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Cuando Jessica Lange no subió al Sueve para rodar ‘King Kong’
En 1975, la actriz ganadora de dos Oscar era una desconocida que veraneaba en Colunga con su marido: el fotógrafo Paco Grande. No se atrevió a subir al Pienzu porque tenía ante sí el primer rodaje de su vida, el que la convirtió en una estrella
Diez de agosto de 1975. Francisco y Gloria Grande Mingo, los hijos del afamado nutricionista Francisco Grande Covián, se disponen a subir al Picu Pienzu desde Colunga acompañados de su amigo José Carlos García-Ramos, en la actualidad alma mater del Museo Jurásico de Asturias. A la excursión, iniciada a pie desde casa, no desde el Mirador del Fito, como se suele hacer actualmente, está convocada una cuarta persona: Jessica Lange, la esposa de Paco, entonces una atractiva joven norteamericana de 26 años totalmente desconocida para el gran público, pues su carrera cinematográfica no ha comenzado. Pero está a punto de hacerlo.

Y precisamente por eso rehusará, a su pesar, tomar parte en la expedición. Antes de inicarse aquel verano colungués, en Nueva York, Jessi, como la llaman cariñosamente los Covián, ha sido finalmente la elegida para encarnar a Dwan, la sensual protagonista de King Kong, tras un largo proceso en el que se han quedado en el camino estrellas del calibre de Barbara Streisand, Cher, Bo Derek, Melanie Griffith y Meryl Streep, a quien el productor, Dino de Laurentiis, llegó a insultar en un italiano que creyó que no entendería. «Es fea. ¿Por qué me has traído esta cosa?», le dijo a su hijo, John Gillermin, quien a la postre iba a dirigir la película. YSreeep, que sabía italiano, le replicó agriamente.

El papel finalmente fue para la desconocida Jessica Lange y el rodaje se iba a iniciar a la vuelta del verano. De modo que la actriz de Minnesota no quiso correr riesgos aquel verano en Colunga y se perdió la excursión al Sueve. «Salimos muy temprano y lo pasamos muy bien. José Carlos conoce la zona y nos llevó maravillosamente, pese a que hubo niebla en algunos tramos. Fue una paliza», rememora Gloria Grande. El propio José Carlos añade algún dato de aquella jornada. Subieron por Carrandi, avistaron gamos durante la ruta, una vez coronado el Pienzu tomaron unos bocadillos y al bajar pararon a tomar sidra en Coceña.

Jessica Lange, recuerda el director del Muja, les había encargado coger té en el Sueve (Gloria tiene duda si era menta) para hacer un combinado con bourbon y ese fue su premio al bajar en la casona de Colunga donde pasaban los veranos. Después llegaría el rodaje. King Kong se estrenó en diciembre de 1976, hace ahora 40 años, y el éxito de la película lanzó al estrellato a Jessi, lo cual supondría a la postre la ruptura del matrimonio con el fotógrafo colungués Paco Grande, de quien tardaría aún unos años en divorciarse, de modo que estuvieron oficialmente casados entre 1970 y 1981.

Desde que se conocieron en la Universidad de Minnesota, Paco y Jessi habían viajado por medio mundo y llevado una vida bohemia en Nueva York, Cuzco, el París del 68, Tailandia, Barcelona… YColunga, adonde acudieron varios veranos. Fueron aquellos agostos muy lluviosos, recuerda Gloria, y la vida la hacían por la playa de la Griega y la de Caravia, los chigres de la zona y en la casona familiar donde pernoctó Carlos V el 23 de septiembre de 1517. Viene a su memoria aquella vez que Jessi, cansada del mal tiempo, sugirió cambiar el papel de la sala de estar. «Decía que era muy deprimente y ahí nos pusimos».

Desde 1976, las vidas de Paco Grande y Jessica Lange se separaron. Pero la ruptura no sería nunca definitiva. Hoy, cuatro décadas después, Francisco Grande Mingo, quien pasa por ser uno de los fotógrafos que acabaron invidentes más prestigiosos del mundo, vive retirado, a sus 73 años, en una casa de Wisconsin, a apenas 40 millas de la frontera con Minnesota, donde vive Jessica Lange. Quienes fueran marido y mujer tienen una relación amistosa que se extiende a la familia de la actriz. Así su hermana Ann es casi vecina de Paco y le visita prácticamente a diario, pues además de haber sido cuñados durante once años ella está casada con un buen amigo del colungués.

Después de aquellos veranos asturianos, Jessica Lange se adentró en una exitosa carrera que la convirtió en mito erótico de los años ochenta (tras King Kong y El cartero siempre llama dos veces) y le deparó dos Oscar (Tootsie y Blue sky). En ese tiempo contrajo dos matrimonios, con Mijaíl Barýshnikov y Sam Shepard. Tuvo un hijo con el primero y dos con el segundo, del que está separada desde 2010. Francisco Grande contraería matrimonio a su vez con una peruana, con la que tendría un hijo. Pasaría un largo período en Tailandia y llevó por medio mundo su carrera como fotógrafo vinculada a producciones cinematográficas. Sin embargo, una retinosis pigmentaria desarrollada como consecuencia de un accidente sufrido en Alemania, cuando hacía el servicio militar para el Ejército norteamericano, acabaría poco a poco por dejarlo completamente ciego.

Un burro de alquiler

Le quedan ahora a Paco, en su apacible retiro en River Falls, innumerables recuerdos de una vida plena, saltando de un país a otro y siempre con su cámara en ristre. No se olvida José Carlos García-Ramos de aquellos veranos en los cuales, mientras le llevaba en coche, Paco sacaba la cámara por la ventanilla del copiloto e iba tomando fotos del paisaje sin ver el objetivo. «Aquello me impresionaba mucho». Un año, rememora, Paco alquiló un burro a un lugareño y lo utilizaba como medio de transporte para desplazarse por Colunga, pues al llegar en avión desde Estados Unidos no tenía en Asturias un vehículo propio. «Él era muy hippie. Muy alternativo en aquellos tiempos».

¿Y Jessi? Pues, claro está, García-Ramos la recuerda como una chica guapa que hablaba bien el español y se relacionaba con total normalidad con los demás. «De haber sabido que se iba a convertir en una estrella, me habría fijado más», apostilla entre risas. Jessica Lange regresó a Asturias en 2011 para inaugurar una exposición fotográfica en el Niemeyer. Entonces dijo que esta afición le venía de su «marido asturiano». No contó lo del bourbon con té del Sueve. Pero seguro que no lo ha olvidado.