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Walter Hill venía de flirtear con la música en Calles de fuego\’ (\’Streets of Fire\’, 1984), pero, decidió coger algunos aspectos de esta y la figura de Daniel San en Karate Kid para crear uno de sus productos más personales y curiosos rindiendo de paso tributo al blues y a los blues men.
 
Raph Macchio en el papel principal, y en una historia de aprendizaje que a muchos podría recordar las andanzas de su rol en la exitosa \’Karate Kid\’ (\’The Karate Kid\’, John G. Alvidsen, 1984) que aquel mismo año estrenaba segunda parte, era la baza comercial y la portada de las cintas Beta y VHS que vendieron el film a nivel doméstico en aquellos años 80. A Macchio se le unió también con cierta relevancia y sin ocultar el machismo en el cine de Hill, la bella Jami Gertz, actriz que se hizo notar un poco en aquella época con films como el presente, Calles de Fuego, \’Quicksilver\’ (id, Thomas Michael Donnelly, 1985), o \’Jóvenes ocultos\’ (\’The Lost Boys\’, Joel Schumacher, 1987), y que más tarde se perdió en el olvido como muchos de los actores jóvenes de aquella década. (Aunque hoy y al final de artículo, Cinematte se encargará de recuperarla). Al dueto encargado de llamar a los adolescentes de la época, se les unía Joe Seneca, eterno secundario que con su rol de Willie Brown llenaba la pantalla comiéndose a todo cuanto se le acercaba. Esta especie de maestro de Eugene (Macchio) a lo Miyagui en Karate Kid pero de carácter golfo, es sin duda el mayor de los aciertos del film, sobre todo gracias a la sentida, entrañable y emotiva composición de Seneca, quien dota de una extraña humanidad a su personaje, cuya historia es narrada en dos líneas argumentales, una la presente, su periplo con Eugene, y la otra, su pasado siempre presente, narrado por Hill en un evocador blanco y negro que remite, cómo no, al cine clásico del que Hill hereda su capacidad de síntesis y al que se permite añadir escenas surrealistas de ensoñación que nos recuerdan a escenas ya vistas en obras como \’El Proceso\’ de Orson Welles.
 
 
 
Todo esto hace que estemos ante un film bello y lírico, tal vez el más hermoso que haya filmado Hill en toda su filmografía. Una belleza atípica y subterránea que hay que buscar en esa especie de road movie, en sus momentos musicales y en ese tratamiento de la romántica soledad que acompaña al músico de blues durante toda su vida. Y también como no, en esa apuesta por lo surrealista y lo demoníaco en un final que rompe el realismo inicial para acabar introduciendonos en una especie de obra fantástica o fantasmagórica donde la oscuridad, la lluvia y los acontecimientos nos hacen dudar si estamos ante un hecho real, o ante una ensoñación del punto de vista de alguno de los personajes.
\’Cruce de caminos\’ supone el primer libreto para el cine del escritor John Fusco, y probablemente el mejor que ha escrito hasta la fecha, adaptado por parte de Hill muy bien a sus inquietudes como cineasta, aunque es evidente que nos encontramos ante una de las películas de Hill más alejadas de su discurso y al mismo tiempo de las mejores. La violencia típica de Hill, aquella que muestra un mundo sin compasión en el que la supervivencia está destinada al más fuerte, en el literal sentido de la expresión, se muestra aquí en las arrebatadoras notas de la banda sonora compuesta por Ry Cooder, y entre cuyos invitados podemos encontrar a Steve Vai , uno de los guitarristas más espectaculares y virtuoso jamás vistos sobre un escenario. Su personaje no tiene desperdicio: Jack Butler, el guitarrista del diablo, el mismo que con claras referencias a la pinta de Robert Mitchum en \’La noche del cazador\’ (\’Night of the Hunter\’, Charles Laughton, 1956), hace tratos con músicos de blues en un cruce de caminos en el que se determina el destino de algunas almas.
 
 
Y en este cruce de caminos es donde esta obra se entrelaza gracias a la presencia de su adolescente protagonista con la simplona película de John G. Avidsen y donde se ve claramente como funcionaba aquel por entonces denostado cine de los 80, capaz de dejarnos una obra triunfante y absolutamente conocida como la débil Karate Kid y al mismo tiempo, una totalmente desconocida obra maestra de Walter Hill. Ambas capaces de coincidir en el tiempo, en el boceto narrativo y en su estrella principal. Ambas totalmente diferentes tanto en resultado, como en calidad como en popularidad pero, totalmente reconocibles y vinculadas a aquel mágico tiempo de videoclub.
 
 
 

Jami Gertz al desnudo en mitos eróticos de los 80

 
Por supuesto como esto es Cinematte, no pensamos irnos sin rendir el mencionado tributo a Jami Gertz, aquella preciosa actriz que tantos corazones rompió en su despedida repentina de la gran pantalla y que tantos suspiros de amor levanto durante sus años de éxito y popularidad. Gertz es junto a Phoebe Cates o Molly Ringwald, uno de los claros ejemplos de chica fílmica de los 80, capaz de romper mitos y sensibilidades y ser bandera de la revolución femenina de aquellas años donde una nueva mujer nacía para dejar claro que era totalmente autosuficiente e independiente y que ademas, se podía ser bella, tierna y sexy al mismo tiempo.
 
Gertz debutó en el cine (junto a Tom Cruise) en 1981 en la película romántica Endless Love y posteriormente apareció en la película adolescente Dieciséis Velas en 1984. Se dio a conocer con su papel protagonista en la película Golpe al sueño americano, interpretando a la amiga de un drogadicto, interpretado por Robert Downey Jr.. También fue protagonista de la película Jóvenes Ocultos, donde interpreta a la novia de un vampiro, junto a Kiefer Sutherland y Jason Patric.
Gertz tuvo un papel secundario en el blockbuster de 1996 Twister. Otras películas importantes fueron Guerreros del sol y Cruce de caminos, ambas de 1986, y Escúchame junto a Kirk Cameron en 1989 . En 1994 apareció en un episodio de Seinfeld, interpretando a una novia de Jerry. Posteriormente interpretó a la Dra. Nina Pomerantz durante la temporada de 1997 de la serie Urgencias.
 
En el año 2002 interpretó a la leyenda de la comedia Gilda Radner en el telefilm Gilda Radner: It\’s Always Something. También interpretó el papel de Judy Miller en la serie de televisión Still Standing. También le ofrecieron el papel de Monica Geller durante la pre-producción de la serie Friends, pero lo rechazó.
Gertz apareció en un episodio de la serie Arnold junto a Andrew Dice Clay. También tuvo un papel recurrente en The Facts of Life como amiga de Blair y compañera de clase.