La composición y el fuera de campo
Hoy nos gustaría acercarnos de una forma visual a la película ‘El discurso del rey’. Sobre la calidad de la película no creo que haga falta aportar datos, creo que los premios conseguidos la dejan en un buen lugar, sobre si fue una ganadora menor en la historia de la academia, sólo el tiempo lo dirá.
Lo único que nos preocupa hoy es analizar por encima su puesta en escena, clave fundamental, junto a las interpretaciones del éxito y ascensión que la cinta ha ido experimentando desde su estreno, y así de paso poder hacer que el espectador se acerque a ella de una forma más didáctica y comprensible.
Lo primero que tenemos claro es que la película deja un reposo de satisfacción una vez visionada. Además pasados los días no se esfuma en nuestro recuerdo, sino que sigue ahí, presente, quizás no en la cúspide de nuestras obras favoritas, pero sí en ese segundo escalón de imágenes y momentos que nunca se olvidan.
Si buscamos una explicación a esto nos podríamos ir a la interpretación de Geofrey Rush y Colin Firth, pero aunque su actuación es genial, sus personajes no cuentan con el calado necesario para marcarnos de por vida. La historia encima carece de grandiosidad, ya que en el fondo es simplemente un pequeño tratado intimista sobre la amistad y la superación personal. Por lo tanto a falta de más, el mérito de la grandeza no nos queda más remedio que otorgársela a su director.
Así que tenemos claro que con el proyecto entre manos las preguntas que se hizo Tom Hooper fueron las siguientes: «Tenemos una historia interesante pero dentro de unos límites; tenemos unos personajes curiosos pero no para el recuerdo y tenemos un entorno de escenarios austero y reducido, ¿qué hacemos entonces para filmar un buen proyecto?
Pues usar el ingenio en la puesta en escena, consigamos dotar al trabajo de una personalidad y calidad artística decente y ya que estamos ante una historia clásica, pues recurramos a los clásicos para conseguir la inspiración.
ESTO ME SUENA.
Muchas escenas, momentos y nombres nos vienen a la mente una vez termina el metraje, pero de todos ellos quizás destaque uno, el de Welles, Orson Welles. No sé por qué ni en qué minuto, quizás desde el primero o quizás al finalizar el último, pero varias imágenes vienen a la mente que nos recuerdan el trabajo del director de Kane: techos, sombras, escaleras, niebla, incluso, el rostro del niño prodigio, .
Hasta Físicamente, podemos llegar a notar un cierto…
…parecido en algunas escenas.
Las escena de las escaleras también nos puede recordar algunas secuencias…
de la filmografía de Welles como en Ciudadano Kane o el Cuarto Mandamiento.
El uso de la luz y la niebla para crear ambientes…
…es un recurso utlizado por los dos directores.
Los contrapicados y la presencia de techos, es algo que puso de moda Welles…
…y en el Discurso del Rey también están bastante presentes.
EL FUERA DE CAMPO.
El director, no es que deje a los personajes en fuera de campo, pero sí es cierto que los suele desplazar del eje central de la imagen, al final nos daremos cuenta que lo usa como un recurso artístico más, en concreto para reforzar la idea de los sentimientos de los personajes. Ambos no están a gusto en el hábitat en que se encuentran, se sienten fuera de lugar, solamente en el discurso final es donde los dos conseguirán su cometido y volverán a sentirse aceptados por su entorno, en ese momento el micrófono equilibra el entorno y rellena el vació que alejaba a los personajes de su equilibrio personal. El discurso por fin ha conseguido su cometido.
LA PINTURA EN EL DISCURSO DEL REY.
Los pintores ingleses no quedan fuera de esta obra moderna. Hooper usa la imagen en varias escenas como si de un cuadro se tratase y de este modo dotar a los personajes de un halo de majestuosidad y realeza que el propio guión no les otorga. Así que pasamos a mostrar algunos planos donde la imagen se encarga de aportar lo que la historia no puede. Apuntar que quizás sea la obra del pintor William Hogarth, la que mayor influencia ha tenido en la obra de Hooper.