No vamos a hablar de la calidad cinematográfica del filme, ni de si su lenguaje fílmico es poderoso o no, Top Gun Maverick es un blockbuster, uno de esos que basa su fuerza en la espectacularidad de los sucesos y en la simpleza contagiosa de sus personajes. Maverick no tiene aristas, no es un cubo poliedrico que descifrar, es simplemente un personaje de cine creado bajo esbozos de lo molón, de lo que nos gustaria ser si la vida fuese una película y ahí en el aspecto heróico del personaje, es donde Tom Cruise y Paramount han decidido meterle en el culo a Disney y sus cansinos superhéroes, porque estamos hartos de gente que no es humana aunque lo intenten disfrazar a base de frases de Facebook y tramas novelescas por eso, Maverick campa más libre que Thor o Hulk, porque él si es un humano normal, uno chulo, guapo, hortera y engreido pero caga, mea y tiene arrugas que se resisten al botox. Y por eso la nueva Top Gun nos enamora y atrapa, porque en un mundo de hojas de cómic pasadas a digital, volver a creer en un tipo como nosotros o casi como nosotros nos hace volver a emepatizar con un heroe de la pantalla por fantasma que este sea. Y hablando de digital, aquí en Maverick, todo parece real, la tierra, los arboles, el cielo, los aviones, los coches y hasta Tom Cruise parece real, aquí volvemos a estar cerca de lo real en lo que a la puesta en escena también se refiere. Y luego viene la acción, esas secuencias que tanto nos gusta ver en este tipo de películas y vamos si hay misiles directos al culo de Disney, menudo disfrute es la secuencia final, un lugar de emociones y sensaciones que nos hacen retrotaernos auna época donde el cine de acción era un arte y un disfrute. Simplemente decir que haya Top Gun: Maverick 3 y no Thor 4.
TODO LA HISTORIA DEL FILM
El culto fan hacia Una rubia muy legal empezó a cobrar fuerza tiempo después del estreno de la secuela en 2003, según toda una generación se percataba de los valores feministas enarbolados por Elle Woods, la intrépida abogada que encarnaba Reese Witherspoon. Era de esperar, pues, que en algún punto Hollywood tratara de exprimir el fenómeno, y contando con un exitoso musical de por medio empezó a hablarse oficialmente de una tercera entrega hace unos cinco años. En 2020 Witherspoon confirmó que habían contratado guionistas (Mindy Kaling y Dan Goor) y se fijó una fecha de estreno para mayo de 2022.
Puesto que mayo de 2022 ha llegado y no hemos tenido ni rastro de Una rubia muy legal 3 (ni detalles de cómo ha avanzado el rodaje), parece evidente que el proyecto está atravesando algún percance. Resulta incluso tentador achacar el que la producción esté estancada a la situación actual de MGM, que tras la debacle económica de los retrasos de Sin tiempo para morir se puso en venta y fue adquirida por Amazon. La situación actual del estudio es incierta, habiendo perdido los derechos de Tomb Raider (y siendo cancelada de facto la secuela que iba a protagonizar Alicia Vikander), pero en cualquier caso sigue sin saberse nada sólido sobre Una rubia muy legal 3. Witherspoon tampoco suelta prenda.
Adicionalmente, con el acumulado actual de ‘Top Gun: Maverick’, Lady Gaga se convierte en la compositora femenina de banda sonora original de cine más exitosa de la historia.
El fenómeno taquillero del año, Top Gun: Maverick de Joseph Kosinski y Tom Cruise, continúa su gran desempeño en su exhibición en cines, ahora convirtiéndose en ¡la película más taquillera en la historia de Paramount Pictures en todo el mundo!, superando el acumulado global de Transformers: Age of Extinction ($1,104 mdd).
Esto tras superar los $600 millones de dólares en la box office internacional (hace unos días superó los $600 mdd en la doméstica). Ahora mismo, la secuela de Top Gun acumula $609. 3 mdd en la box office doméstica, y $602.5 mdd en el mercado internacional, para un total global de $1,211.8 millones de dólares.
Top Gun: Maverick se encuentra en su octavo fin de semana de exhibición en 65 mercados del mundo.
