V.O.S.E.
Hoy queremos hacer una reseña no crítica, sino breve, de la película con el peor peinado de la historia del cine y quizás una de las más desastrosas de la serie B italiana, las hay peores claro está, pero no tan «peores» teniendo en cuenta el presupesto que esta tuvo.
Y es que, ‘2019, tras la caída de Nueva York’ es una película de serie B, posteriormente de videoclub, que se nota gozó de una cierta cantidad económica. Los efectos visuales de Nueva York, a base maquetas eso sí, los vehículos, los decorados e incluso el vestuario, no es de los más pobres vistos e incluso me atrevería a decir que están por encima de la media habitual de estas producciones pero es que, su puesta en escena es tan sumamente infantil, pueril y ridícula que cabrea.
Sergio Martino quiso crear un halo onírico con escenas conseguida como la del saxofonista negro dando la entrada a la ciudad de los rascacielos ahora sumida en la catástrofe, así se distanciaba un poco de ‘1997, rescate en la Nueva York’ a la cual copiaba, algo habitual en estas produccines italianas las cuales siempre eran un clon pobre de un éxito norteamericano, pero quitando estas ideas de crear un entorno mucho más sosegado y onírico que la película de Carpenter, lo cual encaja de manera perfecta en la idea distópica que quería dar, el resto es de una cutrez tan inexplicable que como ya he dicho enfada.
El diseño de vestuario o look del actor es bochornoso, más concretamente su peinado, el cual no sabemos como se pudo mantener en todo el film. Supongo que era un peluquín sacado de un vertedero pero es que, aunque lo que pedía la película era eso, suciedad y abandono, lo de este peluquín supera todo lo visto y clama al cielo pero lo peor no es esto, lo peor es la dirección en las escenas de acción y los actores que las realizan. Os aseguro que un niño de 12 años con una video8 las hubiese rodado mejor y no quiero hablar de una película que tenía buenas ideas, un presupuesto aceptable para lo que era, y un resultado que repito una tercera vez, enfada.
Y lo peor es cuando revisas reviews de jóvenes confundidos que no saben diferenciar entre lo bueno que dió los 80s y lo terrible que dió los 80s, y te encuentras con webs de reviews llenas de notables para esta cinta espantosa que se salva ni del término «cutrecon»
Yo recordaba esta película (ojo, recordaba sólo el póster), de que la proyectaron en el cine de sesión doble de mi barrio, lleno de lo que por entonces éramos críos, medio adolescentes, que íbamos en grupo al cine a no dejar escuchar a nadie, a ver si había suerte y salía una teta, o a intentar meter mano a la novieta de turno.
Por ese lado, le tenía cariño a este título, así que cuando lo vi ahora, sin hormonas revueltas, sin amigos vociferantes, en la soledad de mi casa, me dispuse a pasar una tarde de nostalgia y recuerdos pero no ocurrió, salvo algún momento descacharrante (de forma involuntaria, por supuesto) se trata de un film como ya he dicho tedioso, y tan mal realizado, zafio y cutre (en su expresión pura), que es difícil de aguantar, pero apelando a mi espíritu cinéfilo y al recuerdo de las pipas consumidas, lo logré. Y he de decir dos cosas: Una, que ojalá que no la hubiera visto ahora y mantuviera el recuerdo de juventud; y dos, que lo más atractivo de la película sigue siendo el póster, una auténtica obra maestra.
Háganme caso, miren el poster unos momentos y olvídense de ver la bazof… la película. Su salud mental se lo agradecerá.
No digan que no los he avisado.