Curiosamente el los últimos años el cine apenas ha hablado sobre si mismo. Es como si ese gigante contador de historias de repente haya tenido vergüenza de mirarse al espejo y hablar de lo que ve. Más curioso aún cuando en sus entrañas hay historias más sorprendentes que las que el mismo inventa. En cambio y de repente, 2016 ha tenido la suerte de ver en tres ocasiones al cine dentro de una pantalla de cine. Woody Allen, los hermanos Coen y Damien Chazelle han sido los culpables de esta curiosa y gustosa causalidad.
La casualidad además va aún más allá y es que en los tres casos, \’Ave Cesar¡\’, \’Café Society\’ y \’La la land\’, se ha apostado por hablar de la época gloriosa del Hollywood clásico y es que, vemos cómo los finales de los 30 y los principios de los 40 son el meollo en cuestión y la ambientación elegida en tres historias preciosas y jocosas que nos sirven de regalo a todos aquellos que sentimos admiración por el séptimo arte. Y es que, da igual cuales son tus gustos cinematográficos y las cuestiones que te llevaron a esta pasión. Tanto si eres amante de la acción, del terror, de las comedias o del cine más romántico, ver en vivo una recreación de los comienzos de nuestro cine es simplemnte pura devoción y gozo para todos.
La la land, la última en llegar
Además de ser la última es la mejor de las tres recreaciones. El director de Whiplash lleva a la pantalla un viejo proyecto; Se trata básicamente de devolver al musical la gracia quizá perdida de su sentido, de la posibilidad de acercarse al deseo puro sin los inconvenientes siempre cargantes y tristes de lo cierto, de lo real. \»Este género permite disociar la realidad de la fantasía; es el que más acerca de todos los que componen el cine al deseo\», dice el director. Y le creemos. En el musical, el principio de realidad se suspende y ante los ojos del espectador sólo queda la ensoñación como argumento.
Ryan Gosling y Emma Stone (ambos hábiles en su muy bien disimulada impericia) dan vida a dos artistas, pianista de jazz el primero y actriz la segunda que buscan alcanzar ese extraño y difícil instante en el que se justifica una vida entera que además sirve como una bonita y bien tranzada metáfora sobre el propio Hollywood. Estrenada en la mostrar de Venecia.
Café Society, un Allen de vuelta a casa
Por la historia central. Que es un drama de amor aunque Woody lo disfrace de triángulo con implicancias familiares. Por la ambigua solidez con que construye a sus protagonistas, Bobby (Jesse Eisenberg) y Vonnie (Kristen Stewart), por la inagotable cantera de chistes judíos, por crear una mafia, también judía, a la altura de cualquiera, por hablar de la industria del cine, del glamour barato, la exposición aburrida, los fanfarrones insulsos, esbozando una crítica ácida sin de dejar nunca de ser Woody Allen. En los años 30 o ahora.
Así vemos cómo todos los personajes tienen un poco de él y por ende, está historia tiene también un mucho de ella misma, es decir de cine y de lo que lo envuelve y es que podemos disfrutar de forma sutil y cómica de todas las bambalinas del Hollywood clásico. Con sus glorias y sus vergüenzas.
Ave Cesar¡, la primera y la más directa
A estas alturas ya poco vamos a poder aportar sobre esta genial obra de los hermanos Coen pero, si que podemos decir que los tres films vistos hoy es el más directo y concreto ya que este film no tiene al Hollywood clásico como telón de fondo, sino que el Hollywood clásico es el propio film en cuestión.
Ave César¡ cuenta al estilo Coen lo que fue el cine de aquellos años, lo que fueron sus estrellas y lo que fue su proceso de gestación y creación. Un homenaje al cine que cierra el tríptico de metacine que vamos a poder disfrutar en este 2016.