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Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Un grupo de soldados americanos son arrestados tras matar por accidente a unos compatriotas. Aprovechando un ataque alemán, logran escapar mientras son trasladados. En 2009, Quentin Tarantino estrenó una película (Malditos bastardos) que recoge su título americano, «Inglorious Bastards», a modo de homenaje, si bien la trama y las situaciones son totalmente diferentes.

Enmarcada en el siempre farragoso género de la comedia bélica, Aquel maldito tren blindado es una película con un argumento tan absolutamente disparatado, que uno no se pregunta si puede ser real, sino que se dice a si mismo que es tal el desbarre fílmico que tiene que haber pasado realmente o como mínimo algún suceso similar. Y ya se sabe que la realidad siempre supera a la ficción, aunque siempre se puede llevar uno sorpresas, como ocurre con esta película.
Sin casi respiro asistimos a un no parar de disparos por todos lados.
Lejos quedan para esta, películas a las que quiere emular como son Los violentos de Kelly o Doce del patíbulo. De la primera coge el toque cómico de sus personajes y situaciones, de la segunda coge la idea de que los protagonistas sean condenados y también que figure un negro en medio del reparto, que servirá para un montón de situaciones cómicas. Sobre todo dando por hecho que ese puñado de hombres se tendrán que hacer pasar mas de una vez por alemanes. Además tendrán uno como aliado al principio de la película.
Es de esta forma como en su huida hacia Suiza, se verán inmersos sin quererlo y por equivocación, en una misión suicida.
También homenajea ligeramente a La gran Evasión, en particular al gran Steve Mcqueen y su carrera en la motocicleta huyendo de las balas alemanas, aquí protagonizada por un gracioso con bigote.
No se puede negar que como película bélica no llega al mínimo de rigor histórico aceptable para ser valorada como un titulo a tener en cuenta, al margen de que como comedia bélica esta llena de bastadas y sobradas por todos lados. Pero tampoco se puede negar que si se ve sin reticencia alguna, llega a entretener con sus continuos tiroteos y sus situaciones de gran hilaridad, proponiéndoselo en unas y sin proponérselo en otras tantas.