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Videoclub gratis GALAXIA PROHÍBIDA | 1982 ‧ Ciencia ficción/Terror ‧ 1h 17m
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CRÍTICA Y PELÍCULA GRATIS: GALAXIA PROHÍBIDA (1982) | PELÍCULAS A LA SOMBRA DE ALIEN | LOS 80S

Hoy presentamos uno de los muchos hermanos de serie B que tuvo la mítica Alien. Su nombre Galaxia Prohíbida. Tras el éxito que en 1979 supuso Alien el 8º pasajero, la siempre dinámica serie B e incluso Z, de los 80, se decidió a sacar películas a la sombra de esta como ya ocurriera dos años antes con La guerra de las galaxias. Una de esas obras fue Galaxia Prohíbida también conocido como LA GALAXIA PROHIBIDA, PLANETA PROHIBIDO MUTANT o MUNDO PERDIDO.

Producida en el año 1982 por el rey midas de la serie B, Roger Corman, donde claramente la intención de este era como hemos dicho, hacer una copia barata del conocido film Alien de Riddley Scott o lo que es lo mismo y con palabras más directas: una versión cutre, desmadrada, divertida y con cierto tono erótico de la misma. Aunque la idea en un principio era la de tomársela en serio, la película acabo siendo lo que es. Un divertimento barato donde los desnudos y ese regusto ochentero son la clave para poder medio disfrutar de un producto que tomado en serio es un despropósito más de bajo presuuesto de esos que triunfaron en nuestros videoclubs.
El guión que en un principio escribió el propio realizador del film Allan Holzman, no tenia nada que ver con lo que al final se termino rodando, al parecer a su productor le pareció muy caro de hacer ese proyecto y le encargo la reescritura del guión a Tim Curnen, Jim Wynorski (realizador en varios films producidos por Corman) y R.J. Robertson. Mas que una reescritura termino siendo una orden directa para que la trama escrita se pareciera lo máximo al éxito del famoso alienígena que tanto asusto a las plateas y a la misma Sigourney Weaver.

Galaxia Prohíbida es otra más de las producciones de muy bajo presupuesto que Roger Corman produjo a lo largo de su carrera y que por cierto, en algunos casos llegaron a convertirse en obras de culto de verdad.
Fue rodada en gran parte en los pasillos del estudio New World (propiedad de Roger Corman) y en los sets que quedaron en pie de otra de las películas del estudio LA GALAXIA DEL TERROR. es ta uno de esos ejemplos de producción barata de Roger Corman que ha terminado convirtiéndose en película de culto. La cinta visualmente funciona correctamente, dentro de los cánones habituales de una producción de este calibre. Forbidden World, nombre original en inglés, logra ser divertida y en algunos momentos puntuales echarte unas risas, más que nada y disfrutar de alguna escenillas de desnudo a manos de las féminas protagonistas del filme, Dawn Dunlap y June Chadwick. Hay que reconocer que la producción tiene cierto encanto dentro de sus posibilidades.
Mutant como también es conocida nunca se olvida también mirar un poco a La Cosa de John Carpenter.

En definitiva, una producción mas de Corman, entretenimiento básico, efectos especiales baratos, dentro de lo que podría esperarse y una criatura que no termina de estar lograda del todo y se expone en lugares oscuros y cerrados para que esta no se vea del todo bien… excepto en el tramo final donde su apariencia final es mas que discutible. Realmente el film termina siendo entretenido, pasas un buen rato y aún más con las dos chicas del reparto (que es en su gran mayoría masculino). Donde uno goza la vista con June Chadwick, la recordada Lidia de la serie de tv V, que encarna un papel de científica salidilla y que termina por caerte bien. O Dawn Dunlap (quién incluso tuvo portada en Interviú), una atractiva mujer de escultural cuerpo que solamente con su presencia, la visión del film ya merece la pena. Destacar la (improbable) atracción física de su protagonista Jesse Vint que en una noche se levanta a las dos mujeres, como si este fuese un James Bond espacial. Sangre, mucha violencia y algo de sexo (forzado, pero agradecido).

