Ya llegan los premios Oscar y todas las webs e informativos nos ponemos explendidos hablando de cualquier dato histórico que haya dado este certamen y por supuesto, recordando la bofetada famosa de Will pero ¿realmente importan los premios Oscar a día de hoy?
En un mundo con tanta información (y desinformación) como el de hoy, se nos ha hecho mas que evidentemente lo poco fiables que han sido los Oscar durante toda su historia y falta escuchar que Alfred Hitchcock no ha ganado ni uno como director para darnos cuenta de la poca fiablidad que tienen estos. Además en un mundo donde todo se revela se ha contado por activa y por pasiva que hay más de intereses que de cine, por lo que cada año que pasa le damos menos valor a la dichosa estatuilla.
Las cifras de audiencia caen y el boca a boca sobre lo puramente cinematográfico cada vez es menor el día posterior a la entrega de premios. Parece que la academia tiene que vivir de imbecilidades, ya sea equivocaciones al leer los sobres o tortazos entre compañeros, para que el día siguiente a la entrega, esta sea tendencia y eso sin es una lástima.
A modo personal el gran problema de los premios Oscar es que la fuerza de lobbys cada vez es mayor y se entregan más premios por intereses sociales y políticos que por cine y ahí es donde el valor del Oscar se derrumba.
No sabemos quién o quienes van a ganar los premios este año pero lo que sí sabemos es que ni la ganadora va a sentar cátedra ni las perdedoras van a sufrir una humillación. Pase lo que pase, cada uno seguirá teniendo el mismo punto de vista, cariño u odio sobre cada candidata tras finalizar la ceremonia.
Si hablásemos de cine puramente, la película de Spielberg debería ser la ganadora pero si hablamos de intereses comerciales la cosa cambia. Quizás sea un buen momento para que una propuesta totalmente moderna y de género gane por primera vez el Oscar y enganche así a los más jóvenes del lugar o quizás, haya que seguir velando por fortalecer a los grupos más débiles de la sociedad, no lo se, lo que sí se es que gane quien gane, no va a pasar a la historia del cine.