La película Crímenes en portada de 1987, dirigida por Lamberto Bava y conocida en su título original como Delirium o Le foto di gioia, es un intenso thriller italiano que fusiona elementos de terror psicológico y giallo, ofreciendo una visión visceral sobre el erotismo, la obsesión y la violencia que se filtran en el universo de la moda y la celebridad. Bava, hijo del icónico director de cine de terror Mario Bava, retoma en esta obra los códigos estilísticos que definieron el giallo, enriqueciéndolos con un marcado simbolismo visual y una narrativa que juega constantemente con la realidad y la ilusión.
El filme nos sumerge en el mundo de Gioia, interpretada por Serena Grandi, una exmodelo que dirige una revista de moda y que se convierte en el objetivo de un asesino obsesionado con ella. A través de una serie de crímenes estilizados y perturbadores, Bava construye una atmósfera claustrofóbica y onírica, donde el color y las sombras desempeñan un papel fundamental en la construcción del suspenso. Las secuencias de asesinato están coreografiadas con una estética tan brutal como poética, acercando al espectador a la percepción delirante y fragmentada que posee el propio asesino.
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Uno de los aspectos más innovadores de crímenes en portada es el modo en que el director nos hace partícipes de la mirada distorsionada del asesino, quien visualiza a las mujeres como grotescas y deformadas criaturas en los momentos previos a sus ataques. Este recurso, que le otorga a la película un tono casi surrealista, juega con la idea de la percepción y de cómo la obsesión puede transformar la belleza en algo monstruoso. La cámara, en estos momentos, no solo actúa como testigo, sino como cómplice de esa visión, invitando al espectador a experimentar el horror desde la mente de alguien que ya no distingue la realidad de su propia fantasía distorsionada.
La elección de Serena Grandi en el papel de Gioia aporta un matiz especial, ya que Grandi fue una figura central del cine erótico italiano de la época, dotando a su personaje de una ambigüedad entre vulnerabilidad y provocación que Bava explora con elegancia y ambivalencia. Gioia no es simplemente una víctima; es una protagonista activa, atrapada entre su identidad como mujer deseada y el objeto de un deseo patológico y destructivo.
Crímenes en portada es, en esencia, una exploración del voyerismo y de las consecuencias de ser visto y deseado en un entorno donde la imagen lo es todo. La película no solo se adhiere a los cánones del giallo, sino que también aporta una crítica al consumismo visual y a la objetivación en el mundo de la moda, planteando preguntas sobre el poder y el peligro de la mirada. Con esta obra, Lamberto Bava demuestra no solo su habilidad para el horror estilizado, sino también su capacidad para profundizar en las psicologías retorcidas de sus personajes, haciendo de crímenes en portada una pieza destacada dentro del género.
En términos estéticos, Crímenes en portada es un ejercicio de estilo propio de Bava, quien utiliza colores saturados, iluminación dramática y encuadres calculados para intensificar la atmósfera de misterio y seducción. Cada fotograma parece un lienzo que expone la vulnerabilidad de Gioia en contraste con la amenaza latente, haciendo de la experiencia visual un reflejo de la psique distorsionada tanto del asesino como del mundo de glamour superficial que rodea a la protagonista.
Lamberto Bava dirige este giallo erótico en el que sobresalen, y nunca mejor dicho, unas exuberantes mujeres, entre las que está la famosa Sabrina Salerno un año antes de popularizar su famoso éxito musical «Boys boys boys», a las que un maníaco empieza a dar matarile despiadadamente. Ahora Cinematte Flix lo estrena gratis para ti.
Bajo unos intensos tonos rojos y azules intermitentes acompañados de un cañero «heavy metal», una chica con el rostro de un monstruo pasea por el borde de la piscina de un estupendo chalet de verano. Segundos después una horca le atraviesa el estómago y llena el lugar de sangre…Una escena de lo más impactante que hace de este film, a pesar de contener una trama vista y oída hasta la saciedad, una propuesta interesante.
