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Lo más granado del cine intelectual, «progre» y «de culto» español apuntándose a la moda del destape (o pseudodestape) en plena transición a la democracia. De erotismo muy descafeinado, la verdad. Lo mejor para mí el streap-tease filolésbico de Ana Belén y (creo) Pilar Castellanos.

comedia, drama y absurdo, dirigida por Fernando Arribas, Porfirio Enríquez y Ángel Luis Fernández, y guionizada por Jaime Chavarri, Fernando Trueba, Fernando Colomo, Enrique Braso, Jesús García de Dueñas, Augusto Martínez Torres, Josefina Molina, Juan Tebar, Alfonso Ungria y Alicia Hermida. Me ha parecido una película que, si bien de inicio tiene su lado divertido, pronto se torna dramática y absurda a un tiempo hasta llegar a desagradable sin un discurso claro. Le pongo un 4,5.

Un vagón de metro y el cruce de diversos personajes es, al parecer, la historia marco para una serie de historias que recuerdan al neorrealismo de Pier Paolo Pasolini por un lado y a “Canino” de Giorgos Lanthimos por otro, con elementos sórdidos, elementos eróticos, elementos divertidos y cosas muy dramáticas y surrealistas.

El comienzo tiene partes divertidas como el primer relato, con una pareja que lo enseña todo y tiene detalles muy cómicos. También hay un relato que parodia la obra de Ingmar Bergman. O un trío singular. También la dramática, que me recordó a “Excalibur”, noche de bodas entre un caballero con armadura y su dama. Otras de corte nudista homosexual. Y luego otras que cada vez más tenían giros traumatizantes y dramáticos que rompían el erotismo que pudiera tener la historia para cortar el rollo con cosas muy desagradables y otras que hacen pensar cosas todavía más traumáticas y desagradables que las que se muestran en pantalla.

De ritmo, tiene un ritmo lento y de gran cuidado de los encuadres, en un estilo muy de cine europeo, llega a tener incluso partes en otros idiomas, pero también es una obra que va decayendo y dejando patidifuso en su desagrado a medida que avanza, hasta acabar de convencer de no volver a verla más si no se tiene tendencia a disfrutar de ese tipo de cine que mucha gente catalogaría como “tortura emocional traumática”.

En conclusión, una película que comienza divertida y con cierto erotismo, pero que va decayendo en ritmo, y aumenta el dramatismo, la sordidez y el absurdo hasta desagradar y medio traumatizar al espectador.