La mayoría de nuestros lectores desconocerán que entre principios de los 70s y mediados de los 80s nació un héroe de acción europeo llamado Jean Paul Belmondo, era un hombre de aspecto rudo capaz de realizar las escenas de acción sin doble alguno. Fue el antecesor de Sylvester Stallone, Arnold Swcharzenneger o Tom Cruise, una especie de Clint Eastwood francés que se convirtió en icono y referente tanto de los policíacos más noir como de los inicios de las pubertinas Action Movies. Ahora 40 años después, Francia presenta al sucesor de Belmondo bajo el nombre de Alban Lenoir.
Pero claro, los tiempos han cambiados, si Belmondo llegó en la prehistoria del cine de acción, en aquellos primeros años que darían origen a la época dorada del género, Lenoir lo hace en su ocaso o más bien en su extinción tras que directores como Michael Bay o productos como Fast & Furious decidiesen acabar con todo el adn puro que el cine de acción de los 80s había heredado del polar de los 70s.
Y aquí está la cuestión, el lugar donde nace la saga ‘La Bala Perdida’ es Francia, el pais que dio obras como El Marginal, El Hombre de Río, Borsalino, El Animal, Pánico en la ciudad y un sin fin más de películas de acción donde los personajes, la trama y la tensión, eran la base por la que mover la acción, es decir, es el paritorio de Melville y su Samurai.
De este modo Guillaume Pierre coge las tendencias actuales como Fast & Furious para tamizarlas bajo el sello francés, de ahí que un Renault 21 sea la metáfora perfecta para dejar claro que Francia no tiene que temer al cine norteamericano y que Francia puede ganarles en su propio terreno. ‘La Bala Perdida’ es ya una saga que consta de dos entregas hasta ahora, dos entregas que se convierten en lo mejor que el cine de acción ha dado en los últimos 10 años. Dos películas que ridiculizan tanto a Fast & Furious como a John Wick y que dicen al mundo y sobre todo a los neonatos del séptimo arte, que el cine de acción nada tiene que ver con el cine circense, que John Woo no fue un impulso para el cine de acción en occidente sino un veneno que los destrozó. Lo mejor es que está declaración de intenciones de Guillaume Pierre se ejecuta bajo Netflix, salón recreativo de las nuevas generaciones que se han encontrado sin quererlo ante un producto que les dice que todo lo que estaban viendo en términos de cine de acción era un esperpento hortera que debe desaparecer por el bien de todos.
En definitiva nos encontramos con una obra de acción clásica en su base pero moderna en su puesta en escena. ‘La Bala Perdida’ posee acción de forma racional, posee personajes femeninos de forma racional, posee persecuciones espectaculares de forma racional, combates de forma racional y otros aspectos que de forma racional deberían estar en todas las películas de acción como son, una trama interesante; unos personajes de altura con pasado, presente y futuro; y una solidez visual que conformen una geografía propia que la hagan pertenecer a ese lado de la frontera llamado cine y no a ese otro llamado televisión.