A Lamberto Bava no le iba demasiado bien en el negocio tras la flojísima «Morirás a Medianoche», un retorno que el hombre hizo al «giallo» más tradicional tras la exitosa saga de «Demonios», y del que acabó renegando, admitiendo que era una simple producción para la televisión (cosa que se nota a kilómetros), pero que sin comerlo ni beberlo acabó estrenándose en cines por la exigencia de sus productores, cosa que le sentó como una patada en el hígado.Por aquellas fechas, llevando la producción los mismos tipos que habían trabajado con Bava, un proyecto estaba gestándose con guión del tándem Gianfranco Clerici/Daniele Stroppa y que iba a ser dirigido por el mismísimo Dario Argento, quien finalmente fue apartado (gracias a Dios, así pudo dirigir «Terror en la Ópera») por los cambios que empezó a hacer del argumento, reemplazándole el sr. Lamberto, quien no se encontró muy a gusto trabajando para esos productores que ya le fastidiaron una vez. De nuevo el director volvería a los conocidos terrenos del «giallo» con «Crímenes en Portada».
Infinitamente superior a la anterior «Morirás a Medianoche», este «psychothriller» italiano repetía algunos de los más típicos esquemas del género, situando la acción en el mundo de la fotografía, de la moda, entre jóvenes y guapas modelos, un planteamiento que ya es característico del «giallo» desde que hiciera acto de presencia más de veinte años antes en aquel clásico del padre de Lamberto, «Seis Mujeres para el Asesino», que estableció las bases del estilo.Este provocativo ambiente, explotado en otros muchos títulos del género como «Las Lágrimas de Jennifer» o «Desnuda ante el Asesino», tan sugerente, tan erótico, era la excusa perfecta para aprovecharse del físico de todas las jóvenes actrices que aparecían en la historia, otra de las máximas del «giallo», y de paso darle un aliciente extra al espectador. Esta vez nos metemos en el tórrido mundillo de la fotografía erótica donde la ex-modelo Gioia, ahora propietaria de la revista Pussycat (qué original), ve cómo su negocio se va al traste cuando todas sus colaboradoras empiezan a ser asesinadas de un modo salvaje y encima el criminal le manda fotos de ellas.
Bava sigue con los códigos del género que aprendió su progenitor llevando con no poca habilidad una trama no sólo cargada de clichés, sino también llena suspense y donde las enredos del guión nos llevan a una conclusión más inesperada de lo que yo creía. No falta la violencia extrema, las grandes dosis de sexo, los sinsentidos, ese ambiente tan molón de los ’80 y el poder visual que, cual Argento, le imprime el director, demostrado en el uso de los colores y de la música, en los juegos de luces y sombras, en la elaboración de ciertas secuencias que consiguen rayar lo surrealista, sobre todo la manera en que el asesino ve a las mujeres antes de matarlas, como si fueran verdaderos monstruos, elevando el carácter misógino del mismo a otros niveles.A la cabeza de este despropósito se encuentra la tremenda Serena Grandi, que está para comérsela, interpretando a la protagonista más decentemente de lo que uno pudiera imaginar de primeras, secundándola el gran George Eastman, que conociéndole podría pensarse que es el asesino (no pude reírme más cuando Grandi le suelta eso de que él sería un villano hasta el día que muriera), un Karl Zinny encarnando a un personaje que parece una puñetera parodia del Jeffrey de «La Ventana Indiscreta», esa Sabrina Salerno que contando sólo 19 añitos por aquel entonces ya reventaba termómetros y la veterana Capucine en el papel de Flora, que quien la ha visto y quien la ve, con lo joven y guapa que estaba en «La Pantera Rosa»…
En fin, un caramelo para los fans más exigentes del género, un «thriller» de usar y tirar para otros.No obstante, «Crímenes en Portada» encierra tantos arquetipos como sorpresas, pero tampoco es que represente el mejor esfuerzo de Lamberto Bava, quien a partir de aquí se dedicaría a dirigir telefilms con resultados más malos que buenos.
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