La sinfonía visual de la liberación: Sucker Punch como un musical no comprendido

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Zack Snyder irrumpió en el mundo del cine cautivándonos con su ópera prima en el género del terror, El amanecer de los muertos. Posteriormente, nos ofreció su visión estilizada del péplum con la célebre 300, consolidando su distintiva impronta visual. Más adelante, incursionó en uno de los géneros más en boga, el de los superhéroes, con su adaptación de Watchmen, para luego adentrarse en el universo de la animación con Ga’Hoole: La leyenda de los guardianes. Hasta el momento, su trayectoria ha culminado en otro de los grandes géneros clásicos: el musical.

Las mutilaciones en la mesa de montaje casi nunca suelen ser sensatas, pero hay algunos casos donde este, digamos, acto delictivo destroza totalmente la impronta, la idea y el corazón de la obra. Tenemos por ejemplo el caso del Alien 3 de David Fincher, donde tuvimos que esperar a la versión del director editada en DVD para poder apreciar justamente la obra y la idea que tenía David Fincher sobre esta franquicia.

Pues bien con el último trabajo de Zack Snyder tenemos un caso parecido; aunque en la versión estrenada en cines podíamos adivinar un poco la idea planteada por Snyder en esta película, no es hasta la edición completa en DVD cuando se puede confirmar a qué género pertenece realmente este trabajo y, como decimos en el título, no es ni más ni menos que un curioso musical, que sirve para ampliar ese amplio y dispar abanico de géneros que Zack Snyder está completando en lo que aún podemos definir como inicios de su carrera.

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Por simple curiosidad he estado mirando en qué género catalogaban este film en los diversos medios de comunicación de la red. La película se mueve según el medio entre la aventura, la acción o el fantástico y, en mi opinión un fallo clamoro quizás debido a su mutilación en la sala de montaje,  o quizás que cada día es más difícil poder ver medios periodísticos o informativos comprendiendo el fondo y la esencia de la obra que comentan.

A continuación vamos a detallar el porqué Sucker Punch debe ser considerada como un musical, realmente un musical extraño, pero en el fondo, a pesar de su aspecto que lo aleja totalmente de los cánones, sigue guardando la estructura y los tiempos de lo que todos conocemos como musical.

SE ABRE EL TELÓN Y APARECE EL ESCENARIO

La película empieza con esta secuencia: un escenario teatral donde se abre el telón y empieza la función. Snyder nos avisa de que lo que vamos a ver no es real, el film nos habla sobre lo real y lo irreal, sobre lo que nosotros y nuestra mente somos capaces de crear, construir y conseguir, así que estamos hablando de una película que habla de la ficción dentro de la propia ficción, dos planos paralelos que nos muestran dos mundos diferentes pero unidos al mismo tiempo, en definitiva, una especie de ruptura de la cuarta pared o de planteamientos sobre el metacine.

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COMIENZA EL MUSICAL

Esta es la escena clave para comprender exactamente cuál es la idea que Zack Snyder tiene sobre Sucker Punch. Lamentablemente para su autor, la escena quedó fuera en la mesa de montaje lo cual desvirtúa a primera vista el planteamiento y la estructura general de la obra.

Antes veíamos cómo la cinta se abría mostrándonos un escenario, pero no teníamos claro qué es lo que íbamos a ver sobre él. Aquí queda claro que no es una obra teatral clásica sino un musical; esta escena se convierte en uno de los cinco números musicales de los que consta el film y, claramente, en el único número musical canónico de todo el repertorio, ya que los demás son, más bien, números de baile muy en la línea de los musicales de Vincente Minelli o Fred Astaire, como por ejemplo Cantando bajo la lluvia, donde vemos que la fuerza recae más sobre las coreografías que sobre el musical, y esto es lo que ocurre en Sucker Punck,  un musical donde el lenguaje corporal lleva la voz cantante.

Esta primera escena además, ejerce de resumen y de apunte de lo que veremos en los restantes minutos de metraje, en concreto de las piezas musicales y así definir el género del film, un precioso conjunto de números musicales y coreográficos bajo un aspecto que no habíamos visto hasta la fecha.

