Casi juntas de la mano han llegado a nuestras pantallas primero el último film de Underworld y ahora el último de la saga Resident Evil. Guerras de Sangre y Capítulo final son los apéndices de estas curiosas dos sagas que guardan en su interior un enorme parecido que pasamos a narrar.
Que ambas son productos de género de serie B lo tenemos todos claros; que ambas usan esa llamada estética videojuego e incluso una nace de él lo tenemos también todos claros. También sabemos que son películas que giran alrededor de dos bellas heroínas interpretadas por dos no menos bellas actrices. Lo que apostilla su gran parecido y hecho curioso que pasamos a relatar no es que se han estrenado las dos en enero de este año sino que ambas son un juguete ideado por sus respectivos maridos para lucimiento de estas y como entretenimiento familiar (el de sus propias familias) de gran magnitud.
Y es que, Selene a quien interpreta Kate Beckinsale en Underworld, es un personaje creado por el propio marido de esta, es decir, el director Len Wiseman que cada x tiempo decide regalar a su mujer un nuevo juguete para seguir en la brecha. También es cierto eso sí, que a lo mejor es Kate Beckinsale quien da la oportunidad a su marido de poder llevar a cabo un nuevo trabajo gracias a la presencia de la célebre actriz. Y claro está, lo mismo pasa con Mila Jovovich y su Alice en Resident Evil y es que también es su marido Paul W. Anderson quien se encarga de producir, escribir y dirigir este juguete que debe servir de bálsamo y de diversión de fin de semana para la familia Anderson Jovovich.
Lo que distingue a ambas sagas al menos en los últimos tiempos, es que los Beckinsale-Wiseman parecen seguir creyendo en esta terapia de unión familiar al dejarnos unos films bajos en calidad creativa pero serios en su planteamiento y respetuosos con el público y con el género. En cambio, los Anderson, parecen tener claro que su terapia es un divertimento más, una salida a la feria donde todo vale y donde lo que importa no es el género, ni el público ni la propia obra. Lo que importa es seguir haciendo caja a base de un despropósito que parece por fin llega a su entrega final.
Sin duda siempre habíamos pensado que Brangelina era la pareja ideal (hasta su hecatombe), pero sin duda hay parejas mucho más ideales como las que acabamos de citar. Y por cierto, que monos son los cuatro. Cerramos la crónica rosatte de hoy).
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