Llega el fin de semana y un padre o madre decide elegir una película para ver con sus hijos. Lo primero que hace es ir a Google y buscar «mejores películas para ver en familia» y es, cuando Google te lanza una enorme lista de webs haciendo recopilatorios de las mejores películas infantiles o familiares. En ellas como siempre apareceran Mary Poppins, las obras animadas de Pixar y Disney, Los Goonies, Caballos Negros o de todos los colores, alguna de Padres de Santiago Segura, por supuesto E.T. (la mejor de todas), algunas de liberad animales y seguro que tambien un par de mierdas de Netflix pero, pero, por muy larga que se la lista (10, 25, 50 o incluso 100), aparecerá una película llamada ‘Bugsy Malone, Nieto de Al Capone’.
Triste, ya os lo digo, pero esa es la naturaleza de las webs de cine actuales, no tener historia en sus venas para poder recomendar algo que se salga del circuito comercial habitual.
Y es que, ‘Bugsy Malone, Nieto de Al Capone’ (‘Bugsy Malone’ en su título original, la coletilla se le ocurrió a algún lumbreras en nuestro país) es una cinta perdida y olvidada para todos y sólo al acceso de los niños, que tienen cerca de ellos a cinéfilos de peso. Y lo digo porque está película totalmente desconocida por el circuito mainstream actual, es pieza clave para los cinéfilos de pro al ser la ópera prima de nada más y nada menos que de Alan Parker, quien tras ser una estrella dentro del medio de la publicidad, decidió dar el salto al cine con una película de gansters en todos los sentidos excepto que los protagonistas serían niños en su totalidad en vez de actores hispanoamericanos con restos de viruela en su cara y, que en vez de balas y sangre, veríamos disparos de bolas de nata y tartas de meregue. Casi nada la idea del hombre que después realizó ‘El Expreso de Medianoche’.
Y aquí no encontramos ante un trabajo de debut de uno de los pioneros publicitarios que alzaron el cine británico en la década de los 70s y 80s, una especie de nuevos «barbas» americanos pero hospedados al otro lado del atlántico. Si los «barbas» americanos eran Coppola, Scorsese, Lucas, Spielberg y De Palma, los «mad men» ingleses eran Alan Parker, Ridley y Tony Scott, Hugh Hudson y Adrian Lyne.
Parker junto a sus dos operadores de cámara habituales, Michael Seresin, Peter Biziou y el famoso productor David Puttnam, consiguieron llevar a cabo una de esas locuras del cine (una película al 100% interpretada por niños con lo que eso supone) que a día de hoy no puede denominarse de otra forma que «película de culto». El filme fue un semi éxito en territorio británico pero, un auténtico fracaso en Estados Unidos pero, tuvo un magnífico recorrido por los festivales y por la carrera de premios de 1976, ganó el Globo de Oro a mejor comedia o musical, fue candidata en Cannes y triunfó en los BAFTA. Solo esto salvo la carrera del debutante y joven Alan Parker que dos año después extremecería al mundo con ‘El Expreso de Medianoche’.
Aunque los «publicistas» ingleses siempre fueron tachados de vacuos y efectistas, es decir, apostaban por la belleza visual olvidando el contenido, incluido Alan Parker, la verdad es otra y es que Parker demuestra desde esta su primera obra, que en su cine hay un autor de peso en todas las facetas que rodean un largometraje. Está claro que ‘Bugsy Malone, Nieto de Al Capone’ no es su obra más poderosa, ni siquiera su musical (siempre con comillas cuando hablamos de musicales by Alan Parker) más poderoso, pero, es una joya de cine familiar que todos los niños del planeta deberían poder disfrutar y por desgracia no lo hacen.
Así que desde Cinematte Flix nos ponemos reivindicativos para que ‘Bugsy Malone, Nieto de Al Capone’ pueda llegar por fin a todos los niños, que las páginas webs de cine hagan el puñetero esfuerzo de tener redactores que sepan algo más que contar los capítulos de ‘Juego de Tronos’ y que el cine vuelva a tener el lugar cultural que merece y no ser un juguete más de imbéciles de Youtube y gafapastas de baratillo. Así que para todos ustedes os dejamos gratis, la película hoy analizada
