Los slasher de los ochenta no son (salvo honrosas excepciones) un ejemplo de guiones inteligentes ni de diálogos agudos. Este no es una excepción, pero tampoco aburre porque la historia es más original que la media. El problema de esta película es su bajo presupuesto y rodaje desganado.
Como tantas otras películas del género, empieza con un flashback de 20 años atrás donde te explican que una niña que celebra un cumpleaños con un amigo sufre la entrada en la casa de otro niño sádico que mata sin explicación al varón y se va, probablemente porque sienta un amor platónico por la fémina y descarga su frustración acabando con el otro chico.
Pues de ahí a la fecha actual, con la niña hecha mujer que acude a un hospital a comprobar el resultado de las pruebas médicas. Allí, oh sorpresa, está el niño sádico, hoy hombre sádico, que hace un cambiazo con el resultado de dichas pruebas, y el hospital se alarma al comprobar que la mujer padece algo tan contagioso como el ébola y la ingresan de inmediato para su desesperación, atándola y sometiéndola contra su voluntad por motivos de salud pública. Mientras tanto, el asesino va acabando con pacientes, familiares de la chica y personal del hospital.
El argumento es interesante, mucho mejor que otros mil veces vistos en este tipo de películas.
La actriz es fantástica, no por su interpretación, sino porque es guapísima (Barbi Benton, que apareció en Playboy cinco o seis veces en diez años), y de vez en cuando le hacen pruebas desnuda, lo que alegra muy mucho la vista al espectador.
Pero el modo de ejecutar los asesinatos es atroz, prácticamente no se ve nada, movimientos bruscos de cámara, cubazo de tinte rojo sobre el cuerpo y ya está. Hay mucho cine amateur que rueda con más arte un asesinato que lo que aquí se ve, valiendo como ejemplo, uno de los asesinatos detrás de un biombo traslúdico, viéndose dos siluetas ahogándose, sin sangre. Recursos limitadísimos.
La música no aporta nada al conjunto, es neutra, no espereis la banda sonora de Halloween o los efectos de Viernes 13.
Y para rematar, todo se desarrolla en un supuesto hospital, pero por los escenarios podría ser un colegio, o una casa amplia, porque todo se reduce a un pasillo estrecho con habitaciones a los lados y un mostrador a la entrada. Hay telenovelas con hospitales mejor recreados que ese.