Los usuario de Netflix agradecemos que la cablera nos ofrezca largometrajes exclusivos, pero, el tema del asunto es si con tanto contenido para consumir, es necesario ver este tipo de propuestas que quedan lejos de los fílmico y se acercan más al formato telefilm. Personalmente creemos que iBoy no resta o molesta, el problema es que tampoco suma.
Basada en una novela juvenil de Kevin Brooks, ‘iBoy’ muestra las calles del sur de Londres como un escenario tan sombrío y peligroso como Gotham.
Y es que, si bien el argumento y personaje son una versión de Spider-Man demasiado descarada (hasta tiene su propia tia May), el sabor británico le confiere un bocado de realidad que comparte con la serie de culto ‘Misfits’ (2009-2013) añadiendo toques oscuros alrededor de problemas serios de la cultura juvenil como el bullying o las agresiones sexuales. El enfoque es serio, e incluso hay matices de cyberpunk y body horror, la violencia se puede sentir, lo que contrasta con su espíritu comiquero.
Como ya hemos dicho la película no molesta e incluso tiene momentos de agradecer visualmente hablando. La Londres mostrada y concretamente los suburbios colindantes al downtown de la capital, se muestran de forma exquisita con una cuidada fotografía por campos y con lujos como infinidad de planos aéreos. Los contrastes y colores funcionan perfectamente para retratar ese aire de fatalismo y distopía urbana que quiere reflejar la obra. El problema quizás es que todo está filmada de una forma demasiado serial. La textura nos recuerda como hemos dicho a series como Misfits lo que nos da una idea de como ha sido filmada la obra. Falta una sensación de estar ante algo fílmico en vez de ante una miniserie, lo que nos dice que el film ha sido rodado con cámaras usadas para la filmación de series tratándola después con un 21:9 para dar una sensación más de celuloide.
Esto no sería un problema si no fuese porque ya hay cientos de producciones (muchas de la propia Netflix) que aportan lo mismo en el apartado visual y más en el narrativo.
Personalmente creemos que en este tipo de producciones se debe ser más valiente a la hora de filmar (vean por ejemplo lo que hacía el propio Sam Raimi en los primeros años 80)
A nivel actoral la cinta funciona y notamos gran química entre los dos actores, Bill Milner y Maisie Williams, habitual en el género gracias a ‘Juego de Tronos’ (Game of Thrones, 2010-) y ‘Doctor Who’. Lucy no es la típica víctima y el iBoy de turno es un Peter Parker mucho más geek, pero ambos son creíbles y logran dotar a su relación de cierta complejidad más allá del “friki enamorado”, lo que añade un tono distante a la fría atmósfera en general.
La película en su propia naturaleza es una sátira sobre la dependencia al movil, al feed, a los datos y las redes de toda una nueva generación. La prueba es que si ‘IBoy’ hubiera nacido hace 15 años, apenas podría hacer gran cosa con sus poderes. El tema es que su profundidad está mucho más cerca de un SMS o un mensaje de WhatsApp que de una novela literaria. Es decir es un obra que critica a las nuevas generaciones pero hecha y pensada para que guste a estas. El resto, nos sentimos faltos de contenido para poder darle más entidad.
En definitiva, un buen episodio piloto de un futurible serial de Netflix más que una película cinematográfica en si.
En definitiva, un buen episodio piloto de un futurible serial de Netflix más que una película cinematográfica en si.