Mad Men es posiblemente para Cinematte el mayor clásico que ha dado la televisión. Ahora regresa de nuevo gracias a HBO España y creemos que es un momento perfecta para revisitarla o para verla todos aquellos despitados que aún no hayan disfrutado de esta gran y única joya. Para animaros a esto, os dejamos con nuestra retrospectiva del serial.

Antes de nada, dejar una cosa clara, como ya hemos dicho, posiblemente estamos ante la mejor serie jamás realizada hasta la fecha. Por lo tanto ya podéis adivinar que teníamos muchas ganas de hablar de esta odisea y tributo a la creación de la nación más importante del mundo.

Crítica y análisis de la gran obra del siglo XXI
1) MAD MEN RETROSPECTIVA

Definición

Definir esta serie es difícil. En la teoría hay dos tipos de series, las autoconclusivas y las continuadas. Las primeras, lo tenemos claro con ejemplos como CSI, episodios que abren y cierran una trama en el mismo capítulo; las segundas mantienen un arco argumental durante una temporada como, por ejemplo, Juego de Tronos. Pues bien, ahora tenemos un nuevo estilo aún sin definir y es donde debemos situar a Mad Men. Sus episodios no sólo no abren y cierran una trama, sino que tampoco lo hacen con las temporadas por lo que casi podríamos definir esta serie como la película más larga jamás contada.
La serie de Matthew Weiner es un conjunto de teselas que debemos juntar a modo de mosaico. Un pequeño detalle en el episodio tres de la primera temporada puede repercutir y reaparecer en el octavo de la segunda, por eso Mad Men es como la vida misma, una pequeña o gran historia que habla de nada concreto pero de todo en general. Por eso suponemos que Mad Men únicamente nos revelará su historia real el día que termine.

Ecos

En 2002 Todd Haynes estrenaba una de las mejores películas de toda la década, nos referimos al film Lejos del Cielo. En ella se rememoraba el cine de Douglas Sirk pero tamizado bajo el prisma del cine actual donde esas perfectas y preciosas parejas del American Dream de finales de los 50, ahora escondían secretas pasiones y oscuros deseos mucho más cercanos a la realidad de la que nos contaban en su momento. La homosexualidad, el amor libre, las mentiras o la mezcla racial se trataban con total libertad como eje principal del relato. Pues bien, en Mad Men Matthew Weiner retomó esta idea pero llevándola un paso más allá gracias a su formato serial.

Glamour y realidad


En el tercer episodio de la serie, Betty Draper, la bella, estilosa y perfecta esposa de Don Draper interpretada magistralmente por January Jones, se queda como canguro de los niños de sus vecinos. En un momento puntual del episodio tiene esa necesidad de evacuación que todo ser humano siente cada poco tiempo. Mientras se encuentra en el baño a mitad de sus necesidades, el pequeño hijo voyeur de su vecina entra en el aseo con actitud poco inocente y, en ese momento, a la glamurosa Betty no le queda más remedio que avanzar hacia la puerta para cerrarla y proteger su intimidad. Con este golpe de guión Mad Men se atreve a mostrar la realidad de un momento donde la joven Betty luce perfecta con su tocado y su preciosa falda de vuelo pero donde, al mismo tiempo, debe caminar a modo de pato con sus bragas a mitad de piernas y sofocada por la violenta situación.
Y este es el \’American Dream\’ de Mad Men. Aquí no es oro todo lo que reluce, aquí los ceniceros están llenos de ceniza, los Cadillac se aboyan y los personajes también evacuan sus necesidades aunque, eso sí, todo siempre bajo un imponente, lujoso y metafórico rascacielos de cristal.

El hombre y el nombre

Don Draper, su protagonista, es un misterio en sí mismo. En la propia cabecera lo vemos como una silueta negra cayendo al abismo, de ahí que Draper sea un fantasma, un reflejo de la cultura de una época expresado a modo de símbolo fundacional como ya ha ocurrido con otros tantos personajes que habitan en nuestro televisor.

Serie de series, narrativa y clase


Narrativamente, Mad Men es un prodigio y un ejemplo a seguir. Su base es contar el retrato de un país bajo la piel de un grupo de personajes, los Mad Men (hombres de negocios de Madison Square en la década de los 60). Lo grande de Mad Men es el uso del formato televisivo para crear una gran película de metraje infinito. En un episodio en concreto, Don Draper acaba siendo pillado en una de sus infidelidades por su más temible rival, el cual, como buen villano, no dudará en chantajear a nuestro protagonista. Sin embargo, lo que en cualquier serie podría ser el hilo argumental o McGuffin de toda una temporada, en Mad Men dura un solo capítulo y es porque Mad Men no necesita trucos. La serie de Matthew Weiner es una fuerza de la naturaleza narrativamente hablando; en Mad Men no pasan cosas fuera de lo normal, pero lo cotidiano se convierte en excepcional gracias a la mano de sus guionistas, a su perfecta y preciosa puesta en escena y a la magnífica actuación de todos sus intérpretes. En definitiva, Mad Men es la serie de AMC que a HBO le gustaría emitir.
Mad Men al desnudo | Crítica y análisis de la gran obra del siglo XXI

2) ANÁLISIS DE CAPÍTULO COMO EJEMPLO

Una vez realizada esta pequeña retrospectiva, nos gustaría mostrar un ejemplo de las cualidades de esta obra. Para ello hemos decidido realizar un pequeño estudio o análisis del primer capítulo de la 5ª temporada, ya que en él se concentran algunas de las virtudes más importantes de esta obra, es decir, la continua evolución y los grandes detalles visuales que contiene una de las producciones cinematográficas más grandes de la historia.