El espacio, la última frontera. Estos son los viajes de la nave interestelar… no no, que va. No van por ahí hoy los tiros. Hoy toca algo un poquito más desenfadado, de lo que un día imaginó el bueno de Gene Roddenberry. Y es que hoy, tenemos que adentrarnos en un imaginario algo más retorcido y gamberrete como es el de Roger Corman, padre del cine de bajo presupuesto que tenía (y tiene) su propia y particular visión de las estrellas y el espacio sideral. Ángel para unos, demonio para otros, hoy, niños y niñas, toca meterse en el traje de astronauta comprado en el primark y dejarse llevar hacia donde la enferma mente de este señor nos lleve, que ya adelanto, no puede ser a ningún lugar bueno, o al menos, serio.

En 1981 Bruce D. Clark dirige uno de los hitos del terror y la ciencia ficción de los ochenta, si hablamos en clave de serie B: “La Galaxia del Terror” (“Galaxy of Terror”), película producida por Corman que marcó a toda una generación de adolescentes cachondos que a día de hoy, continúan poniéndose palote con aquel zoofílico episodio entre el gusano gigante y la rubísima Taaffe O’Connell, amén de la grandeza innata de personajes como Sid Haig o Robert Englund, que también dan para alguna que otra erección. Pues solo un año más tarde, Corman vuelve a desempolvar la billetera para producir un nuevo terror espacial, en esta ocasión, de la mano de un debutante Allan Holzman como conejillo de indias de sus atroces experimentos cinematográficos.

“Galaxia Prohibida” (“Forbidden World”, 1982) recicla abundante material utilizado en “La Galaxia del Terror” para dar forma a un exploitation espacial de segunda fila irremediablemente adictivo y enfermizo como pocos, solo apto para devoradores compulsivos y nostálgicos de este tipo de fast food de la época y que coge como modelo principal a partir de la cual esculpir, a cierta peliculilla del tres al cuarto dirigida cuatro años antes por un tal Ridley Scott, puede que os suene: “Alien: El Octavo Pasajero” (“Alien”, 1978). Tras el éxito mundial de la película de Scott, era imposible que un carroñero como Corman, no intentase sacar rédito de la ocasión y así lo hizo, vaya si lo hizo.

Con “Alien” como incuestionable musa desnuda, “Galaxia Prohibida” maneja bastante más ADN para dar forma a la mutación. Podríamos hablar de la película de Holzman como un híbrido imposible entre “Alien”, “La Cosa” (“The Thing”, John Carpenter, 1982), “Emmanuelle” (Just Jaeckin, 1974), “La Tienda de los Horrores” (“Little Shop of Horrors”, Frank Oz, 1986) y algún viejo episodio espacial del “Doctor Who” del inigualable Tom Baker. Todo esto bien agitado, bien mezclado y bien mutado, podría darnos una idea muy cercana a lo que se esconde en esta prohibitiva galaxia orquestada por Holzman bajo la batuta de Corman. Un majestuoso despropósito de principio a fin al cual solo, una mente sana, podría resistirse. No es mi caso.

La historia no tiene historia. Un experimento fallido en una base científica ubicada en un remoto planeta de la galaxia y un marshall de la federación que llega para poner orden. Todo esto, después de uno de los prólogos más alucinógenos que haya visto aquí el menda, en una batalla interestelar de low cost, que quita el sentido y nos recuerda que esto del cine, muchas veces, tiene más que ver con dogmas de fe que con cualquier otra cosa. Una auténtica pasada como un recién despertado de una larga hibernación Jesse Vint (al cual desde este momento me dirigiré como Ramoncín, a riesgo de que este, interponga algún tipo de demanda, momento en el cual mutaría dicha nomenclatura a la de El Pequeño Ramón). El parecido entre actor y cantante es demasiado grande como para pasarlo por alto, lo cual debería de ser todo un halago para el segundo, por supuesto.

