Crítica Matar o morir (Peppermint)
El eco de la justicia: una mirada crítica y evocadora a Matar o morir (Peppermint)
Con Matar o morir (Peppermint), Pierre Morel retorna a un terreno que conoce bien: el thriller de acción cargado de emociones primarias, donde el deseo de justicia y el instinto de supervivencia convergen en un torbellino de violencia estilizada. Protagonizada por Jennifer Garner en un papel que marca su regreso al género que cimentó su carrera, la película es un homenaje tanto a las historias clásicas de justicieros urbanos como a los ecos más recientes de cine pulp teñido de realismo.
Una tragedia personal como catalizador narrativo
La trama de Matar o morir es, a simple vista, un relato arquetípico de venganza: Riley North (Jennifer Garner), una madre cuya familia es brutalmente asesinada, despierta de un coma solo para descubrir que el sistema judicial ha fallado. Este vacío moral la empuja hacia una transformación radical, desapareciendo durante cinco años para entrenar su cuerpo y mente, convirtiéndose en una máquina de justicia implacable. Lo que sigue es un recorrido visceral por un oscuro submundo donde Riley se erige como una figura vengadora, al mismo tiempo temida y reverenciada. Crítica Matar o morir (Peppermint)
Morel equilibra hábilmente flashbacks y elipsis narrativas para revelar esta metamorfosis, construyendo una estructura que combina lo emocional con lo funcional. Las motivaciones de Riley, aunque profundamente personales, resuenan en un contexto más amplio, evocando una sociedad fracturada en la que la justicia es un lujo inalcanzable para muchos.
La ética del justiciero: entre el espectáculo y la reflexión
Lo que distingue a Matar o morir de otras películas del género es su capacidad para transitar entre el placer catártico de la acción violenta y una reflexión, aunque superficial, sobre las implicaciones morales de tales actos. Riley no es simplemente una heroína; es una figura compleja, cuya búsqueda de venganza no solo la aliena de la sociedad, sino también de sí misma.
La dirección de Morel captura este conflicto interno con una estética visual que alterna entre la crudeza y un pulso estilizado. La película está impregnada de un humor oscuro que se mantiene contenido, evitando caer en la parodia, y que dota al relato de una autoconsciencia sutil pero efectiva. Una escena emblemática, en la que una caja de galletas boy-scout sirve como catalizador narrativo, encapsula esta dualidad: lo mundano y lo trágico coexisten en un mismo plano, reforzando el carácter agridulce de la historia.
Jennifer Garner: la fuerza detrás del mito
El regreso de Jennifer Garner al cine de acción es, en sí mismo, un evento digno de celebración. Garner, cuya carrera despegó con Alias, demuestra aquí una vez más su versatilidad como actriz, navegando con soltura entre el melodrama y las exigencias físicas del género. Su interpretación de Riley está cargada de intensidad emocional, ofreciendo al público una heroína que es tanto un símbolo como una persona rota, atrapada entre el dolor del pasado y la incertidumbre del futuro.
Es imposible no trazar paralelismos entre este papel y su anterior incursión en el cine de acción, especialmente Elektra (2005), donde también encarnó a una mujer fuerte y determinada. Sin embargo, en Matar o morir, Garner añade capas de vulnerabilidad y ferocidad que la convierten en una figura inolvidable.
Una obra que transita entre el pulp y el realismo
Si bien la película no pretende revolucionar el género, logra algo poco común: encontrar un equilibrio entre la violencia estilizada y una narrativa que refleja las desigualdades y tensiones sociales contemporáneas. Riley no solo busca vengar a su familia; también se convierte en una suerte de protectora de los desamparados, enfrentando un sistema que perpetúa la opresión. Este matiz añade una profundidad inesperada a la película, elevándola por encima de la simple acción desenfrenada.
Conclusión: la justicia como espejismo
Matar o morir no será un fenómeno taquillero ni se convertirá en un clásico instantáneo, pero encuentra su fuerza en los detalles. Pierre Morel demuestra nuevamente su habilidad para combinar acción visceral con un relato contenido y efectivo, mientras Jennifer Garner brilla como el alma de esta historia de pérdida y redención. Es una película que, en su modestia, logra capturar algo esencial: el anhelo humano de justicia, incluso cuando esta se encuentra fuera de nuestro alcance. Crítica Matar o morir (Peppermint)