Estamos ante la primera gran película de Abel Ferrara, una versión de Romeo y Julieta que posee todo lo mejor del director de ‘El Rey de Nueva York’. Ferrara vuelve a meternos en Nueva York, en ese Nueva York suyo tan fantástico como puede ser el de Woodie Allen, pero totalmente opuesto. ‘China Girl’ es una película de atmosteras, un filme que crea su propio universo fuera del nuestro real. Ferrara aporta notas de Fassbender a una historia trágica donde los personajes son tan importantes como el mundo que les rodea, un lugar de Capuletos y Montescos separados por la frontera de la raza y la cultura, donde un italoamericano se enamora de una china-americana y son el detonante de esta versión navejera de West Side Story donde las sombras se mezclan con los neones y las calles humedas de Little italy y Chinatown.
‘China Girl’ es una de las películas más ochentera de aquellos años. La luz, el color, el brillo, el atrezzo, la historia, las actuaciones, el sonido o la música son puro 80s, en su máxima expresión quedando así como una pieza artística que define de forma perfecta la cultura de su tiempo.
Pasar más de media década fogueándose en los policiacos televisivos y cinematográficos que le convertirían en alternativa coetánea de los ochenta a Michael Mann sirvió para que estilísticamente se robusteciesen los mimbres del autor de thriller suburbial en el que se había transformado el artífice de los, aún más lejanos de lo que cabría suponer en diez años, inicios en el porno o en un slasher precarísimo con taladradoras.
Aquí Tony -Richard Panebianco- y Tye -Sari Chang son dos amantes unidos por la única necesidad de preservar su libertad para enamorarse frente a las pistolas.
Marcada la diferencia con posteriores intentos de renovar el mismo relato, tengo otra advertencia para fans de ‘West Side Story’ (entre los que también me incluyo): estos no se enfrentan bailando.
Una golosina gangsta tardochentera de un intenso pestazo a violencia, suciedad y turbulencia suburbial marca de la casa.
Imaginen a Baz Luhrmann quitándole donde esa carga hortera y saturada de su puesta en escena, imaginen a Fassbender trabajando para la industria de Hollywood e imaginen a Nicolas Winding-Refn haciendo una historia entretenida, sin han sido capaces de imaginar esas 3 cosas y juntarlas entobces tienen al Abel Ferrara de ‘China Girl’.
Un auténtico clásico.