KICK-ASS 2: CON UN PAR
Un desastre de secuela
Tras la arrolladora valentía de Kick-Ass, que inspiró a toda una oleada de nuevos justicieros liderados por el implacable coronel Barras y Estrellas, nuestro héroe decide unirse a ellos. Sin embargo, la reaparición de Bruma Roja—ahora convertido en el villano El Hijop**a—amenaza con erradicar a este grupo de superhéroes improvisados. Solo Hit-Girl podrá interponerse en su camino…
Así se presenta la secuela de Kick-Ass (2010), basada en el cómic de Mark Millar. Pero vayamos al grano: este film debería haber ido directo a DVD sin pisar una sola gran sala.
El gran error: cambiar de director
La ausencia de Matthew Vaughn tras la cámara pesa como una losa. Kick-Ass 2 carece de la frescura, el ritmo y la energía de la original. Su guion es endeble, plagado de secuencias torpemente estructuradas que, más que provocar carcajadas, rozan lo ridículo. La falta de originalidad es alarmante, pero lo verdaderamente incomprensible es el nivel de dejadez en todos los apartados, tanto técnicos como narrativos.
¿A quién se le ocurrió cambiar de director?

Un reparto desaprovechado y sin alma
Jim Carrey, aunque aporta cierto carisma, no consigue salvar el conjunto. Y el resto del elenco está completamente desaprovechado. La película se siente repetitiva, excesivamente continuista y sin nada nuevo que ofrecer. Lo que en la original era gamberrismo y mala leche aquí se diluye en un intento fallido de parecer más “cool” y accesible.
A pesar de las peleas y la sangre, todo se siente edulcorado. Las líneas de diálogo resultan vergonzosas, y las escenas de acción carecen de la chispa necesaria. Todo parece una convención de disfraces sin alma, un espectáculo vacío que se limita a repartir golpes sin propósito.
El error de creer que más es mejor
Uno de los mayores pecados de Kick-Ass 2 es creer que la fórmula del exceso garantiza el éxito. Multiplicar la cantidad de personajes excéntricos no convierte automáticamente la película en algo memorable. La trama se desmorona entre situaciones previsibles y decisiones absurdas, revelando las verdaderas intenciones detrás de este proyecto: exprimir la franquicia sin respeto por la obra original ni por los fans.
Jeff Wadlow no es un director, sino una simple marioneta. Y el resultado final es una fina capa de mierda cinematográfica.
Pobre Chloë…