¿Se puede hacer peor un remake? No ¿Se puede adaptar una novela de peor forma? No ¿Se puede buscar un casting tan absurdo? No ¿Se puedo tocar tanto los huevos al espectador? No lo se…
Sabéis que cuando me enfrento a una película de esas absurdas, ridículas, pueriles, mal montadas, mal dirigidas, mal interpretadas y de factura técnica pauperrima, no suelo hacer un crítica normal sino más bien una brevísima reseña para denunciar que algo como esto se pueda llevar a cabo. Muchas veces esto ocurre con obras originales lo que suele ser menos dramático pero, en el caso de esta que hoy nos ocupa, hablamos de un remake o más bien, una nueva adaptación literaria de una novela que dio origen a una de las mejores películas del cine francés, ‘El Salario del miedo’ de 1953, y a una de las mejores películas de los gloriosos años 70, ‘Carga Maldita’ de 1977. Con dos tan grandes adaptaciones era difícil conseguir algo a la altura pero, una cosa es no acercarse a las dos primeras adaptaciones y otra muy distinta es reirse del espectador que es lo que hace está producción de Netflix.
Su director el cual no voy a nombrar, su guionista el cual tampoco voy a nombrar y la producción de Netflix más TF1, consiguen lo imposible, hacer una «película» donde todo está mal. La dirección y su montaje, son vergonzosos, con escenas que sobran y escenas que faltan, además los racord o más bien los saltos de escenas, son de los que rompen el visionado, algo que solo se ve ya en cortometrajes amateres. El nuevo guión es de juzgado de guardia con sinsentidos continuos y con una total burla e ignorancia a los puntos fuertes de la novela que tan bien se supieron llevar al cine en las dos adaptaciones anteriores. Que escenas como la de mina lapa donde los dos hermanos se cruzan las manos, consiguen pasar cortes hasta llegar al montaje final, nos dice que solo ha habido idiotas en esta producción y perdonen el insulto pero es que hay veces que insultar, es menos grave que reirse de la gente.
Los actores para colmo rozan de nuevo el ridículo, incluso Alban Lenoir, el nuevo Belmondo que tan buena carrera llevaba hasta la fecha, aquí está fuera de lugar mal dirigido y con cara de «donde me he metido». Y acabamos con el plano técnico en una película de 2024 que está a millones de años luz de una que se hizo en 1977 y otra que se hizo en 1953. Señores si esto que se muestra en pantalla es el nuevo cine, no lo quiero. Metánselo en el culo señores de Netflix.