En la box office internacional, es la tercera película más taquillera de Paramount.
En 28 mercados de los 65 en los que está siendo exhibida es la película live-action de Paramount más taquillera.
Alcanzó los mil millones de dólares en taquilla en apenas 31 días.
Sus mejores mercados son Reino Unido ($88.8 mdd), Japón ($65.4 mdd), Australia ($55.9 mdd), Francia ($46 mdd), y Corea del Sur ($41.4 mdd).
Adicionalmente, Top Gun: Maverick se anota otro gran récord para una de las compositoras de la banda sonora original, la estrella de la música y ganadora del Óscar, Lady Gaga. Con el acumulado actual de la secuela ($1211.8 mdd) Gaga se convirtió en la compositora femenina de BSO (OST) de cine más exitosa de la historia. Lo que es más espectacular, es que lo logró con solamente una película.
Gaga compuso la banda sonora original junto a Harold Faltermeyer, compositor de la BSO de cinta original, y el legendario Hans Zimmer.
RECOPILACIÓN DE LOS LOGROS DE TOP GUN: MAVERICK:
La película más taquillera en box office global en la historia de Paramount Pictures.
La compositora de banda sonora original de cine más exitosa: Lady Gaga.
La película más taquillera en box office doméstica en la historia de Paramount Pictures.
Primera película de Cruise en acumular mil millones de dólares en la box office global.
Primera película de 2022 en recopilar mil millones de dólares en la box office global.
Segunda película en tiempos de pandemia en lograrlo.
La cinta más taquillera de la carrera de su protagonista en los Estados Unidos.
La película más taquillera del 2022 también en los EE.UU.
La película de Cruise más taquillera de todos los tiempos en la box office global (superando a la que tenía el récord anterior, Mission: Impossible – Fallout).
El mejor cuarto fin de semana en taquilla doméstica de todos los tiempos.
Con su lanzamiento a fines de mayo, logró ser el estreno más taquillero de todos los tiempos en la carrera de Cruise.
Y el estreno doméstico más taquillero del fin de semana del Memorial Day –primer nuevo récord en 15 años–.
Lo que es todavía más espectacular, es que todas las proezas en taquilla las ha logrado sin haber sido lanzada en China –el mercado más grande de cine–, y en Rusia.
Enorme trabajo del equipo de marketing y distribución (y del propio Cruise que ha promocionado el filme en mercados clave), Top Gun: Maverick es un hit absoluto.
La secuela mantiene en Rotten Tomatoes un índice de aprobación del 97% de la crítica, con 422 críticas contabilizadas, y un índice de aprobación del 99% de la audiencia con más de 25,000 reviews verificados en el sitio especializado.
SOBRE TOP GUN: MAVERICK
El largometraje retoma su trama 30 años después de los eventos de la entrega original, con Pete «Maverick» Mitchell, ahora trabajando en el prestigioso programa de instructores de tácticas de combate de ataque de la Armada de los Estados Unidos, al que asistió en Top Gun. En la secuela, Maverick se ve obligado a navegar por el mundo cada vez más complejo de la guerra de drones mientras es mentor de una nueva generación de pilotos de la Armada.
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Top Gun: Maverick ha conseguido su segunda victoria en la taquilla americana al obtener 86 millones de dólares en ventas de entradas, lo que la ha situado en el top 10 de los segundos fines de semana más taquilleros de la historia de la taquilla nacional de Hollywood.
Según informa Variety, Top Gun: Maverick ha alcanzado los 291 millones de dólares en Norteamérica y se ha convertido oficialmente en la película de Tom Cruise más taquillera de la historia. Además, la película sólo ha bajado un 32% respecto a su fin de semana de estreno, que fue de 160 millones de dólares, y ha experimentado, según Comscore, el «menor descenso en el segundo fin de semana para una película que se haya estrenado con 100 millones de dólares o más.»
A modo de comparación, Spider-Man: No Way Home y Doctor Strange en el Multiverso de la Locura descendieron un 67% en sus segundos fines de semana, mientras que The Batman lo hizo un 50%.
