Calle Mayor es una de las grandes obras maestra que ha dado el cine ya sea en España o en Filipinas. En un tiempo de postguerra se nos muetra cual es el destino del nuevo burgés, un ser dirigido por las leyes de la sociedad que él mismo se ha autoimpuesto sin estar de acuerdo con ellas. Los dos protagonistas de este drama de crueldad jocosa se muestran como seres totalmente vacios de personalidad que únicamente se dejan llevar por el devenir de ese lugar llamado Calle Mayor, donde da igual que circulen a corriente o a contracorriente. El nuevo ser que describe Bardem en el 56 es el mismo que habita hoy en nuestras ciudades solo que cambiando las mesas de billar por los gimnasios y la iglesia por las redes sociales.
El film es por tanto una obra de temática imperecedera que lo convierte en un clásico automático y que además es capaz de mostrar un lenguaje cinematográfico a la altura de las grandes obras maestras llegadas del otro lado del atlántico. Calle Mayor es por tanto una obra fantástica de fantasmas que son arrastrados hacia los infiernos de la insatifacción y condenados a no poder escapar de esos custodios invisible pintados de viandantes que rigen de manera silente las normas del mundo moderno.