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Un ejemplo donde vemos cómo este primer número es un pequeño índice y resumen de lo que nos espera a continuación.


En la parte izquierda vemos un fragmento de número-guía musical y en el derecho vemos una imagen de los futuros números a los que hace referencia.

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PRIMER NÚMERO MUSICAL: FUEGO Y HIELO

Este es el primer número musical de la película, un número donde las coreografías son la parte fundamental de la escena. Es como un intenso baile entre la protagonista y los enemigos a derrotar, con una gran fuerza en los movimientos de los mismos y una clara dualidad entre interior y exterior mostrada por el fuego y la nieve, la luz y la oscuridad. Snyder sigue marcando claramente la idea dual entre lo real y lo irreal, lo posible y lo imposible.

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Samurais que nos recuerdan en algunos momentos al famoso personaje de Carlo Collodi, posteriormente llevado al cine por    propio Walt Disney. Sucker Punch, El Musical según Zack Snyder

A TRAVÉS DEL ESPEJO

Esta es la escena clave y más trabajada de toda la película. La escena se compone de un travelling lateral de derecha a izquierda como vemos en las capturas. Conforme avanza la secuencia nos damos cuenta de que lo que creíamos real deja de serlo y se convierte en irreal y viceversa ya que, conforme gira la cámara, apreciamos que el punto de vista contemplado era pura ficción al encontrarse la cámara en un plano imaginario, es decir, detrás o, más bien, dentro del espejo, una situación totalmente intangible y fantástica donde lo real se transforma en algo parecido pero diferente e inverso en todos sus aspectos (ver apunte sobre el espejo en Ciudadano Kane). Al terminar el plano, vemos a Baby Doll entrar en escena reflejada en un espejo(aún dentro de la irrealidad visual) y en un último movimiento de travelling podemos apreciarla ya en su propio realidad(fuera del espejo), y donde en un precioso juego metafórico, volteará la pizarra mostrando y creando esos dos mundos paralelos que vamos y van a vivir a continuación.

TERCER NÚMERO MUSICAL: LA CAÍDA DEL DRAGÓN

CUARTO NÚMERO: FUSIÓN

Este número es una auténtica preciosidad y una demostración de que Zack Snyder es uno de los jóvenes con más talento y mejor técnica y capacidad visual de la actualidad. El elemento principal es un magnífico espectáculo en forma de plano secuencia digital de 2:35 segundos, donde todo es posible, donde los espejos y los reflejos sirven como elemento de refuerzo de la idea principal del film y como medio de lucimiento para mostrar uno de los mejores planos secuencia de los que he podido disfrutar en mi vida.

Además, la escena sirve de unión entre los dos mundos que estamos contemplando, una especie de fusión con la cual podremos apreciar que todo lo visto a priori no ha sido irreal sino real y que apenas hay diferencia entre lo que queremos y lo que podemos.

En conclusión, Sucker Punch se erige como una obra que, aunque rodeada de críticas y malentendidos, encierra en su núcleo la esencia de un musical peculiar, en el que la música no solo acompaña, sino que transforma y define la narrativa. Al igual que en las grandes producciones de este género, las canciones son las que realmente articulan la emoción, el conflicto y la redención de las protagonistas. La película de Zack Snyder, lejos de ser una mera exhibición de acción estilizada, invita a una reflexión más profunda sobre el poder de la música para expresar lo que las palabras no pueden. Es un musical visual, cargado de simbolismo y belleza, donde la armonía de lo sonoro y lo visual se funde para ofrecer una experiencia sensorial única. Quizá, en su momento, Sucker Punch no fue comprendida en toda su complejidad, pero el tiempo y el análisis revelan que, bajo su aparente superficialidad, esta obra es un canto a la liberación y la autodefinición, donde cada escena y cada nota resuenan con una fuerza y una poesía que solo un musical de verdadera envergadura podría ofrecer.

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