Ciertas películas de los ochenta han envejecido mal, pero que muy mal, siguen teniendo ese atractivo que las hace únicas.
La noche del cometa es una de ellas, con un comienzo que engancha en una historia simple pero extrañamente creíble. se nos presenta a estas 2 chicas o como se decía en aquella época, 2 cabezas de chorlito. Ellas lo único que quieren es divertirse, exista el mundo o no. no se las nota una especial preocupación por lo sucedido, cualquier otro director intentaría formar un drama con todo esto, pero aquí no pasa. Ellas lo encajan bien.
Decir que es una película apocalíptica es quizás quedarse corto, total sólo desaparecen todos los humanos, y encima a ellas no les preocupa demasiado.
Decir que es esta dentro del genero de Zombies es pasarse, pues que la presencia de estos seres va de mas a menos en cuestión de minutos, y son más mutantes que zombies.
Lo que si puedo decir de ella, es que me gustó, es entretenida y sobretodo sus primeros 35 minutos son geniales, decae bastante en su trayecto final pero sin defraudar demasiado al espectador.
Eso si, el papel del mexicano está pillado con pinzas y no se hace muy llevadero. Ellas en cambio son la juerga padre la alegría de la huerta, y siempre es un placer ver a Catherine Mary Stewart en acción.
El mundo espera con curiosidad y regocijo la inminente llegada de un cometa cuya última orbita elíptica alrededor de la tierra tuvo lugar hace 65 millones de años (cosa que se nos explica en el arranque) y fue la causa de la desaparición de los dinosaurios (tema de actualidad en 1984, año de producción de esta película ya que solo faltaban 2 años para la llegada del cometa Halley), regocijo que se ve truncado cuando la cola del cometa a su paso por la tierra acaba con toda la vida humana, convirtiendo en zombies a todo aquel que no ha sido reducido a polvo.
La acción transcurre en Los Ángeles, donde tras el paso del cometa solo han vemos tres supervivientes en la ciudad (todos ellos en cubículos cubiertos de acero que al parecer los aisló del desastre) Regina (Catherine Mary Stewart), su hermana Samantha (Kelli Maroney) y Héctor (Robert Beltran), un camionero latino, además de un grupo de científicos que se hallaban en un bunker dentro de unas instalaciones militares al mando de Carter (Geoffrey Lewis, padre de Juliette Lewis) y Audrey (nada más y nada menos que Mary Woronov).
Tras el primer ataque que vemos por parte de un negro zombie (bueno el segundo ya que antes se había cargado al novio de Regina) a una desconcertada Regina de la que esta sale ilesa después de plantarle cara y huir en una preciosa Triumph Bonneville 650 del 72, la reunión de los tres supervivientes en una emisora de radio a la que habían acudido debido a que era la única que emitía (música en modo automático, sin locutor) y la certeza del grupo de científicos de que ha habido supervivientes tras oírlos hablar por la emisora al dejarse abierto el micrófono Samantha cuando estaba enredando con el micro, comienza la trama.
Entretenidilla comedia teen post-apocalíptica de ajustado presupuesto y algún que otro toquecillo zombie, que si bien en algunos momentos desprende un agradable tufillo a inteligente critica y parodia de la sociedad (los reponedores del centro comercial) y está considerada como una medio cult movie, hoy en día se necesita mucha nostalgia de los 80 y bastantes dosis de indulgencia para calificarla como algo más que lo expuesto al comienzo del párrafo, aunque por otra parte también es cierto que rezuma un cierto encanto.