ESTUDIO DEL 1º CAPÍTULO DE LA 5ª TEMPORADA (LITTLE KISS)

La oscuridad que teñía la mayor parte de la 4ª temporada convirtiéndola por derecho propio en la más trágica, triste y oscura hasta la fecha ha finalizado, Mad Men es un ente vivo en completa evolución y este \’Pequeño Beso\’ es el ejemplo perfecto de ello.

Comparar los primeros capítulos de Mad Men donde disfrutamos de la luz, la elegancia y las tonalidades melosas del American dream, con la estética tenebrista de las vacías, frías y oscuras estancias de hotel de la 4ª temporada es más que interesante. Pero al final de esta veíamos que la esperanza llegaba de nuevo a la vida de Draper, una nueva luz se encendía en su interior y la malsana relación Dick/Don parecía llegar a su fin. El primer episodio de la quinta temporada, un capítulo doble llamado \»A Little Kiss\», confirmó que esta serie no se iba a estancar arrancando con un magnífico \»nuevo\» Mad Men.

Mad Men pegó un giro radical; aquel primer episodio confirmó que el rumbo había cambiado tanto para la serie en general como para Don Draper en particular. No sabemos si la entrada del actor Josh Hamm en la producción tendría algo que ver con este cambio tan radical de su personaje ya que, aunque pensamos que la figura de Weiner es demasiado importante como para dejarse influir, también tenemos claro que sin el actor que da vida a Draper la serie no sería lo que es. Así que, tanto si fue una nueva estrategia comercial o algo ya premeditado por su creador, lo cierto es que en aquel primer episodio se notó una mejora palpable en la figura de Draper. La cuarta temporada lo convirtió en un ser deleznable en muchos aspectos, un apuesto antihéroe que se distanciaba del público tanto del de dentro de la pantalla como del de  fuera. Ahora en cambio, pequeños detalles como un Draper jugueteando detrás de una columna o volviendo a casa antes de hora para consolar a su esposa, dejaban entrever un nuevo Don, un personaje mucho más mundano, cercano y capaz de ruborizarse ante el resto de los mortales.

Pero donde de verdad había llegado la luz y el color era en su puesta en escena y dirección de arte. Los 60 estaban llegando a su fin por lo que bienvenidos fueron los luminosos primeros indicios de los 70.
En \»A Little Kiss\» veíamos un aumento de la luz, notábamos la multiplicación del color, ganábamos en espacios abiertos y veíamos por fin aparecer la bendita minifalda. Aunque tan solo había pasado un año desde el final de la última temporada, a vista del espectador parecía que había transcurrido una década. El vestuario se transformaba sobre todo en las féminas, los peinados se volvían más atrevidos, los complementos como las gafas cambiaban y los sombreros empezaban a desaparecer. Es curioso observar como Joan, la gran diva sensual hasta el momento, parecía ahora fuera de época convirtiéndose así en un prototipo de belleza del pasado. Los nuevos tiempos estaban llegando y no todos sabían adaptarse.

Pero es sobre todo la casa de Don la que mejor reflejaba todo este cambio. Era el lugar clave de este primer capítulo, la modernidad, la luz y los espacios quedan perfectamente ubicados siendo el  reflejo perfecto del cambio que se estaba produciendo en los personajes. En este espacio es donde tiene cabida la escena clave de ese \»Pequeño beso\», nos referimos a la fiesta sorpresa del 40 aniversario de Draper, leitmotiv principal junto al regalo sorpresa de su esposa que da título al capítulo.

Es curioso ver ahora y a toro pasado como la canción en francés (Zou Bisou, Bisou) que Megan dedica a Don y que altera a todo el personal al entenderla estos como un signo de modernidad y referente cultural, era realmente un trampantojo de una mal entendida modernidad foránea. Ya que la realidad nos decía tiempo después, que aquellos neoyorquinos aparentemente conservadores, esos hombres y mujeres de Madison, estaban gestando el periodo en que su ciudad y sus ciudadanos robaban poco a poco y sin darse cuenta, el símbolo de modernidad y de capital del mundo  que hasta entonces poseía la capital francesa.

Pero una vez más y siendo fiel a su guión, Mad Men no se conformaba únicamente con hablar de sus personajes. Menciones al black power o la incipiente libertad sexual eran algunos de los indicios de eso primeros cambios que se estaban produciendo en un país que se convertiría sin darse cuenta en el eje de la economía, la cultura, la moda y del propio mundo. Como ya hemos dicho en la retrospectiva inicial, este telón de fondo siempre ha estado presente en la serie mosaico que narra la historia de la \»mayor\» nación del mundo.

La oscuridad que rodea al antihéroe sólo muestra una puerta al color: \’El sexo\’