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Crítica SOL ROJO by Lucen | Un desnudo, un samurái, un pistolero y un hombre sin nombre
Crítica SOL ROJO by Lucen | Un desnudo, un samurái, un pistolero y un hombre sin nombre

Hay veces que uno lo tiene todo para crear una obra de culto automática, y eso que el término «culto» debe ser forjado a base de tiempo y trabajo del público pero, es que, tener entre manos un western en el que tenemos a Úrsula Andreas desnuda (y a Mónica Randal desnuda también), a Alain Delon haciendo de villano vestido de negro y zurdo, a Charles Bronson en su plenitud física haciendo de Clint Eastwood y a, atentos, a Toshiro Mifune interpretando a un samurái en medio del salvaje oeste y no aprovecharlo, es para cabrearse. Y eso es lo que pasa con ‘Sol Rojo’, una especie de Spaghetti Western a la americana donde Terence Young desaprovechó la oportunidad de crear una película única, al menos en ese terreno del western con tientes de spaghetti.

Y es verdad que los personajes funcionan muy bien, y esa relación ‘buddy movie’ entre Mifune y Bronson es perfecta pero más allá de eso, a la película se le nota falta de carisma por todos lados, y es algo habitual en la extensa filmografia de su director, uno de esos artesanos que usaban los productores a modo de peón para «grabar» escenas de la forma más eficiente, poco problemática y ya.
De esta forma la película necesitaba un mayor sello de dirección y un ejemplo claro es la escena final en el maizal ardiendo con una casa colonial de fondo que podía haber dejado momentos únicos de esos que perduran en la historia del cine. Maizales, fuego, casa colonial, Toshiro Mifune vestido de samurái, Ursula Andress perfecta, Alain Delon de negro, Bronson en plenitud y docenas de indios rodeándolos para acabar con ellos, vamos, unos ingredientes únicos para crear eso, cine en estado puro. Pues bien, la escena se soluciona a base de planos cortos donde no se saca partido a ninguno de los elementos. Una lastima sin duda.
Así que en definitiva, ‘Sol Rojo’ es un western que camina entre las tierras áridas del spaghetti, las tradicionales del oeste hollywoodiense y las exóticas de la serie B pero, sin añadirle especias suficientes para enfatizar el sabor, por lo que se nos queda una película de pistoleros (y samurái) demasiado vulgar, anodina y poco colorida.

Crítica SOL ROJO by Lucen | Un desnudo, un samurái, un pistolero y un hombre sin nombre