien equilibrado destacando sobre todo un maravilloso Edward G.Robinson. La banda sonora aporta a través del sonido del gramófono en el piso de la pareja de novios excelentes temas musicales que a medida que la trama avanza se tornan en partituras estrambóticas que persiguen una sensación de angustia referida a la locura de Chris.
En resumen, nos encontramos ante un maravilloso film negro, que recordará a otras producciones caso de la mujer del cuadro, con la que comparte reparto, temática y dirección.