Culto es toda película que en el momento de su estreno es destrozada por público y crítica y tras el paso del tiempo consigue alcanzar el estatus real que le corresponde. Cazafantasmas de 2016 todavía no ha conseguido alcanzar el estatus real que le corresponde pero, su calidad es tan alta que no hay duda que antes de una década, saldrá algún crítico de renombre (no es mi caso) y le otorgará el rango que merece.
Y es que Cazafantasmas de Paul Feig es el reboot casi perfecto de lo que fue uno de los grandes clásicos de los 80s y decimos casi perfecto porque su único gran error (muy gordo eso sí) es, querer ser un reboot en vez de una continuación.
Reboot significa acabar con el original para empezar algo nuevo y nadie quería acabar con los Cazafantasmas originales sino darles una continuación. El que Bill Murray, Dan Aykroid y Ernie Hudson apareciesen en la película haciendo roles distintos a sus famosos personajes era como decir al público que estos no habían existido y que ahora los Cazafantasmas eran las estrellas principales del Saturday Night Light actual y este fue el error ya que, la película como obra independiente es una auténtica delicia. Las cuatro Cazafantasmas interpretadas por reinas del SNL del 16, al igual que los Cazafantasmas eran interpretados por los reyes del SNL del 84, consiguen ser un semiclon casi perfecto de los originales teniendo su propia personalidad adaptada a la época pero manteniendo el tono cómico justo, de hecho es el personaje de nuestro querido Thor el que más acusado tiene el tono excesivo de comedia, no olvidemos que el éxito de la película del 84 fue el tan bien equilibrado tono de comedia, acción y terror. Y esto lo mantiene de forma perfecta la versión de Feig la cual consigue elevar el listón visual a una nota más que sobresaliente donde los colores habituales de la película digital se ven y se sienten de maravilla gracias a la calidad de las filmaciones actuales. Los efectos visuales también alcanzan el sobresaliente y hay que reconocer que mejoran a los del filme original, pero lo mejor es esa dirección de arte que nos hace estar ante una película de 2016 pero con toda la esencia visual de 1984 a excepción de la textura de la filmación digital, pero esto ya es un problema endémico de las nuevas cámaras digitales en altísima resolución.
En definitiva la película de 2016 es una comedia de acción que roza el sobresaliente donde el apartado visual es redondo tanto en términos como de homenaje como en los de nueva aportación, que los nuevos personajes también alcanzan un notable alto y que sólo posee el error de adelantarse a su tiempo en términos de MeToo y no darse cuenta que los personajes originales deberían haber dado un relevo a los nuevos en vez de fulminarselos.