Todo el mundo tiene claro o al menos eso dicen que ‘El Padrino’ o ‘Uno de los Nuestros’ son posiblemente las dos mejores películas de gangster de la historia incluso si les presionas, te dicen que son las dos mejores películas de la historia del cine. Esos mismos también son capaces de decir que tanto Coppola como Scorsese son también los mejores directores de la historia del cine o por lo menos entre los 5 mejores.
Si una semana después del estreno de ‘Volver a Empezar’ o ‘Sin Perdón’ hubiesemos hecho una encuenta de popularidad veriamos que a casi nadie les emocionaban esas películas e incluso vemos que fueron un fracaso en taquilla, en cambio, justo después de ganar ambas el Oscar una mejor película extranjera y otra a mejor película no solo vimos como las salas se llenaron sino que también todo eran alabanzas para los dos filmes. Como vemos los filmes siempre fueron los mismos pero la opinión no, lo que quiere decir que la única verdad de la calidad de los filmes residía en ellos mismo y no en la opinión del público.
Y esto viene porque hay peliculas enormes que son enormes por si mismas y no por lo que diga la masa como es el caso de ‘El Rey de Nueva York’ de Abel Ferrara, una película de gansters o mafia que tiene la misma calidad tanto que ‘El Padrino’ como de ‘Uno de los Nuestros’
Si hacemos una descripción en una sóla palabra de ellas diremos que ‘El Padrino’ es clasicismo, ‘Uno de los Nuestros’ frenesí y ‘El Rey de Nueva York’ atmosférica. La película de Ferrara tiene una banda sonora que rivaliza con la de Coppola, es igual de violenta, salvaje y atrevida que la de Scorsese, posee una fotografía que se codea con los dos clásicos, una interpretación y un personaje central que no es peor que el de Liotta o el de Al Pacino, un guión menos pretencioso pero igual de desafiante y únicamente pierde en marketing.
De este modo estamos ante cine oculto, de culto y disfrazado de clásico por parte de unos de los malditos de la industria que nos deja una soberbia obra maestra que tuvo la maldición de compartir estreno con la película de Scorsese, genial director que para su suerte tiene el respaldo continuo del público y de la crítica. ‘Uno de los nuestros’ devoró sin querer una película está a la misma altura de las dos películas ya citadas. Ojala quizás algún dia esta obra gane un Oscar y así, el público querrá decir que Ferrara es uno de los mejores directores de la historia del cine, ‘El Rey de Nueva York’ una de las mejores películas de ganster e incluso una de las mejores películas de la historia del cine.
Abel Ferrara retrata la ciudad que nunca duerme como una trágica representación de lo peor que se puede convertir una urbe con el aliciente de que la Gran Manzana históricamente está envuelta en un halo de violencia. Una Nueva York infestada de drogas y prostitución, donde las mafias dominan el panorama, donde abundan las bandas callejeras y pululan las tribus urbanas en la noche. Como si de una Gotham City se tratara, Nueva York siempre está envuelta en tinieblas, bajo la noche, cuando el peligro acecha, representada dramáticamente con terceros planos desde el metro o el puente de Brooklyn que aportan un halo siniestro a la ciudad.
Con Teniente corrupto dirigida en 1992, Ferrara llevó mas lejos el tema de la redención personal, y El rey de Nueva York a pesar de no ser tan profunda es más sólida, entretenida y violenta hasta el punto de ser molesta. Un viaje a las cloacas de la Manhattan nocturna con clase, con estilo, heredado a partes iguales del áspero cine de Don Siegel, John Flynn o Peckinpah (su influencia es bastante visible) aderezado con salpicaduras «neo-noir» más propias de Ridley Scott en el interior de una atmósfera implacable y amarga poblada de personajes de trazo grueso digna de las novelas negras de Donald Westlake o Elmore Leonard. En medio, la figura alrededor de la cual pivotan los hechos y demás personajes, un gángster de la vieja escuela con la fatalidad tras sus pies y convertido, por obra y gracia del guión, en auténtico benefactor de la comunidad.
A éste tiene la suerte de encarnarlo un imponente Christopher Walken que tanto agrada como da escalofríos a base de una interpretación al mismo tiempo elegante, melancólica y visceral; suyo es el protagonismo y suya es la película desde el mismo instante en que aparece (el cineasta sabe captar muy bien su dureza). Tras su alargada sombra, un plantel cuajado de futuras estrellas como Laurence Fishburne, David Caruso (¿en el papel más aborrecible de su carrera?), Steve Buscemi y un histriónico Wesley Snipes previo a su éxito como héroe del cine de acción; nada desdeñables Paul Calderón y el veterano Victor Argo.