La botella está en medio del plano, justo entre Bogart y Bergman. Un símbolo claro: ella no le dijo que estaba casada y él se refugió en el alcohol. La botella centrada representa la frustración y degeneración de Bogart. Si la botella estuviera descentrada significaría que Bogart se tomó con deportividad el engaño de Bergman.
La simetría es una perfección que ha sido buscada en el arte desde tiempos inmemorables. En pintura, escultura, fotografía y cine, la simetría es un ideal muy perseguido por los directores, una forma especial y única de componer el espacio.
En concreto, la simetría central, aquella que parte del punto medio es la más difícil de conseguir, pero también la que más inquieta. Este tipo de patrón nos provoca desasosiego por la repetición de patrones a un lado y a otro del punto de fuga, creando un efecto de espejo.
La simetría es uno de los elementos claves en el canon de belleza clásico. Por lo tanto, no es extraño que las películas, como cualquier otra manifestación artística, lleguen a presentar este elemento repetidas veces en su propia manera. Ahora, hay directores de cine que adoran usar este elemento, Wes Anderson siendo uno de los más reconocidos por esto.
Ahora, ¿por qué se usa tanto esta simetría? El profesor Louis Thonsgaard de la Universidad de Aarhus dice que “organizar materiales de esta manera [simétrica], transmite un sentido de unidad a través de la repetición de uno o más elementos.” Esto puede explicar un poco por qué las películas deciden utilizar este recurso. Es algo instintivo, de cierta forma. Los directores quieren que sus películas se vean bien al ojo humano, una manera de hacer esto es mediante el uso de la simetría, ya que, el uso de ésta transmite ciertas sensaciones, he ahí que la simetría sea un aspecto importante del ya mencionado canon de belleza. Hay otras razones para usar este recurso. Directores como Stanley Kubrick utilizan la simetría para proporcionar perspectiva, creando una reacción psicológica en la audiencia de incomodidad, lo cual se ilustra muy bien en su película “El Resplandor”.
La simetría manipula las emociones del espectador de cine
Los domingos son perfectos para recuperar clásicos del cine. Películas muy conocidas pero raras en las programaciones de las cadenas empeñadas en recuperar éxitos ochenteros o telefilmes alemanes. Un Hitchcock, un Stanley Donen o un Minelli son en principio buenas elecciones, sin descartar a otros directores. Por más que se haya visto un clásico es una experiencia satisfactoria. Además, cada vez se descubren detalles antes inadvertidos. Es lo que me ocurrió la sexta o séptima vez que vi Con la muerte en los talones.
El argumento es bastante conocido, pero recordemos este momento: Cary Grant es secuestrado por los malos y obligado a tomar alcohol para que el «accidente de coche» parezca un accidente…
La escena no tiene tanta violencia como la de una producción contemporánea, pero desasosiega. Hitchcock se ha cuidado de que nuestros ojos se centren en el vaso y el chorro de alcohol. Estos elementos ocupan el centro del pantalla. Si el vaso estuviera en otro punto del plano no pasaría inadvertido o quizá sí, pero parecería menos peligroso. El vaso está centrado para captar nuestra atención como una cucaracha plantada ante nuestros ojos.
La degradación del encuadre
El cine que surge después de los 70 impone el montaje con planos breves tanto en los diálogos como en las escenas de acción. La simetría pierde importancia. No extraña que llamen la atención del público aquellos directores que dan importancia al encuadre y la simetría como parte de la narración. Mientras que unos directores crean desasosiego en el espectador a base de grabar y montar trocitos, otros, los menos, la crean con la quietud de la cámara y el orden. (Por supuesto hay que saber cuándo mover la cámara y cuándo dejarla quietecita). A continuación hablamos de algunos de los directores que tienen la simetría como sello personal.
En conclusión, la simetría es otro más de los recursos cinematográficos que tienen disponibles los cineastas para transmitir y generar una conexión psicológica o emotiva con su audiencia, por lo cual, es importante saberlo identificar, no solo como creador, sino como espectador.