Durante una investigación el agente del FBI, Nick Davis, se infiltra en la familia yakuza Tendo, lo que le hará verse envuelto en una lucha entre mafias y agentes del FBI.
Película modesta, casi un telefilm, que aprovecha el resurgimiento del cine negro en los 90.
Una historia poco original, la del agente infiltrado, resuelta de modo sobrio, sin alardes, pero elegante.
Viggo Mortensen casi inmaculado, pero mostrando ya un gran carisma en pantalla.
Robert Foster en un papel secundario mostrando lo bien que le queda la cara de palo, algo que ha trabajado duro durante toda su carrera.
Y unos actores japoneses que cumplen su cometido, casi lo mejor del film.
Desde el minuto 20 sabes cómo va a terminar la historia, y eso baja las expectativas, pero al ser corta, se ve sin aburrirte demasiado.
Desde luego, si se compara con las obras maestras del género de los 90, (una historia del Bronx, uno de los nuestros, casino, incluso cosas que hacer en Denver cuando estás muerto) no le llega ni a la suela de los zapatos.