En un universo cinematográfico donde la parodia y la estética de los años 60 y 70 se fusionan con la tecnología contemporánea, surge Codename: Diablo!, una extravagante propuesta que rinde un homenaje irreverente al cine de explotación. Con un trío protagonista que evoca a las icónicas pin-up de Russ Meyer, pero actualizadas al siglo XXI, esta película nos sumerge en un mundo de espionaje bizarro, humor absurdo y acción desmesurada.
Lilly 4K, Mary Madison Love y Martina Big, tres mujeres de exuberante anatomía, encarnan a un grupo de agentes secretas que deben detener a una villana de proporciones cómicas y a su ejército de secuaces, equipados con tecnología de última generación. La trama, repleta de giros absurdos y situaciones hilarantes, nos recuerda a las clásicas películas de espionaje, pero con un toque de humor irreverente que roza lo absurdo.
La película no pretende ser una obra maestra del cine, ni mucho menos. Su encanto reside precisamente en su descaro y su falta de pretensiones. Codename: Diablo! es una celebración del cine B, un guiño a los amantes del cine de culto y una sátira de los clichés del género. Sin embargo, detrás de su fachada de parodia, la película esconde una crítica social sutil, que pone en cuestión los estándares de belleza impuestos por la industria del entretenimiento y la obsesión por la tecnología.
La comparación con Blonde Squad es inevitable. Ambas películas comparten una estética similar y un humor irreverente, pero Codename: Diablo! se diferencia por su mayor énfasis en la parodia y su homenaje explícito al cine de Russ Meyer.
En definitiva, Codename: Diablo! es una película que no dejará indiferente a nadie. Aquellos que busquen una experiencia cinematográfica original y divertida, encontrarán en esta película una propuesta única y atrevida. Sin embargo, es importante advertir que no es una película para todos los públicos, ya que su humor es explícito y su contenido puede resultar ofensivo para algunos espectadores.