Estábamos a mitad de la década de los 80s, cuando ‘Runaway, brigada especial’ empezó a hacerse hueco en las charlas de patio del colegio. Sin duda la idea que contaba y como ocurrían era algo más que interesante para aquellos primeros jóvenes que buscábamos algo más en lás películas. Su carátula también era especialmente atractiva y el logo de RCA/Columnia Pictures nos aseguraba una calidad que no poseían el resto de producciones baratas de ciencia ficción normalmente llegadas de Italia que jugaban a molar en la portada y disgustar en su interior. Además el cartel de siempre alquilada ayudaba mucho a que esta cinta fuese una de los peces gordos de aquellos años junto a Terminator, Alien y compañía. ¿Pero que tal ‘Runaway, brigada especial’ en 2024?
Pues aquí empiezan los problemas. Hay que reconocerle a Michael Crichton que 40 años después la temática empieza a ser real, de nuevo Michael Crichton acertó el futuro. Con unos robots domésticos en casa, lease «Roomba/Conga» o similar y el auge increible de las Inteligancias artificiales, lo que se plantea en la película 40 años después es más que creible así que por ese aspecto la obra funciona igual que en su día. En el meollo central de su guión en cambio no pasa de ser una correcta cinta de policía en busca del susodicho psicópata con máscara de thriller futurista. Su historia ha podido ser vista infinidad de veces y no hay sorpresas o giros inesperados, de esos que pueden hacer que des un vuelco en el asiento. Sin embargo, no hay que olvidar que estamos ante una cinta de 1984, donde no existía un Seven, un Sospechosos Habituales o un Memento, es decir, cintas que han condicionado muchísimo la manera que tenemos de acercarnos a este tipo de películas. Por eso hay que contextualizar el filme. Haciéndolo, nos encontramos ante una muy película de entretenimiento, que se ve con cierto agrado, disfrutando de unos efectos especiales que, hasta hoy en día, nos parecen más que notables (¡si hasta salen unas arañas cibernéticas al estilo de Minority Report!); unos movimientos de cámara insospechados para la época en producciones de renombre a lo Sam Raimi y unas buenas interpretaciones, destacando entre ellas la de Tom Selleck, un buen actor que, en mi opinión, no ha tenido una carrera de acorde a su talento.
En su momento fue todo un hit. Y con toda justicia e incluso la peli hace un guiño al ‘Vértigo’ de Don Alfredo.
Entonces ¿qué puede tener de negativo está película? Pues sencillamente que a todo lo dicho hay que sumarle que la película tenía una fuerte tendecia o idea de ser también una cinta de acción de esas que empezaban a florecer por aquellos años. No nos engañemos, en los patios colegios no hablábamos de las interpretaciones y de la capacidad de Michael Crichton de acertar el futuro. En el colegio habálamos de la escena final del ascensor, de la persecución en coche o de la escena del rehén con pañales. Por supuesto las balas dirigidas eran otros de los fuertes de la cinta y es aquí, donde Michael Crichton hace aguas por todos los sitios y donde la película no aguanta el paso del tiempo. Por concretar, hoy día la escena del ascensor es una oda a lo ilógico (que esto no debería ser tan malo) pero sobre todo a la mala dirección en el terreno de las escenas de acción y suspense. ‘Runaway, brigada especial’ hubiese necesitado de un especialista a la hora de rodar las tres grandes set pieces de acción que posee, y un poco de fuerza en la construcción del villano quizás así, hoy día ‘Runaway, brigada especial’ pudiese ser considerada como una de las grandes películas de videoclub de aquellos años como le ocurre a ‘Terminator’, ‘Alien’, ‘Mad Max’, ‘La Cosa, ‘Atmósfera Cero’ o ‘Robocop’ por citar algunas. ‘Runaway, brigada especial’ no está en esa mesa ni de lejos. ¿Es mala? No ¿Es buena? tampoco.