Videoclub VHS | El exterminador 2

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Exterminator-2- : Cinema Quad Poster


La historia de John Eastland, un soldador convertido en exterminador callejero, se eleva en esta secuela a un grado casi de fábula urbana. Como antihéroe, su personaje es menos un individuo que una alegoría del vigilante urbano, presentado con su máscara de soldador y un lanzallamas en mano. En un tono que roza el paroxismo de lo absurdo, Eastland patrulla las calles de Nueva York en un camión de basura modificado, reminiscente de un Batmóvil del inframundo. La película se concibe así como una suerte de cómic trash en movimiento, en el que el protagonista más parece una figura salida de una novela gráfica underground que un héroe tradicional. Su representación visual, saturada de neones y sombras, convierte a Nueva York en un espacio casi onírico, una metrópoli asediada por el caos y la decadencia, donde el Exterminador encarna a la vez el caos y la (falsa) esperanza de redención​.

ESCENA ELIMINADA NUNCA VISTA EN MONTAJE

La producción desborda sus propias intenciones al cruzar la línea entre la violencia estilizada y la pura hipérbole. Así, la película no sólo exhibe una coreografía delirante, sino que la impregna de elementos casi incongruentes, como escenas de breakdance inspiradas en la moda de la época. Esta decisión, típica de Cannon, que también producía películas como breakin’, desdibuja los límites del género, haciendo que El exterminador 2 se sienta, por momentos, como un musical psicodélico de acción, una obra sin duda incoherente pero fascinantemente excéntrica.​

En su dirección, Buntzman revela una impericia que se evidencia en el montaje errático y en las decisiones estéticas que parecen desarticuladas, como piezas de un rompecabezas que nunca se ensamblan del todo. El uso de escenarios de Nueva York de 1983 aporta un valor casi documental al filme, pero este potencial queda eclipsado por un guion que parece haber sido ensamblado a retazos, cada escena existiendo en un vacío argumental que sólo encuentra cohesión en la mente del espectador que decida perdonarle sus defectos. En esta conjunción de errores técnicos y narrativos, El exterminador 2 despliega una atmósfera absurda, y es precisamente esta rareza lo que le confiere su carácter de culto​. Videoclub VHS | El exterminador 2

Robert Ginty, en el rol de Eastland, añade una capa de inusual gravedad a su personaje, a pesar de la evidente superficialidad de sus diálogos. Como actor, Ginty era un rostro conocido en las estanterías de videoclub, pero jamás alcanzó una notoriedad significativa. Su actuación, taciturna y casi apática, parece reflejar la naturaleza misma del filme, como si la frialdad de su mirada contemplara el absurdo de su propio universo fílmico. En contraposición, Mario Van Peebles da vida a X, un villano que exuda carisma y teatralidad, elevando su rol a una especie de archienemigo en una saga de cómic oscuro y surrealista​.

En última instancia, El exterminador 2 es una pieza única de su época, una obra que desafía las convenciones y se sitúa en ese delgado límite entre lo terrible y lo hipnótico. Aunque la técnica y la coherencia narrativa brillen por su ausencia, la película destila un magnetismo irreplicable, convirtiéndose en un extraño híbrido que, para el espectador que logra ver más allá de sus fallas, ofrece una experiencia visual transgresora y provocadora que, en su defecto, se convierte en su mayor virtud. Videoclub VHS | El exterminador 2