Deadpool es claramente el film de superhéroes más adulto de la última hornada pero cuando decimos adulto, nos referimos únicamente a que es capaz de poner en escena una dosis mayor de sexo y violencia. En el resto de cosas Deadpool es una tonterías más para adolescentes con las hormonas a flor de piel pero que eso sí, divierte como él sólo. Aún así, lo importante de hoy es sencillamente su protagonista, ya que tenemos los primeros Erogramas de Morena Baccarin en la obra de Marvel.

 Os dejamos los al final, después de recordaros la crítica del film:

Deadpool es la primera sorpresa de 2016. Tras fracasos como el reboot de Los 4 Fantásticos o la fría acogida de Ant-Man, el subgénero de los superheroes parecía demostrar un cierto cansancio entre el público más voraz. Por eso, Deadpool sonaba a nuevo fracaso o al menos, a acogida muy tibia comparado con las grandes sagas del género, pero, no ha sido así, Deadpool se convierte en la producción +18 más taquillera en su estrenó de toda la historia.

Ahora, una vez comunicado el éxito rotundo de Deadpool en taquilla venimos con la cantinela habitual de que éxito de público y calidad no siempre van de la mano pero ¿y esta vez?
Tim Miller, el directo del film, ha llevado a escena el que posiblemente sea el héroe más salvaje, amoral o incorrecto de los vistos hasta ahora. Fue creación de Marvel, bajo cuyo sello nos llega ahora la película, y saltó a la vida pública como copia descarada de otro superhéroe de la competencia (DC Comics), a quien llamaban Deathstroke. Dicha copia desvergonzada se manifiesta con las características de ambos personajes e, incluso, con la estética de ambas historietas. El nombre real de Deadpool es Wade Wilson, mientras que el de Deathstroke es Slade Wilson.
Deadpool, la película, intenta ser resumen de los hechos que convierten a Wade Wilson en superhéroe. El filme salpica esa su trama con muy repetido humor para darnos el diseño del personaje y agrega un melodrama con una historia de amor más bien insulsa, pero eso sí, cargadita de sexo. Y es que, quizás está sea una de las claves de Fox, querer luchar con los inalcanzables éxitos de Warner DC y Marvel Disney a base de un producto diseñado bajo una etiqueta roja, es decir, como esas series de comics que llevan una marca de color que nos avisan que estamos ante un cómic para adultos algo que en cine, aún no habíamos podido ver. Por eso, Fox, tras el fracaso de sus últimos intentos, no tenía nada que perder y aunque etiquetar un film de este estilo con un +18 le quitaba una gran parte del público potencial, no dudaron en arriesgarse y la jugada les ha salido redonda. Aunque Fox ha dejado fuera a todos los niños o teenagers que llenan las salas el día del estreno, ha conseguido que esos otros teenagers +18 vean mucho más atractivo un producto que parece ir destinado a \»mayores\» y ya sabemos que a esas edades, esto es muy importante.

Así podemos decir que quizás este es el mayor logro del film ya que yendo directamente a los terrenos del cine el resultado no ha sido igual de acertado. Nos encontramos con cine sin exigencia alguna, con un guion repetitivo en todo (hasta con sus diálogos) para estimular el gozo fácil del público. El filme hace constante referencia a otras tantas películas semejantes para, así, mantener su gancho con el auditorio pero, se remacha en exceso: es redundante.
El humor también se muestra de manera reiterada mediante el lenguaje chabacano y es recurrente con la genitalidad masculina, donde la mujer es relegada a los caprichos del hombre. La acción es un rejuntado de lo mismo: aquí todo se repite y repite siempre con poca coherencia interna del relato.
Las actuaciones pecan de lo mismo: son iterativas o machaconas en demasía, por culpa de personajes que solo hacen y dicen lo mismo. Es cine autorreferencial al cansancio y Marvel no se cansa de mirarse al espejo. Lo peor de este filme es que lo vulgar y escatológico aparecen como expresiones falsas de lo “rupturista” y de lo “provocativo”, para agradar a un gran público acrítico y eso es demagogia en el manejo de los conceptos.
Además, Deadpool también de forma repetitiva decide romper la cuarta pared para entrar en un terreno donde el clasicismo marcado por las obras de Nolan para Warner o nombres varios para Disney, desaparece, lo que hace que el film entre más en la línea de obras como Kick-Ass que en la fauna habitual de superhéroes clásicos incluido los mutantes de FOX. Lo curioso es que mientras que en el film de Matthew Vaughn (Kick-Ass) ese espíritu rebelde y gamberro se veía como algo modesto, natural y propio de la obra, aquí acaba resultando un poco superlativo y más afincado en el caca-culo-pedo-pis de risa fácil para las mentes planas que otra cosa. Donde en la obra de Vaughn veíamos pluma ácida, en la de Miller vemos a un guionista de Telecinco. En una veíamos sutileza de ideas y en otra, simpleza de lo grosero.

Pero aún así y tras este duro párrafo que nadie se lleve a engaños ya que, Deadpool es un trabajo muy interesante en la mayoría de sus apartados, un trabajo valiente y con un enfoque muy distinto al habitual, una obra posiblemente fundacional que se adelanta a los gamberros de Suicide Squad como obra clave de la transgresión en el cómic fílmico. Lo único es que quizás un estreno en la época de la movida madrileña le hubiese dado ese aire de pureza y naturalidad que hoy día en cambio se puede llegar a ver como un simple postizo afincado en el morbo habitual que llega demasiado tarde para escandalizar en vez de avergonzar.

Erogramas de Deadpool de Marvel