A nivel internacional, Top Gun: Maverick ha superado los 257 millones de dólares y ha contribuido a que la película alcance los 548 millones de dólares a nivel mundial.
Maverick tenía poca competencia, Los crímenes del futuro, de David Cronenberg, con un estreno limitado, obtuvo 1,1 millones de dólares en 773 cines a nivel nacional. Maverick, por su parte, se proyectó en 4.751 cines.
Han pasado 36 años desde que vimos a Tom Cruise por primera vez en la piel de Pete Mitchell. Ahora, el conocido actor regresa a las salas de cine con Top Gun: Maverick, la secuela de la famosa película de 1986. Junto al protagonista encontramos a Penny Benjamin, propietaria del bar donde se reúnen los pilotos y una marinera destacada en su tiempo libre. Si bien es la primera vez que vemos al personaje de Jennifer Connelly, la realidad es que fue mencionado hasta en dos ocasiones en el filme de Tony Scott.
De la película original de 1986, recordamos a Kelly McGillis, Charlotte Blackwood, una instructora de pilotos de la Marina que se ve envuelta en un apasionado romance con el protagonista. Tampoco nos hemos podido olvidar de una joven Meg Ryan, que aún no había revolucionado la comedia romántica con Cuando Harry encontró a Sally. Sin embargo, muchos espectadores no se dieron cuenta de que un tercer personaje femenino fue mencionado en Top Gun.
Al principio del filme, Goose (Anthony Edwards) y Maverick son convocados en el despacho de Stinger (James Tolkan) por desobedecer órdenes directas. El comandante está muy molesto con la actitud del protagonista, a quien llama irresponsable tanto en la tierra como en el aire. «También tienes un historial de cinco pases muy bajos sobre torres de control… y la hija de un almirante, además», dice Stringe. Justo después Goose se da la vuelta y sorprendido pregunta “¿Penny Benjamin?”.
Pero esta no es la única vez en la que el nombre del personaje de Connelly es mencionado en la película original. La novia de Gosse (Ryan) recuerda los acercamientos entre Maverick y Penny en una conversación en una de bar, cuando el protagonista apenas comenzaba a conectar sentimentalmente con Charlotte.
Desde el principio todo el equipo de producción tenía claro que no querían el regreso de Charlotte a Top Gun: Maverick. «No quería que la película mirase constantemente hacia atrás», confiesa Joseph Kosinki, director de la secuela, a la web Insider. «Era importante introducir nuevos personajes».
Por ello, uno de los nuevos personajes que decidieron introducir fue al personaje de Connelly. Según declaraciones del cineasta, «es un personaje del que hemos oído hablar pero que nunca hemos visto». Y señala que «fue una oportunidad increíble traer el personaje de Jennifer Connelly a esta película».
Qué ver: 6 trepidantes películas sobre aviones la semana del estreno de ‘Top Gun: Maverick’
Penny Benjamin es el interés amoroso de Maverick en Top Gun: Maverick. Una mujer divorciada que es «brillante, independiente y feliz», según las declaraciones de Connelly. El nuevo personaje demuestra al protagonista que hay futuro lejos de la Marina y de su pasión por los aviones.
‘Top Gun: Maverick’ ya ha batido un récord en Estados Unidos
Puede que la secuela más voladora y esperada de Tom Cruise todavía no haya llegado a los cines, pero ya ha hecho historia de las salas.
Aunque la carrera de Tom Cruise como héroe de acción es extraordinaria y hablamos de un actor que ha trabajado para Stanley Kubrick, Brian de Palma o Paul Thomas Anderson, no podemos decir que Cruise sea considerado un gran actor. Hay, de hecho, quién diría todo lo contrario de sus dotes interpretativas. Pero Tom Cruise no es un actor, actores y actrices hay muchos, es una estrella de cine, y de esos hay menos. Por eso, aunque Tom Cruise probablemente no gane nunca un Oscar por uno de sus trabajos, está claro que se llevará algún día el honorífico. También, que no es tan raro que este año le hayan dado nada menos que en el Festival de Cannes, un templo de la cinefilia de autor internacional, una Palma de Oro Honorífica que comenzó su andadura con Pedro Almodóvar.
