Años 80. Un nuevo género: los filmes post-apocalípticos de guerreros motorizados. «Mad Max II» , el filme australiano de George Miller, abrió el horizonte para filmes de bajo presupuesto, en entornos geológicos inhóspitos – lugares áridos, desiertos, abarrancamientos en terrenos blandos o , como es el caso, paisajes volcánicos de Nueva Zelanda- para retomar los tópicos de los westerns, el enfrentamiento de la comunidad pacífica a indios, pistoleros o forajidos, ayudados por un pistolero solitario.
Aquí tendremos a esta comunidad post-apocalíptica, enfrentada a un camión blindado e inexpugnable, liderado por un militar dictatorial, al estilo de los Holmistas del filme «Mensajero del futuro» de Kevin Costner. Esta comunidad contará con la ayuda de Michael Beck en motocicleta, un solitario ex-militar, con un auténtico polvorín en casa.
El filme tiene muy pocos medios pero los suple con ingenio y excelentes escenas de acción motorizada, aún cuando se ve entrar en los planos el micro del equipo de rodaje. Aún me acuerdo cuando la presentaron en el Festival de Sitges, en el que Annie McEnroe ganó el premio a la mejor actriz. Cosa rara, ya que su papel es más plano que una tabla de planchar. Sin embargo, sí que destaca el villano, el curtido Wainwright, el único que transmite algo.
El filme es agradable de ver, si te gusta este género, y en sus años, fue la imitación más potable de los filmes de Mad Max.