Cuando en 1953 veíamos por primera vez a Marlon Brando en la película ‘Salvaje’, no había un término en castellano para describir lo que era ese personaje de Brando, ni la estética que le rodeaba (léase chaqueta de cuero, gorra, camiseta blanca y motazas en un blanco y negro perfecto). Décadas después nació ese término bajo la horrible forma de «molón». Y es que si algo define a ‘Calles de Fuego’ es el ser una película molona en todo el esplendor de la horrible palabra.
Walter Hill pasó toda su vida haciendo westerns ya fuesen en su periodico histórico real como en el actual. Prácticamente la totalidad de su obra es un western pero de todos ellos, sin duda ‘Calles de Fuego’ es el que domina en el terreno estético hasta tal punto que nos encontramos ante una de las películas más ochenteras de los 80s. Calles mojadas, luces de neón, conciertos de música, punks, rockers, coches, brillantina, montaje a base de cortinillas, viajes en metro, metralletas, chupas de cuero, lesbianas, pelos cardados y mil detalles más que nos sitúan ante un momumento al pop y al glam más estrambótico de aquellos años, es como un cuadro de Warhol fuera de control.
En cuanto a lo que se nos cuenta estamos en un western «Hawksiano» donde una comunidad de inocentes se ve acosado por una banda de salvajes por lo que deben recurrir a un grupo de héroes pintorescos para ser protegidos y aquí es donde falla el filme, fundamentalmente por la figura del héroe o más bien por el actor elegido. Michael Paré carecía de la fuerza suficiente para representar de forma empática al habitual héroe hawksiano y términba derivando en un destilado de whisky barato de Clint Eastwood y sus hombres sin nombre. Son así los secundarios los que mantienen en pie la función pero no es suficiente para que la película alcanzase el estatus que merecía por el conjunto de su apartado visual. No olvidemos que Hill decide unir la estética de cine negro de los 40s, con looks de los 60s a lo «Salvajes» de Brando en plena estética 80s, como podéis suponer el resultado es puro deleite visual y sonoro. También es cierto que los temas musicales funcionan de maravilla pero falta un tema principal con fuerza suficiente para haber sido un hit de las listas radiofónicas y por tanto, convertirse en un ícono como le ocurrió a la mayoría de los éxitos de vieoclub de aquellos años.
En definitiva estamos ante una obra de obligado visionado, un filme de culto con un tono quizás demasiado serio, en concreto en la figura del protagonista, algo que también ocurrió con ‘Regreso al Futuro’ por lo que decidieron volver a rodarla con un nuevo actor (Michael Fox en vez de Eric Stoltz). Por lo demás ir a verla ya.