‘Top Gun’: la relación de la propaganda nazi de Leni Riefenstahl y la política de Reagan con la película de Tom Cruise
Top Gun
Si existe una película que defina a la perfección lo que fue la década de los 80, sería Top Gun. La cinta dirigida por Tony Scott se alzaría al número 1 de taquilla en 1986, convertiría a Tom Cruise en la gran estrella masculina del Hollywood contemporáneo y conseguiría el mayor número de reclutas para las Fuerzas Aéreas estadounidenses en toda su historia.
Todo para una cinta que en su superficie parece únicamente una fantasía de poder adolescente, con estética heredera de la incipiente MTV y un soundtrack arrollador que situaría a esta obra en referente fundamental del gobierno de Ronald Reagan.
Pero bajo su aparente superficialidad banal e inofensiva subyace un trasfondo sociopolítico e ideológico que hunde sus raíces en los documentales propagadandísticos de la Alemania nazi (El triunfo de la voluntad y Olympia), realizados por Leni Riefenstahl.
También en la política neocon y neoliberal de un presidente, Ronald Reagan, que, a partir de un regreso a la nostalgia y a una concepción de América ilusoria, una representación utópica de los años 50, transformaría y remodelaría el sueño americano y la concepción de los Estados Unidos en la mente de una generación occidental, indefensa ante su pernicioso mensaje.
De los liberales años 70 a los conservadores 80
Top Gun no es ni de lejos el único filme propagandístico de la era Reagan. Pero muy posiblemente si que sea el que más pulido y perfecto es en su habilidad para inocular un mensaje ideológico en el interior de un producto de consumo rápido.
La llegada de Reagan al poder y su discurso entre la recuperación de la nostalgia prefabricada de una América que nunca existió como tal (esa representación idílica de la América mccarthysta, donde la aparente unidad de América era fruto de la persecución de aquel que pensaba mínimanente diferente) y el peligro inminente de un enemigo invisible transformaría de raíz el cine comercial de Hollywood.
Eso no quiere decir que no hubiera una cierta clase de intento de recuperación de los valores de la americana en el gobierno de Jimmy Carter, a finales de los años 70. Si miramos títulos como Rocky, vemos esa fusión entre el optimismo utópico de Frank Capra, mezclado con la suciedad realista del cine del Nuevo Hollywood. O la llegada a finales de los 70 de dos autores con sensibilidades tan nostálgicas como Spielberg y Lucas, que apartaron de un volantazo a sus compañeros más cercanos a las revoluciones de los 60 y principios de los 70, como Scorsese o Coppola.
Incluso la reescritura de la historia americana y de sus mayores fracasos ya comenzaría bajo el manto del gobierno demócrata de Jimmy Carter. Títulos como El cazador de Michael Cimino, en su aparente realismo comprometido, no dejaba de ser una suerte de victimización del agresor (los soldados americanos torturados) y una estereotipización del invadido en su representación de un Vietcong más cercano a villanos como Fu-Manchu. Sin olvidar el John Rambo de Acorralado, una cinta esquizofrénica que no sabe si ser crítica de una guerra absurda u homenaje a los soldados que la combatieron.
Esa dualidad entre lo progresista y lo conservador estalló por los aires con la llegada de Ronald Reagan. Un presidente que haría resurgir la guerra fría con la URSS, propiciaría un auge de las teorías neoliberales que promoverían la riqueza excesiva, la codicia y el auge de la especulación y que convertiría problemas complejos en conflictos duales, de buenos y malos, mientras que como bálsamo, reinvindicaría un regreso a las tradiciones de una América que nunca existió (cuyo epicentro eran los años 50) que promovería a través no solo de sus discursos y sus dos legislaturas, sino apoyado en la maquinaria de Hollywood.
Solo hace falta ver la transformación de dos personajes surgidos en la América de Carter: Rocky Balboa y John Rambo. De personajes humildes, perdedores de buen corazón, a überhéroes nietzchieanos bañados en aceite corporal y cincelados como semidioses del Olimpo; o las fantasías neofascistas de John Milius (Amanecer rojo y Conan el Bárbaro); o el culto al dinero fácil y la mercadotecnia cínica, donde todo vale por unos cuantos dólares, en trabajos como Risky Business o Cazafantasmas.
