Textura fílmica: Rambo (1985)

Textura fílmica: Rambo (1985)

Textura fílmica: Rambo (1985)

Existen películas cuya textura no solo define un género, sino que imprime en el imaginario colectivo una sensación indeleble. Rambo: first blood part II (1985) es una de esas obras. En sus 90 minutos de metraje, Sylvester Stallone no solo reafirma su presencia física como un coloso del cine de acción, sino que transforma la pantalla en un lienzo de sensaciones táctiles, cromáticas y emocionales que trascienden su aparente simpleza narrativa. Textura fílmica: Rambo (1985)

Textura fílmica: Rambo (1985)
Textura fílmica: Rambo (1985)

El filme abandona intencionadamente cualquier pretensión de realismo político o histórico. No se trata de reflexionar sobre las secuelas del Vietnam, sino de proyectar un nuevo lenguaje cinematográfico. Este lenguaje, donde la acción desplaza al guion, se siente táctil: el ruido sordo de los helicópteros, el chasquido de las flechas y el peso palpable de las armas configuran un universo sonoro que apela más al instinto que al intelecto. La experiencia de Rambo no es solo visual, sino inmersiva, con una capacidad para evocar sensaciones que lo sitúan como precursor de una nueva forma de «cine sensorial». Textura fílmica: Rambo (1985)

Textura fílmica: Rambo (1985)

La narrativa, sin embargo, no busca profundidad. Es un vehículo para la figura de John Rambo, y Stallone entiende esto con una precisión casi matemática. Su cuerpo, preparado con rigor extremo, se convierte en una escultura viviente, un himno al físico como símbolo absoluto del poder cinematográfico. Es inevitable pensar en los héroes de la épica clásica; Rambo, como Aquiles, no necesita justificación moral, solo acción. Textura fílmica: Rambo (1985)

En definitiva, Rambo no se explica desde la razón, sino desde el impacto sensorial. Es fuego y selva, sudor y sangre, calor y movimiento. Una obra que, al igual que su protagonista, no busca ser entendida, sino sentida. Y en su textura ardiente y febril, encontramos una de las definiciones más puras del cine de acción, un género que a partir de entonces no volvería a ser el mismo.