Hay pequeños momentos en la historia del cine que surge una especie de espíritu mágico o de pasión sin lógica, que convierten el 7° arte en algo más que un producto de ocio. Uno de esos pequeños momentos lo protagoniza la productora Cannon Films, quien durante casi una década inyectó el cine como una forma inseparable de nuestras vidas y como un universo paralelo de fantasías y de realidades que nos hacían soñar y disfrutar como nunca antes lo habían conseguido otros. Ahora el documental Electric Boogaloo, la loca historia de Cannon Films, nos cuenta su peculiar historia. Antes, lo hacemos nosotros.
Esta empresa fílmica formada por Cannon Films y Cannon International funcionó de forma regular entre 1967 a 1993, siendo el grueso central de los 80 su conocida edad de oro. Para empezar, hemos de reconocer que esta productora nunca abogó por un cine de calidad (aunque consiguiese algún buen film ocasional). Pero, nadie puede negar que las películas Cannon supieron llegar al público amateur como nadie más supo. La acción, la comedia ligera, el cine adolescente y la serie B, siempre fueron tratadas con un único propósito en mente: divertir y rentar en taquilla. Esta diversión acabó para muchos en pasión y vinculándolos al cine para siempre.
Breve historia de Cannon Film
Cannon Films fue formada el 23 de octubre de 1967 por Dennis Friedland y Christopher Dewey; en la década de los 70 produjeron films tales como Joe con Peter Boyle, Blood On Satan\’s Claw o el último film de terror de Boris Karloff: The Sorcerers entre otros. Friedland y Dewey administraron la compañía para mantener sus presupuestos ajustados a un límite de U$S 300.000 por película o menos en algunos casos.
Como no todo es fácil, durante la década hubo una cantidad de fracasos cinematográficos que hicieron drenar severamente el capital de Cannon en forma rápida.
Para 1979 Cannon tenía serias dificultades financieras por lo que Friedland y Dewey decidieron vender Cannon a los primos Israelíes Menahem Golan (que había dirigido The Apple) y Yoram Globus por solo U$S 500.000. A partir de aquí, es cuando Cannon planta la semilla e inicia su leyenda como una de las productoras más queridas de todos los tiempos.
Golan y Globus forjaron un modelo de negocios al comprar un barril sin fondo de guiones y los pusieron en producción para impulsarlos en un mercado hambriento de películas de acción y diversión en pleno años ochenta.
En una época donde el cine empezaba a mutar y donde la parrilla de ocio era mucho más limitada que ahora, la diversión directa de un nuevo cine de acción mucho más enfocado a la misma, hizo que los jóvenes creasen sus mitos en estas pseudo estrellas que tantas portadas de carpeta empapelaron.
Las películas de acción de Chuck Norris como The Delta Force e Invasion U.S.A.; las sagas de artes marciales Ninja (con el japonés Sho Kosugi) o El Guerrero Americano (con Michael Dudikoff); copias en formato B de films clásicos como Exterminator 1 y 2 fueron algunas de las piezas claves que empezaron a formar la extraña leyenda de esta compañía.
Pero la acción no era la única puerta y los chicos ochenteros tampoco era el único publico por lo que Cannon también se especializó en otro género mucho más rosa y menos viril con films como las comedias musicales Break Dance o su secuela Electric Boogaloo, The Last American Virgin, el lanzamiento norteamericano de The Apple, películas románticas como Lady Chatterley\’s Lover (1981), Bolero y Mata Hari (1985) o incluso ciencia ficción, fantasía y aventuras como Hercules, The adventures of Hercules, Masters of the Universe, Cyborg, Lifeforce e Invaders from Mars de Tobe Hooper, The Barbarians (1987) de Ruggero Deodato o Las minas del rey Salomón. Cannon incluso llegó a filmar películas más elitistas y contó con nombres tras la cámara como el de John Cassavetes, Franco Zeffirelli o Andrei Konchalovsky.
Éxitos de la Cannon
Uno de los grandes hits de Cannon fue la película de acción sobre la guerra de Vietnam Desaparecido en Combate (Missing in Action, 1984), con Chuck Norris a la cabeza, pero en realidad la compañía produjo primero el film que hoy se conoce como Desaparecido en Combate 2; sólo después de ver terminadas las dos películas, Golan y Globus enseguida se dieron cuenta de que la planeada segunda película era bastante superior a la primera, por lo que invirtieron el orden de estreno jugando ya con el tan de moda ahora término precuela.
