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Ver gratis EL GRAN DICTADOR | Un dictador, un barbero y un discurso…

El director de cine y principal personaje de El gran dictador hace una certera y devastadora descripción de las maneras de Hitler, al mismo tiempo que parodia el nacionalismo con ingenio y profundidad. Parte de la efectividad del primer largometraje hablado de Chaplin reside en la cáustica parodia del estilo retórico de Hitler y de la grotesca imitación de la lengua alemana, exagerando los fonemas guturales. Charlie Chaplin explicó en una ocasión que lo más divertido del mundo es hacer parecer ridículas a personas vanidosas que ocupan posiciones elevadas. Según él, no había persona en el mundo que encajara mejor en ese perfil que Hitler. El gran dictador mezcla ingenio, tragedia y humanidad de una manera en la que solo Chaplin podía hacerlo.

Todavía hoy, «El gran dictador», de Charles Chaplin, sigue siendo una gran obra del séptimo arte, tanto por su argumento como por el humor que lo caracteriza. En ese film, Chaplin logró reflejar como ninguno las peculiaridades y las manías de Adolf Hitler de modo irónico y mordaz, pero con elegancia y estilo.

Ademas de las escenas cómicas que trascendieron hasta nuestros días(Como la escena de las sillas en la barbería), también nos ofrece un guión bastante trabajado, que oscila, entre mostrar la brutalidad de los Nazis o insinuarla, a riduculizar al dictador, pero sobre todo y mas importante, nos muestra destellos de la humanidad y bondad del mismo Chaplin y esa necesidad de hacer un filme que mas allá de una sátira genial, es un filme de alto contenido social y político.

El Discurso del final , que estoy de acuerdo que es demasiado idealista, representa un canto a la libertad y el derecho de las personas a ser y pensar de manera diferente sin ser castigados por ello, me conmovió muchísimo a pesar del pequeño pero expresado con anterioridad.

Finalmente decir que no solo la fuerza de la parodia y de su discurso es cine en potencia en esta obra. Como vemos en la foto de cabecera, la composición visual de Chaplin y su dominio del espacio y la situación de personajes y cámara, lo convierten en uno de los grandes pioneros y creadores visuales de su tiempo y base de lo que sería la composición visual de maestros posteriores como John Ford.