Del nacional socialismo al imperialismo
En todas ellas, el culto a la individualidad y la aparición de un enemigo estereotipado e incluso invisible, que amenazaba apocalípticamente a diario a la población occidental, iba de la mano de los discursos alarmistas de Reagan.
Una propaganda y una manera de ideologizar a toda una población y una sociedad que remite a otros regímenes y otras épocas: la Alemania nazi y los dos documentales financiados por el régimen y dirigidos por la documentalista y fotógrafa Leni Riefenstahl: El triunfo de la voluntad y Olympia. En ellos y bajo el domino del ritmo, la composición y la iconografía de la directora, el régimen nazi se sirvió de ellos para trasladar a partir de la imagen en movimiento la grandeza perdida del Imperio austro-húngaro perdido tras la Primera Guerra Mundial.
En El triunfo de la voluntad, y a partir del registro del primer congreso del partido nacional socialista en Berlín, le sirve a Riefenstahl para magnificar el poder del III Reich, honrar y sublimar a los jóvenes militares en su cotidianeidad, donde el poderío físico de la juventud acercaba a estos jóvenes soldados con el ideal de Nietzche.
Algo que llevaría al extremo en Olympia, la filmación de las Olimpiadas del 36 en Berlín, donde Riefenstahl convierte a los atletas alemanes en émulos de los antiguos dioses griegos, a partir de picados y escorzos imposibles y composiciones que no buscan el ritmo en base a la narrativa, sino a la emoción fruto del montaje.
¿Y cómo trazamos una línea directa entre estos documentales de Riefenstahl y Top Gun, o entre la propaganda nazi y la ideología reaganiana? A través de la obra del fótografo Bruce Weber y en especial, sus anuncios publicitarios para Calvin Klein. En ellos, Weber, que ha admitido que se sintió profundamente influenciado por la imaginería de Riefenstahl, consigue que sus imágenes retrotraigan al espectador a un sentido de la nostalgia de una América que ya no existe, idealizando esa americana utópica a partir de la sublimación del cuerpo semidesnudo masculino.
De Bruce Weber a George Lucas
Dicha campaña publicitaria apareció en 1986, el mismo año que Top Gun llegó a las pantallas de cine de todo el mundo. Una cinta producida por la pareja de productores conformada por Jerry Bruckheimer y Don Simpson y dirigida por Tony Scott, un esteta que absorbería tanto la imaginería de Riefenstahl (tamizada bajo el filtro de Bruce Weber, influencia reconocida por el propio Scott) más todos los códigos imperialistas del cine americano comercial de la primera mitad de los 80, tanto de manera directa como indirecta.
Jerry Bruckheimer definiría Top Gun como “Star Wars en la tierra”. Y no iba desencaminado. Por la sencilla razón que Top Gun acogería de Star Wars un elemento de propaganda del pasado que eran los documentales combates aéreos de la Segunda Guerra Mundial que le servirían a Lucas como blueprint para el combate final entre los rebeldes y los soldados del Imperio sobre la Estrella de la Muerte en el clímax del Star Wars original.
En ella, Lucas remite a los blancos y negros que tanto le sirvieron a Reagan en su legislatura, para humanizar a los pilotos de los cazas rebeldes (conocemos sus nombres, sus rostros, conversan entre ellos) y sus némesis antagónicas, los pilotos de los Tie-Fighters (rostros cubiertos, ademanes robóticos, nula interacción con sus compañeros de escuadrón). Como describiría Obi-Wan a Darth Vader: “Ahora es más máquina que hombre”.
Y eso es lo que traslada Tony Scott en Top Gun. Los pilotos americanos son personajes arquetípicos (incluso estereotípicos), pero tremendamente humanos. Tienen familias, rostros, interactúan de manera jocosa con sus compañeros de escuadrón, siente y padecen. En cambio, los pilotos de los MiG (nunca se menciona a la URSS como el enemigo, pero los cazas son de procedencia soviética) son idénticos a los pilotos del Imperio de la saga galáctica de Lucas.
