El espejismo de la inmediatez y la eternidad del cine: ‘Anora’ otro Oscar al olvido, ‘Dune: Parte Dos’ a la memoria cinematográfica
El espejismo de la inmediatez y la eternidad del cine: Anora, Dune 2 y la memoria cinematográfica
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, en su constante búsqueda por redefinir el significado del prestigio fílmico, ha concedido el Oscar a Mejor Película de 2025 a Anora, un triunfo celebrado en los círculos críticos y dentro de un Hollywood cada vez más inclinado hacia lo independiente y políticamente pertinente. Sin embargo, como ha sucedido en ocasiones anteriores, el eco de este reconocimiento se desvanecerá con el tiempo, y dentro de unos años la película quedará relegada al olvido del gran público. En contraposición, Dune: Parte Dos, la gran derrotada de la noche, se consolidará como la auténtica vencedora de esta generación cinematográfica, un fenómeno que la historia del cine ha demostrado en innumerables ocasiones.
La elección de Anora como Mejor Película responde a un patrón que la Academia ha ido consolidando en los últimos años: una inclinación por el cine de autor, con un marcado discurso social y una sensibilidad que privilegia lo inmediato sobre lo imperecedero. Se trata de una tendencia que, si bien responde a la necesidad de premiar narrativas con una voz distintiva, rara vez consigue generar un impacto duradero en la memoria colectiva del cine. Basta con preguntarle a un espectador casual cuál fue la película ganadora en 2021: pocos recordarán Nomadland, un filme elogiado en su momento pero que no ha trascendido más allá del ámbito cinéfilo.
La realidad del cine, sin embargo, se rige por una lógica distinta a la de los premios. En el caso de Dune: Parte Dos, nos encontramos ante un largometraje con todos los elementos que construyen un clásico: una épica visual insuperable, un universo narrativo denso y fascinante, y una propuesta estética y sonora que marcará a las generaciones venideras. Como ocurrió con Blade Runner en su momento, Dune 2 no necesita la validación de la Academia para consolidarse como una obra maestra; su influencia se hará sentir en la ciencia ficción y más allá, redefiniendo la manera en que concebimos la cinematografía de gran escala.
El cine ha demostrado ser más sabio que aquellos que lo premian. Mientras Anora se desvanecerá en la neblina de los Oscar olvidados, Dune: Parte Dos persistirá en la cultura popular, analizada, reverenciada y revivida por las generaciones futuras. Al final, la historia no se escribe en las estatuillas doradas, sino en la capacidad de una película para arraigarse en el imaginario colectivo. Y en ese sentido, el tiempo ya ha dictado su veredicto.