El espejismo de la crítica: Star Wars y el ciclo viciado de la alabanza efímera
En el vasto universo mediático contemporáneo, pocas sagas han ejercido una influencia cultural tan duradera y omnipresente como Star Wars. Sin embargo, en tiempos recientes, su legado se ha visto envuelto en una paradoja desconcertante: mientras los nuevos productos seriados de la franquicia son recibidos inicialmente con aplausos unánimes, conforme el entusiasmo se desvanece, la narrativa crítica parece mutar como una criatura mimética que responde más a intereses publicitarios que a un análisis riguroso o genuino.
La algarabía del estreno: promesas y espejismos
El patrón se repite con precisión galáctica: ante el lanzamiento de un nuevo serial de Star Wars, las webs especializadas —cuyos nombres no merece la pena mencionar, pues parecen ecos homogéneos de un mismo discurso— se apresuran a aclamarlo como “justo lo que necesitaba la saga”. Las primeras críticas, saturadas de superlativos, exaltan tanto las virtudes narrativas como las audacias visuales, con un fervor que trasciende la objetividad. Cada giro argumental es calificado de “valiente”, cada elección estética como “revolucionaria”. Pero en esta avalancha de hipérboles, resulta imposible no percibir el eco de un engranaje perfectamente aceitado por el aparato publicitario de Disney.
Esta etapa inicial no es solo un acto de crítica sino un espectáculo en sí mismo, un componente más del show mediático. Los análisis parecen construidos para formar parte del tráiler extendido de la serie, reforzando la narrativa oficial más que cuestionándola.
La marea baja: tibiezas y olvidos
Sin embargo, como en toda construcción efímera, la fachada comienza a desmoronarse. Conforme pasan las semanas y los cheques publicitarios dejan de circular, el fervor inicial se enfría, y con él, desaparece también el entusiasmo de las webs. Las alabanzas rotundas se transforman en tibios matices: lo que antes era “imprescindible” pasa a ser “correcto”; lo “revolucionario” ahora es simplemente “interesante”. En un acto de silenciosa deserción, las mismas plataformas que clamaban por la genialidad de la serie empiezan a relegarla a las sombras, sustituyéndola en sus titulares por la próxima tendencia en el calendario de estrenos.
Esta transición no es casual, sino reveladora: al desvanecerse el incentivo económico, la pasión desaparece como un holograma que pierde energía. En este vacío, los fans de Star Wars, más atentos y menos indulgentes, comienzan a alzar sus voces. Las redes sociales se llenan de críticas que señalan los agujeros narrativos, las inconsistencias temáticas y el agotamiento creativo de la saga.
El oportunismo de la segunda ola
Es entonces cuando ocurre el fenómeno más revelador: aquellas mismas webs que aplaudieron el producto en sus primeras semanas, ahora se alinean con el sentir popular. Con una agilidad casi cínica, ajustan su discurso, reniegan de sus propias palabras y empiezan a criticar lo que antes ensalzaron. La serie, que otrora era “el renacimiento de Star Wars”, ahora se convierte en “un paso en falso” o “una oportunidad perdida”. Este viraje oportunista no es más que una táctica para mantenerse relevantes dentro del debate público, una muestra de que la llamada crítica no es más que otro engranaje del espectáculo. la crítica: Star Wars
El ocaso de la crítica genuina
Lo que este ciclo pone en evidencia no es solo la falta de rigor crítico, sino la subordinación de la crítica misma a los intereses comerciales. La figura del crítico como pensador independiente ha sido reemplazada por la del propagandista complaciente, alguien que escribe para alimentar tendencias en lugar de desafiar narrativas. La profundidad analítica se ha sustituido por un lenguaje estandarizado, diseñado no para iluminar, sino para complacer.
La industria del entretenimiento, liderada por gigantes como Disney, ha encontrado en esta nueva crítica una herramienta ideal: ya no se trata de someter el arte a un escrutinio profundo, sino de garantizar que cada lanzamiento sea recibido como un éxito inmediato, al menos durante el tiempo necesario para cumplir con las cuotas de visualización o suscripción.
¿Un horizonte sin crítica?
El caso de Star Wars es emblemático de un problema más amplio: el vaciamiento del discurso crítico en el ecosistema mediático actual. En lugar de reflexionar sobre la evolución o involución de la saga, se nos presenta un espectáculo de aprobaciones interesadas y renegaciones tardías. Esto no solo traiciona a la esencia del análisis cinematográfico, sino que también priva al público de herramientas para discernir entre lo genuinamente innovador y lo meramente funcional.
Es hora de que la crítica recupere su papel como faro cultural, como un espacio de reflexión libre de las ataduras del espectáculo publicitario. Solo entonces podremos hablar de Star Wars —y de cualquier obra— con la seriedad que merece, y no como parte de un desfile mediático diseñado para entretener, pero nunca para desafiar. la crítica: Star Wars