Hieráticos, sin rostro, robóticos en sus ademanes, se acaban convirtiendo en máquinas, en objetos cuya destrucción no crea un conflicto moral. Una deshumanización que veríamos posteriormente en el mundo real a partir de la retransmisión de la Primera Guerra de Irak en 1991, donde los objetivos y los muertos se convertirían en píxeles, en unos y ceros en el monitor de un ordenador.
A su vez, y como hiciera Riefenstahl en El triunfo de la voluntad, la cinta de Scott equilibra lo bélico e imperialista (los combates aéreos que son el centro neurálgico y pegamento de la narración) con una mirada lúdica, humanizada e idealizada del tiempo libre de estos héroes cotidianos.
Algo que se hace especialmente latente en la famosa secuencia del voleyplaya. En ella, los protagonistas masculinos del filme se convierten en réplicas de los adonis de la publicidad de Bruce Weber, regodeándose en los pulidos y cincelados torsos desnudos de Tom Cruise, Val Kilmer y cía. Exceptuando al otro gran protagonista masculino de la cinta, Gus (Anthony Edwards), el compañero de Cruise en el caza y reflejo del espectador de la cinta, cuyo torso está cubierto por una camiseta.
Porque si Cruise y Kilmer son los atletas olímpicos del Olympia de Riefenstahl, Gus es el conjunto de los soldados cotidianos de El triunfo de la voluntad, que todavía no ha dado el salto a la perfección del hombre nietzchieano. El triunfo del hombre corriente –la middle class a la que se dirigía Reagan– que busca su lugar y aspira a convertirse en un übermensch como Kilmer o Cruise.
La fórmula del éxito
¿Pero por qué Top Gun se convirtió en la cinta más emblemática de todo este cine reaganiano? John Milius ya había entregado dos años antes dos verdaderas propuestas de puro fascismo imperialista americano como Amanecer rojo y Conan el Bárbaro; o la ideologización del cine de acción anticomunista alcanzaría un año antes unas cotas de paroxismo y estereotipización sublimes con Rambo y Rocky IV; e incluso el elogio hacia las instituciones militares de la América reaganiana había tenido tres intentos que habían desembocado en un absoluto fracaso: Firefox, Elegidos para la gloria y Águilas de acero.
El éxito de Top Gun se sustentaba en un frágil equilibrio y una habilidad para entender el zeitgeist de la época, donde la elección de diferentes elementos conformados a lo largo de la década, eclosionarían en un cóctel multirreferencial medido hasta el milímetro.
En primer lugar, la construcción de la emoción a partir de una soundtrack repleta de temas pop y rock que se miraría en las formas y modos tanto de Fiebre del sábado noche como en Flashdance, bañado en la estética de una emisión de la MTV magnificada; a su vez, la mencionada mirada transversal en los modos de un serial como es Star Wars, magnificando un Two-Fisted Tales salido de un tebeo de la EC Comics de los 50.
Pero sobre todo, reconvirtiendo a los toscos y escasamente atractivos héroes como Rambo, totalmente alejados del glamour, en atractivos y agradables jóvenes WASP como Kilmer y Cruise, anidándoles en una reinterpretación idealizada de los 50, donde el dinner se reconvierte en bar para los pilotos, donde el tiempo nunca avanza y siguen escuchando en la jukebox, temas de una supuesta edad dorada, donde sigue sonando eternamente Great Balls of Fire de Jerry Lee Lewis.
Tema definitorio de unos 50 que para los neoliberales fueron empañados por unos movimientos sociales y contraculturales que no hicieron a “America Great Again” y que Reagan les devolvería, al menos en el terreno de la ficción y la manipulación de un pasado que nunca existió.
Los seis del patíbulo
Cuesta recordar mucho del ‘Top Gun’ de 1986 más allá de la banda sonora (Take my breath away), los planos de Tom Scott y la relación entre Kelly McGillis y Tom Cruise. Durante los 36 años que separan ambas películas todo se ha ido diluyendo salvo Tom Cruise. El actor, que vio despegar su popularidad de manera definitiva con aquella cinta, se ha convertido en el estandarte del cine como espectáculo. Recientemente ha manifestado que jamás estrenará sus trabajos en una plataforma porque sus películas están hechas para la pantalla del cine, el único espacio capaz de dar la verdadera dimensión de su filosofía.
