La película Mutantes en la universidad 2 (Class of Nuke ‘Em High Part II: Subhumanoid Meltdown, 1991) es una secuela de Mutantes en la universidad (Class of Nuke ‘Em High, 1986), ambas producidas por Troma Entertainment, el célebre estudio independiente conocido por su cine de serie B repleto de humor irreverente, gore excesivo y sátira social.
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La película Mutantes en la universidad 2 (Class of Nuke ‘Em High Part II: Subhumanoid Meltdown, 1991) es una secuela de Mutantes en la universidad (Class of Nuke ‘Em High, 1986), ambas producidas por Troma Entertainment, el célebre estudio independiente conocido por su cine de serie B repleto de humor irreverente, gore excesivo y sátira social.
Dirigida por Eric Louzil y Lloyd Kaufman (aunque Kaufman figura solo como productor ejecutivo), esta entrega retoma el caos postapocalíptico en la Tromaville High School, ahora convertida en Tromaville Institute of Technology (T.I.T.), un centro de investigación donde científicos han creado subhumanos artificiales como solución a los problemas energéticos y de empleo. Sin embargo, la situación se descontrola cuando estos seres comienzan a mutar y rebelarse.
El protagonista, Roger Smith (interpretado por Brick Bronsky), un periodista de investigación, descubre que la universidad oculta un siniestro experimento con subhumanos, lo que lo lleva a enfrentarse a las aberraciones científicas y al villano Dean Okra, responsable del desastre.
Fiel al estilo Troma, la película está llena de efectos especiales de bajo presupuesto, mutaciones grotescas, humor absurdo y crítica social disfrazada de caos radioactivo. Si bien no alcanzó el estatus de culto de la primera entrega, es un ejemplo del espíritu trash de los 90 y del cine underground desinhibido.
¿Te gustaría que profundizara en algún aspecto en particular, como su estética, recepción crítica o paralelismos con otras obras del género?
Sumergirse en Class of Nuke ‘Em High Part 2: Subhumanoid Meltdown es emprender un viaje alucinante a través de un delirio cinematográfico de neón incandescente y exuberancia radiactiva, propio del cine de explotación más desbordante. Esta secuela, heredera del espíritu irreverente de Troma, amplifica el caos de su predecesora con una horda de estudiantes subhumanoides fruto de experimentos genéticos, científicos de moral dudosa y una avalancha de efectos grotescos: cuerpos que se disuelven en festines de descomposición, explosiones de vehículos a cada instante y vertidos de desechos tóxicos que inundan la pantalla con su viscosidad fluorescente. Entre sus excesos más delirantes se encuentra la aparición de una colosal ardilla mutante de veinte pisos de altura, conocida como Toxie. En esta fiesta de la desmesura, la acción es imparable y el humor, con su carga de absurdo y sátira, amenaza con desencadenar carcajadas hasta el dolor.
La corporación NUKAMAMA ha reconstruido las instalaciones nucleares de Tromaville, erigiendo en su interior el Instituto de Tecnología de Tromaville, un epicentro de experimentación científica donde la ética es un concepto desechable. Roger, un joven reportero con aspiraciones románticas, se ve arrastrado a un torbellino de conspiraciones y mutaciones cuando conoce a Victoria, una mujer tan enigmática como letalmente encantadora. Pronto descubre que ella no es sino el producto de los experimentos del demente profesor Holt, quien ha perfeccionado la creación de subhumanoides con una aterradora tendencia a la mutación y a la descomposición espontánea. Ahora, Roger deberá desafiar las monstruosidades de la ciencia descontrolada para salvar a Victoria y al estudiantado del Instituto de un destino peor que la muerte: el temido Colapso Subhumanoide.