La ya citada Breakdance sería otro de los grandes éxitos, con el famoso baile totalmente de moda en todo el mundo y con una preciosa Lucinda Dickey como bella estrella de la función. Otro gran \»héroe\» made in Cannon sería el personaje interpretado por Charles Bronson en los film El justiciero de la noche, Yo soy la justicia o sus dos posteriores secuelas. Pero sería una gran estrella de Hollywood quien terminase reinando dentro de Cannon y convirtiéndose en su rostro principal. Y como no, si hablamos de acción, solo podemos pensar en un nombre, Sylvester Stallone.
La gran estrella haría dos films para Cannon, \’Yo el Halcón\’ y el que sería el gran éxito comercial de esta productora: Cobra. Tras los éxitos de Rambo, todos lo tenían claro, Cobra era el personaje perfecto para triunfar y así fue. Con dotes de Rambo, pero con pinceladas de héroes Cannon, Marion Cobretti sería el ejemplo perfecto de lo que fue la etapa de Oro de esta aventura fílmica.
En 1988 y tras una investigación por parte de la Comisión Americana de Bolsas y Valores, por una serie de irregularidades en sus informes financieros, el principio del fin de la Cannon se empezaba a gestar. En un intento desesperado por sobrevivir, se asociaron con Pathé Communications, una compañía holding liderada por Giancarlo Parretti. Éste pareció sanear las cuentas de la productora, pero no era así, la Cannon seguía en números rojos. Golan decidió dimitir por diferencias con Goblus y Parretti y se marchó a la productora21st Century Film Corporation. Finalmente Cannon fue comprada por la MGM y el cine de videoclub jamás volvió a ser igual.
Las películas más taquilleras de Cannon
Las 10 películas más taquilleras de la Cannon en EE.UU.
49.042.224 – Cobra
36.100.000 – Breakin\’
22.812.411 – Desaparecido en combate
17.536.256 – Invasión USA
17.336.370 – Masters del universo
17.005.599 – Delta force
16.116.878 – El justiciero de la ciudad
16.100.000 – Yo soy la justicia
16.057.580 – Yo, el halcón
15.681.020 – Superman IV
Los tres clásicos de Cannon Group
Breakdance 1984 con Lucinda Dickey
Lucinda Dickey como Kelly alias \»Special K\», Adolfo Quinones como \»Ozono\» bailarín callejero y Michael Chambers como \»El Turbina\», forman el reparto protagonista de este cult movie sobre baile de los 80s. El segundo film más taquillero de la historia de Cannon Group
Englobada dentro de la moda de películas de baile como Footloose o Flashdance, Breakdance rompe con el baile más clásico para adentrarse en las calles, en los suburbios y en el baile afro de moda por aquellos primeros años 80, el Breakdance.
Lo primero que hay que apuntillar es que Breakdance es una película muy inferior a por ejemplo Flashdance. Si esta contaba con una producción de lujo y con la lente del maravilloso Adrian Lyne, Breakdance no contaba con nada de eso, ya que era una producción de medio pelo del tandem Golan-Globus, productores de videoclub, de serie B y sobre todo de cine de acción malo que tan buenas tardes nos hizo pasar.
Por fortuna para el film contaba con la presencia de tres personajes carismaticos que hicieron que incluso hubiese una segunda parte llamada Electric Boogaloo. La belleza de Lucinda Dickey, el dominio del Breakdance de Michael Chambers y la presencia del carismatico Adolfo Quinones, bailarin de fama en aquellos años e incluso cabeza de cartel de las giras de Madonna, consiguieron que Breakdance vista a día de hoy resulte un poco vergonzante, pero que vista en aquellos años locos y sin complejos, fuese una de las reinas de los videoclubs.
Por fortuna para el film contaba con la presencia de tres personajes carismaticos que hicieron que incluso hubiese una segunda parte llamada Electric Boogaloo. La belleza de Lucinda Dickey, el dominio del Breakdance de Michael Chambers y la presencia del carismatico Adolfo Quinones, bailarin de fama en aquellos años e incluso cabeza de cartel de las giras de Madonna, consiguieron que Breakdance vista a día de hoy resulte un poco vergonzante, pero que vista en aquellos años locos y sin complejos, fuese una de las reinas de los videoclubs.
Las bases de la historia eran sencillas y habituales en este tipo de películas. Un pequeño romance de hilo conductor, y la lucha de clases como metáfora social, esta vez presentada mediante la danza clásica como representante de la opulencia de las clases altas y el baile callejero como Robin Hood de la clase marginal. Escenas como la enseñanza a niños, el trabajo hasta altas horas de la noche y la presencia del fiel y cómico escudero estilo \»Pequeño Juan\», rematan una historia muy trillada pero muy fácil de degustar gracias a la simpleza pero efectivos resortes de los dinámicos guiones de aquellos mágicos 80s.