Más de 40 años han tenido que pasar para que la odisea espacial idea por Gene Roddenberry en 1966 dejase de ser un producto de segundo fila para convertirse en un triple AAA del mundo del entretenimiento. En 2009 J.J. Abrams nos dejaba los cimientos sobre el que construir el renacer de la franquicia y estos no podían ser mejores. Con un golpe maestro de guión (¿alguien dijo Leonard Nimoy?), el creador de Alias se aseguraba la vinculación perfecta con el pasado (es decir mantener como fieles a los trekkies originales), y al mismo tiempo el salvoconducto perfecto para su desvinculación y libertad creativa total sobre el nuevo producto (es decir atrapar a las nuevas generaciones que también conoce Abrams).
De este modo magistral nacía un nuevo Star trek capaz por primera vez de superar o al menos igualar en megalomanía, a la mismísima Star Wars (o casi).
DESCENSO A LA OSCURIDAD
En una de las primeras secuencias de la nueva entrega de Star trek, vemos un plano cenital dominado por un paisaje lleno de color, en ese mismo momento nuestro protagonista decide saltar en caída libre hacia el vacío abandonando el idílico y colorido paisaje para siempre. Pues bien esto es sencillamente el resumen perfecto de \’En la oscuridad\’, un viaje vertiginoso y sin descanso, donde la maldad y la oscuridad se irán adueñando de la función, de la historia y de sus protagonistas en cada nuevo plano, secuencia y minuto.
En el nuevo Star trek y al igual que ocurría con la primera parte no hay pausa posible, el trío habitual de guionistas del director y el mismo, se ocupan de construir un espectáculo audiovisual digno de ser emitido de por vida en el mejor parque temático del mundo. Star Trek: En la Oscuridad es una montaña rusa de emociones perfectamente filmada por un hombre que en cada nuevo trabajo domina mejor el medio audiviosal por excelencia. Si en sus primeras incursiones en cine notábamos los errores del novato, ahora nos damos cuenta que Abrams se postula ya como el relevo natural de Steven Spielberg, George Lucas y hasta el mismísimo Christopher Nolan, ya que si estos tenían y tienen el cine innato como parte de sus genes, Abrams lleva innata la capacidad de adaptación, aprendizaje y superación, lo que lo convierte en garantía de éxito para muchos, muchos años.
EL CABALLERO OSCURO
Como ya hemos dicho Abrams es un ser que haría las delicias de Darwin, capaz de aprender, mejorar y mimetizarse tanto él como sus trabajos con lo mejor del medio. En su nuevo film notamos como el director ha decidido aprender del mejor blockbuster de la década, y adaptar \»su\» saga a la línea y estilo abierto por Christopher Nolan para el Caballero Oscuro, de este modo notamos un claro paralelismo entre Batman Begins/Star trek (2009) y El Caballero Oscuro/En la oscuridad, apreciando en la primeras partes una presentación más limpia y clara de los personajes principales, para a continuación someterlos a tortura en sus continuaciones y dejarlos en ambos casos como secundarios debido a la fuerza y dominio total de la función del villano de turno, interpretado esta vez por Benedick Cumberbatch, y al que desde hoy, le otorgo como favorito número uno al Oscar 2014.
De este modo volvemos a estar ante un cine de entretenimiento que es capaz de profundizar en la psicología de los personajes, aunque eso sí, de una forma mucho más liviana que en las obras de Nolan, dejando el espectáculo como recurso principal, pero apoyado y justificado debidamente por medio de la evolución de la historia y los personajes.
LUZ EN LA GALAXIA
Para finalizar diremos una vez escrita la crítica, que aunque soy amante de la saga Star trek, mi corazón pertenece realmente a la obra de Lucas, por eso este film me llena tanto de alegría, ya que si como hemos dicho J.J. Abrams es capaz de mimetizarse en si mismo (Alias) en la tercera parte de Misión Imposible, de mimetizarse en Spielberg en la maravillosa Super 8, o de hacerlo en Nolan, en esta última entrega de Star trek, quien entonces mejor que Abrams para transformarse en el mejor Lucas de los 70, y dejarnos por fin una nueva entrega de Star wars, al nivel de las originales.