Dirigida por Sophia Takal e ntérpretada por Lily Donoghue, Caleb Eberhardt, Cary Elwes, Imogen Poots, Brittany O’Grady, Aleyse Shannon y Ben Black, Navidad Sangrienta es una película de terror que va sobre un grupo de estudiantes que es perseguido por un extraño durante sus vacaciones de navidad. Estamos eso sí, ante un remake de la película casi homónima aparecida en 1974., Navidades negras» de la cual os vamos a hablar y ya avisamos que estamos ante una obra de terror muy dura y adulta de esas que no todo el mundo está preparado para ver…
Estamos por desgracia ante una película de terror poco conocida en España, y digo por desgracia porque no sólo es una de las cimas del cine de terror de los años 70 sino también un título tan destacado y tan desasosegante como el previo largometraje de Clark, también adscrito al género de terror, «Crimen en la noche» (Dead of Night, 1974).
En este caso, un asesino enloquecido se refugia en la residencia femenina de una universidad estadounidense, después de matar a una niña en un parque cercano, y allí, escondido en el ático de la residencia, irá poniendo en peligro a las residentes de dicha casa, mientras, fuera, todo el mundo celebra la Navidad…
Estamos por lo tanto ante un «proto-slasher», como «Noche silenciosa, noche sangrienta» (Silent Night, Bloody Night, 1972), de Theodore Gershuny -film ambientado también en la Navidad, es curioso-, esto es, un film que también propone un asesino invencible, sin rostro, como una amenaza casi inhumana o sobrehumana; pero se sitúa sin duda en un nivel de calidad muy superior al de la película de Gershuny, el nivel de la obra maestra. El reparto, en el que se encuentran algunas caras conocidas del cine de la época, se muestra bastante competente.
‘Navidades Negras’ me evoca la misma inquietud. En la residencia de chicas en la que tiene lugar nunca parece haber el sentimiento hogareño que se asocia a las festividades, y en su lugar justo al principio somos los ojos de un testigo invisible, observando tras las ventanas, como un reverso tenebroso del Papá Noel que se supone hemos «autorizado» a entrar inadvertidamente en nuestras casas. Da miedo ya solo pensar en esa idea, pero el ánimo de las inquilinas no acompaña, al ser perturbadas por una lasciva llamada telefónica y la consiguiente respuesta furiosa de Bárbara, la más dura de todas ellas, que se acaba de quedar sin plan navideño por su madre egoísta: en cierto sentido, todas ellas sienten que está mal plantar cara a lo establecido, y preferirían haberse quedado calladas mientras la voz del auricular no las pudiera tocar.
Los villancicos angelicales no han logrado imponerse a la desesperación provocada por esa mano ejecutora sin rostro aparente, que para más mofa macabra de la festividad rompe en estatuillas de cristal la poca inocencia que les podría quedar a estas mujeres-niña, siempre esperando o recibiendo órdenes de hombres que ahora van a llegar demasiado tarde para ayudarlas. Donde podría regodearse grandilocuente, esta película elige quedarse sentada en la oscuridad, masticando paciente los nervios de quien se atreva a verla. Solo así queda patente el profundo terror que encierra una casa dispuesta a visitantes de Nochebuena, donde no sabemos para quién brillan las luces intermitentes de la ventana, ni si el tic-tac del reloj apuñala la densa quietud de la madrugada.
NOTA 8
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