La percusión es un conjunto de instrumentos que producen música al ser golpeados con una baqueta, maza u otro objeto, o al ser golpeados entre sí. La percusión es sin duda el elemento con más fuerza e intensidad de toda pieza musical como bien puede demostrar cualquier orquesta de jazz. Pues bien, eso es sencillamente Whiplash, fuerza e intensidad.
Aunque ahora todas las miradas apuntan a esa obra maestra llamada La la land, Whiplash, el anterior trabajo de Damien Chazelle, es uno de los films más interesantes de la pasada temporada de festivales y premios y hoy queremos traerlo a esta sección nuestra para analizar una parte de su puesta en escena, más concretamente ese envoltorio que a modo narrativo apoya de manera magistral lo que la trama nos quiere contar: el esfuerzo, la fuerza, la obsesión, el sudor y el ritmo necesarios para poder dominar uno de los apartados más duros de una orquesta clásica de Jazz, la percusión.
Y para no andar con rodeos iremos directamente al asunto hablando de esta puesta en escena tan particular donde el montaje y el sonido son claves para que el film pueda ser contemplado como un sólo de bateria.
Su joven director y percusionista profesional, contempla el film a golpes de impacto. Un primer elemento clave son los planos cerrados, los cuales aislan las escenas y a los personajes a modo de único elemento. La batería es la pieza clave de Whiplash y no la orquesta, y esa unidad nos llega también de forma visual donde podemos contemplar a nuestro protagonista totalmente aislado en multitud de ocasiones. La oscuridad es otro recurso clave que sirve como representación del tema principal. Whiplash simplemente se contempla como un directo de jazz, donde la escasa iluminación, los focos y los contraluces crean ese mágico ambiente especial que suele verse en conciertos de este tipo.
Otro elemento clave es el montaje a base de golpes o baquetazos a modo de primeros planos y donde el impacto, la sangre, el sudor, los contraluces, las baquetas, las manos o las baterías sirven de notas o impactos musicales para crear la pieza global. La famosa escena final de Whiplash es un ejemplo perfecto de como Damien Chazelle crea un montaje musicovisual capaz de unir pieza musical e imagen como si fuese un único sólo de bateria. De este modo, este envoltorio visual ayuda narrativamente a trasladar la idea y las sensaciones que el director nos quiere contar con esta película.
Sin duda, esta forma de entender el cine por noveles directores nos da la esperanza que este arte aún sigue vivo activo y con futuro.