Desaparecido en combate 2 (versión VHS)

Desaparecido en combate 2 (versión VHS)

Desaparecido en combate 2 (versión VHS)

Desaparecido en combate 2: la nostalgia de una épica fallida

En el vasto catálogo de la productora Cannon Films, un estudio que definió la cultura cinematográfica de acción de los años ochenta con su economía narrativa y su desmesura estilística, Desaparecido en combate 2 (1985) se erige como una pieza emblemática. Dirigida por Lance Hool y protagonizada por Chuck Norris, esta precuela de Desaparecido en combate (1984) no solo consolidó la estampa del héroe americano indomable, sino que también ejemplifica las contradicciones que convirtieron a Cannon en un ícono de la cultura pop: precariedad formal, ambición desmedida y una capacidad única para capturar el espíritu de su época, algunas veces para bien y muchas para mal.

La narrativa del trauma bélico: un mito de redención

El relato, aunque predecible, se estructura sobre una mitología simple pero eficaz: el héroe solitario que, despojado de todo, encuentra en su voluntad una fuerza redentora. Aquí, el personaje de Braddock encarna una figura mesiánica, no exenta de tintes propagandísticos, que resuena con los discursos de Reagan sobre la necesidad de reafirmar el poderío estadounidense tras el trauma del conflicto vietnamita.

La estética del bajo presupuesto: precariedad como estilo

En términos de producción, Desaparecido en combate 2 evidencia las limitaciones típicas de Cannon: decorados rudimentarios, una dirección fotográfica funcional y efectos visuales que bordean lo artesanal. El campamento de prisioneros, construido con un aire teatral, se siente como un espacio encapsulado, más cercano a una fantasía pulp que a una representación convincente del conflicto.

Sin embargo, esta pobreza estética es también parte de su encanto. La película trasciende su modestia a través de una puesta en escena que privilegia el dinamismo y la acción física. Chuck Norris, con su inexpresividad icónica y su destreza marcial, se convierte en el eje magnético del film. Cada pelea, cada gesto estoico y cada mirada desafiante construyen un universo donde la realidad importa menos que el mito.

El poder de la nostalgia: un fenómeno cultural

Más allá de su calidad intrínseca, Desaparecido en combate 2 perdura como un artefacto cultural cargado de nostalgia. Para una generación, el cine de Cannon representa una ventana al esplendor kitsch de los años ochenta, cuando las historias de héroes musculosos y combates imposibles dominaban las salas y los videoclubes. En este contexto, la película no es solo un producto cinematográfico, sino también un vehículo de memoria colectiva.

El diseño sonoro, con su música sintetizada y efectos exagerados, refuerza esa sensación de estar inmersos en un sueño febril donde el heroísmo es absoluto y la moral, clara. Este tipo de narrativa, aunque simplista, ofrece un confort emocional: el bien triunfa, el mal es castigado y el héroe regresa a casa.

El legado Cannon: fracaso y éxito en la misma balanza

Si bien Desaparecido en combate 2 adolece de un guion esquemático, personajes planos y un diseño de producción pobre, también es un testimonio de la filosofía que hizo legendaria a Cannon. Los productores Menahem Golan y Yoram Globus supieron explotar el carisma de figuras como Chuck Norris y sintetizar el zeitgeist de la Guerra Fría en productos que combinaban acción, ideología y espectáculo.

La película, como muchas otras de la productora, es un mosaico de contradicciones: técnicamente deficiente, pero emocionalmente efectiva; superficial, pero profundamente evocadora de su contexto histórico.

Reflexiones finales: un obligado visionado

Mirar Desaparecido en combate 2 en la actualidad es entrar en un ejercicio de arqueología cultural. Más allá de sus limitaciones, el film encapsula un momento específico de la historia del cine y la política: el auge del héroe americano invencible como respuesta simbólica a las heridas de Vietnam.

Es cierto que la obra no soporta un análisis cinematográfico riguroso, pero tampoco es esa su ambición. Su fuerza radica en su capacidad para evocar una época y en la manera en que transforma sus carencias en un estilo propio. Para los amantes del cine de acción nostálgico, y para quienes deseen explorar los caprichos y delirios de Cannon Films, Desaparecido en combate 2 es, sin lugar a dudas, un producto de obligado visionado.