Emma Stone y Margaret Qualley y sus interpretaciones desinhibidas en Kinds of Kindness (2024), donde sus desnudos y escenas íntimas se convierten en un vehículo esencial para explorar las complejas dinámicas de poder y vulnerabilidad que atraviesan la narrativa de la película
Cuando parecía que Yorgos Lanthimos, influenciado por el tono de sus últimos trabajos, estaba encaminado a dejar atrás el estilo distintivo de sus primeras películas como Canino o Alps (e incluso Langosta, si se quiere), el cineasta griego vuelve a unirse con su colaborador habitual, el guionista Efthymis Filippou, para lanzar una nueva crítica feroz a la sociedad moderna. En esta ocasión, se enfoca en cómo el utilitarismo y la búsqueda insaciable de poder acaban creando monstruos, un tema recurrente en la obra de Lanthimos.
Una diferencia clave en Kinds of Kindness respecto a otras colaboraciones con Filippou es su estructura en tríptico, una decisión que resulta acertada por dos razones: permite mantener un ritmo dinámico a lo largo de los 165 minutos que dura la película y refuerza el juego de identidades y máscaras que caracteriza la trama. En el filme, los cuatro protagonistas intercambian roles y personalidades, lo que potencia la confusión y la exploración de las dinámicas de dominación en distintos escenarios, desde espacios arquitectónicos purificados hasta ambientes decrépitos y sucios.
En esta obra, Lanthimos muestra sus intenciones de manera más directa que en trabajos anteriores. Antes de que las tres historias principales comiencen, durante la secuencia de logos de las productoras, suena Sweet Dreams de Eurythmics, un tema emblemático del techno pop de los años 80, que anticipa las ideas centrales de la película: que en la vida todos actúan por interés y que siempre hay una división entre los que abusan y los que son abusados. Esto no es una novedad para quienes ya están familiarizados con la filmografía del director griego.
Lanthimos ha citado en varias ocasiones a Buñuel como una de sus principales influencias, algo que se percibe a lo largo de su carrera, desde Kinetta hasta Canino, y que está muy presente en este tríptico. Sin embargo, en esta ocasión, la estilización que alguna vez recordaba a Pasolini se transforma, dejando espacio a la influencia de Pirandello. La presencia del autor italiano se siente tanto en la estructura narrativa, llena de abstracciones y situaciones absurdas, como en el enfoque en el relativismo y en la exploración de las contradicciones del comportamiento humano.
El visionado de Kinds of Kindness no es fácil. La falta de empatía de Lanthimos hacia sus personajes lo coloca firmemente en el cine de la crueldad. Su tratamiento de los personajes recuerda al comportamiento sádico e inconsciente de los niños, quienes torturan a insectos sin comprender el daño que causan. Sin embargo, en esta película, lo sádico y lo trágico adquieren un matiz cómico, con relaciones desiguales entre Emma Stone, Jesse Plemons (en un papel oscuro y divertido), Willem Dafoe y Margaret Qualley, que componen un retrato grotesco de la naturaleza humana. Lanthimos no da tregua a sus personajes: los humilla, los somete, los hace dudar, y lleva sus miserias al límite. Es ahí donde nos muestra de qué son realmente capaces. Si la humanidad está corrompida hasta la médula, ¿por qué no reírnos un poco de ello?