Cinco alumnos de instituto, se conocen en el aula de castigo gracias a la virginal Purity Busch. Rick es pillado disfrazado de doctor auscultando a las recién llegadas a la escuela. Brent por gastar una broma subida de tono a Purity en la clase de francés. Howie por utilizar espejos para ver debajo de las faldas de las animadoras. Todos son descubiertos por Purity y claman venganza… y todos han intentado acostarse con Purity sin conseguirlo. La única salida está en trabajar unidos.
“Los Rompecocos” (“Screewballs” 1983) es una comedia nacida al remolque del éxito de “Porky’s” que narra, al igual que aquella, las aventuras (o mejor tendríamos que decir desventuras) de un grupo de adolescentes que están obsesionados con el sexo.
La película cuenta con un guión de Jim Wynorski, de sobras conocido por los aficionados a la serie B más costrosa, que logra alcanzar las más altas cotas de zafiedad y vulgaridad jamás vistas en una comedia orientada al público adolescente.
Pero a pesar de esto, la película ha logrado pasar a la historia gracias a uno de los personajes que sale en ella y que sirvió para que muchos adolescentes de los 80 pusieran su nombre como mote a algún que otro compañero de clase adicto a, digamos, “amarse a él mismo”. Ese personaje es Melvin Pajowski.