Bien. Ramoncín llega a la base científica acompañado de su androide personal, a medio camino entre un Boba-Fett de mercadillo y Twinkie de “Buck Rogers” y se encuentra con todo el berenjenal sobre la mesa. Pero no importa mucho, pues la doctora Barbara Glaser, que no es otra que June Chadwick (o Lydia, para los amantes de “V”), sobre sus sexy zapatos de tacón transparentes le está diciendo con la mirada que quiere sacarle brillo a su escroto en cuanto tenga la menor ocasión. Tremendo lo de la Chadwick, quien se pasa toda la película poniendo cara de guarrona de peli porno barata y meneando el culo de aquí para allá. No es la única, a su lado otra musa del destape de la época que incluso llegó a protagonizar en nuestro país, portada de la revista Interviu, hablo de Dawn Dunlap, otra que se pasa media película en camisón y la otra media, desnudísima. Ambas chupando planos como si les fuese la vida en ello e impregnando todos los fotogramas del filme de un halo de erotismo que termina empañando la propia lente de la cámara, con algunas escenas subidas de tono donde la generosa anatomía de las muchachas, puede hacerle olvidar a algunos, que están viendo una supuesta película de terror.

No son estas, la única fuente de erotismo del filme. Los diálogos, las situaciones, las interpretaciones… todo huele a sexo vespertino que apesta. Ramoncín es fuente inagotable de frases imposibles y expresiones faciales impagables. A su lado, el resto del reparto plagadito de personajes estereotipados como no podía ser de otra manera y como telón de fondo a tanta curva y tanta tontería, una criatura que recoge lo peor de Gigger y de Audrey II que se lo hará pasar putas a los integrantes de la base científica.

A nivel de efectos especiales encontramos un poco de todo. La cutrez extrema de las secuencias espaciales (siempre que veo este tipo de cosas, me viene a la cabeza la genial “Babylon 5”) se contrarresta con algunos efectos artesanos bastante interesantes a base de viscosidades varias y algún que otro puntito gore. Una lástima que la criatura no luzca tan bien como debiera y que algunas de las muertes sucedan fuera de plano. Con todo y teniendo en cuenta el escaso presupuesto, “Galaxia Prohibida” da perfectamente el pego en este aspecto.

Mención aparte para la recreación de la tecnología futurista. Con todas esas mesas de mando a base de pequeños conmutadores que los personajes suben y bajan sin pauta alguna para realizar cualquier operación que sea menester, requiera simpleza o precisión de cirujano. Telita con las pistolas laser de plástico con pegatina o algunos artilugios que se ven a lo largo de la película como por ejemplo una linterna, que tiene de futurista lo que tengo yo de monaguillo. Todo ello lejos de resultar un handicap, lo que consigue es acentuar ese halo místico tan característico de la época capaz de convertir lo ridículo, en entrañable.

Lo que no tiene posibilidad alguna de expiación es la banda sonora, ni con las películas de Fulci he pasado tanta vergüenza ajena. Susan Justin, responsable de la misma, debería haber sido pasto de la mutación en pleno rodaje y así se habría ahorrado (y a nosotros de paso), semejante ridículo.

Y ya para finalizar, imposible obviar lo que a mi juicio es uno de los momentos más dantescos que ha dado el cine fantástico a lo largo de su historia (y habido unos cuantos). El enfrentamiento final de la película entre la criatura y el marshall Ramoncín es algo que uno tiene que ver con sus propios ojos, que ya por sí solo, justifica con creces el visionado de este inclasificable divertimento ochentero y que desde luego, no seré yo quien revele en estas lineas. Un despiporre de principio a fin que plagia sin vergüenza alguna elementos de otras películas, que explota hasta límites inimaginables la figura de la mujer y que se pasa por el forro de los cojones cualquier lógica cinematográfica que no puede dejar escapar nadie que se precie de amar este género. Ridículamente fascinante.

Lo secuencia: La diabólica sonrisa de Jesse Vint cuando sorprende a Dawn Dunlap desnuda en la sauna.

Lo mejor: Su desparpajo, falta de pretensiones y pudor. Algunos efectos especiales y los zapatos de tacón transparentes de las protagonistas femeninas. Fantasía pura.

Lo peor: La banda sonora, insufrible.

SINOPSIS.
Mike Colby viaja en su nave espacial acompañado de su robot Sam cuando es requerido urgentemente para el planeta Xarbia. Allí un grupo de científicos están siendo eliminados por una criatura que estos mismos habían creado.

Dawn Dunlap y June Chadwick al desnudo

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