El striptease de Erika Eleniak en máximo riesgo: erotismo y transgresión en un filme de acción
En el vasto panorama del cine de acción de los años noventa, Máximo riesgo (Under Siege, 1992) emerge como un ejemplo paradigmático del género, combinando acción vertiginosa, intriga militar y un subtexto sorprendentemente sugestivo. Entre explosiones y combates cuerpo a cuerpo, la película, dirigida por Andrew Davis, ofrece un momento que desarma al espectador de una manera inesperada: el striptease de Erika Eleniak, un instante cargado de sensualidad que transgrede los códigos de una narrativa dominada por la testosterona.
Eleniak, conocida entonces por su papel en Baywatch, interpreta a Jordan Tate, una ex playmate contratada para animar la fiesta de cumpleaños de un capitán de navío, aunque sin saber que está a bordo de un barco secuestrado. Su escena icónica, en la que emerge de un pastel gigante para realizar un striptease, trasciende lo meramente visual. En un marco narrativo donde la violencia y la camaradería masculina predominan, la presencia de Tate introduce una disonancia tan inesperada como cargada de significado.
Erotismo en el campo de batalla
El striptease no solo es una explosión de erotismo, sino una maniobra narrativa inteligente. La escena, de apenas unos segundos, irrumpe con la fragilidad de un cuerpo femenino que parece fuera de lugar en un entorno militarizado y hostil. Tate, vulnerable y confundida, se convierte rápidamente en un personaje activo, despojándose del estereotipo de la mujer decorativa para aliarse con Casey Ryback (Steven Seagal), el héroe estoico de la cinta.
Eleniak no interpreta simplemente a una mujer atrapada en una situación extrema; su actuación confiere a Tate una autonomía que, aunque inicialmente sugerida por su desnudez, se afirma en su capacidad de supervivencia y adaptabilidad. La transición de musa erótica a aliada estratégica desafía la mirada masculina dominante que inicialmente la percibe solo como objeto de deseo.
Una crítica a las expectativas del género
En un momento histórico donde el cine de acción se consolidaba como un escaparate para héroes musculosos y villanos caricaturescos, Máximo riesgo se permite subvertir, aunque de manera sutil, estas convenciones. El striptease de Eleniak, con su coreografía deliberadamente exagerada, actúa como una crítica velada a la mercantilización del cuerpo femenino en Hollywood. Al mismo tiempo, establece un contraste irónico con la violencia desenfrenada que define el resto del filme, recordándonos que la vulnerabilidad también puede ser un arma en el campo de batalla. El striptease de Erika Eleniak
Entre el kitsch y la irreverencia
La escena de Eleniak se inserta en la línea de momentos icónicos del cine de acción donde lo sensual y lo violento coexisten en un equilibrio incómodo. Similar al baile de Salma Hayek en Del crepúsculo al amanecer o a las femme fatales de Brian De Palma, su actuación resalta la dualidad entre lo sexualizado y lo poderoso, entre lo decorativo y lo esencial.
El striptease de Jordan Tate en Máximo riesgo no solo fue un hito en la carrera de Erika Eleniak, sino también un recordatorio de que incluso en los espacios más predecibles del cine de acción, pueden surgir momentos de audacia narrativa. En su breve pero memorable aparición, Eleniak logra lo que pocos personajes femeninos de la época consiguieron: apropiarse de la escena y redefinir su rol en un género diseñado, casi exclusivamente, para los héroes masculinos. El striptease de Erika Eleniak