Porque Top Gun Maverick poco tiene que ver con la original, aquella era una obra de consumo destinada a lavar la imagen de un ejército norteamericano ante una sociedad que aún vivía traumatizada por la guerra de Vietman. Y esta es puro espectáculo.
Ahora no hay mensaje político claro ni una exaltación de los valores americanos, además, se ha puesto un especial cuidado en descontextualizar un posible enemigo, ni una bandera ni un emblema ni si quiera un rasgo físico al que colocar una etiqueta. Aunque por la situación podría hablarse de una mezcla entre Irán (fábrica de enriquecimiento de plutonio) y Corea del Norte.
Para los amantes del cine bélico, Top Gun Maverick les resultará un producto familiar. Se mueve en las claves que Robert Aldrich impusiera en su magnífica Doce del patíbulo (1967): misión imposible con escasas posibilidades de éxito, grupo variopinto con rivalidades evidentes, entrenamiento al límite para alcanzar su potencial y finalmente ejecución del plan del que siempre hay que desviarse. Es decir, un guion sólido, pero previsible.
Así que si la película es diferencial es por Tom Cruise, que no tiene la imponente presencia física de Lee Marven, pero sí un magnetismo con la cámara que le emparenta con los grandes del cine (Robert Redford, Paul Newman…). El neoyorkino, que roza la sesentena (59), parece haber hecho un pacto con el diablo y hace dudar al espectador si de verdad han pasado tantos años entre uno y otro film. Luce y presume de físico enviable y no duda en quitarse la camiseta para demostrarlo.
Cruise sabe como nadie lo que quiere el espectador y se lo da: en una misma película es capaz de mostrarse como personaje atormentado, rebelde irreductible, seductor maduro y hombre de honor. Todo con ese aire desenfado que conecta con el público desde el primer plano en el que sale. Es una película por y para Tom Cruise.
El actor se ha empeñado una vez más en rodar el mismo las escenas de acción y es algo que se agradece en un mundo donde los efectos especiales podrían ahorrarle los riesgos que corre. Todos los planos aéreos están hechos dentro de un jet y eso se nota a la hora de dar verosimilitud a las numerosas escenas aéreas de Top Gun: Maverick.
Si Tom Scott convirtió en un deleite visual la primera, Joseph Kosinski no le va a la zaga. El director construye una película que no da tregua, en la que rinde homenaje a algunas de las escenas de la original, pero lo hace de una forma personal e inteligente. No tiene reparos tampoco en tomar prestada de Lucas una de las escenas más icónicas del cine, el ataque a la Estrella de la Muerte, y convierte a los aviones en una extensión de los personajes, transmitiendo a los espectadores las sensaciones de estrés y miedo que sufren en combate. El uso de la cámara en estas escenas es portentoso.
Un reparto de lujo
Si Tom Cruise es el Rey Sol, lo cierto es que lo hace acompañado por un excelente elenco de estrellas. De entre todas ellas hay que destacar a Val Kilmer, antagonista de Marverick en Top Gun. Sus problemas de voz derivados de un cáncer de garganta se han resuelto de una manera inteligente y emotiva. Es un homenaje al enfant terrible de Hollywood.
La pareja esta vez de Maverick, en ausencia de Charlie (Kelly McGillis), es Jennifer Connelly. La actriz realiza como es habitual en ella un magnífico trabajo hasta el punto de hacer dudar sin no estaba también presente en la primera película. Pero no, no estaba.
Ed Harris, en el papel de un duro almirante de la armada, Milles Tiller, Monica Barbaro, Glen Powell y John Hamm completan el reparto. Todos los actores que forman parte del equipo de vuelo fueron sometidos a un duro trabajo físico, ya que al negarse Cruise a utilizar CGI, tuvieron que soportar condiciones de rodaje extremas dentro de los aviones. Un excelente tono físico que lucen en una de escena de fútbol americano situada en la playa, que rinde homenaje a la icónica escena de voley de la original.
Una BSO de altura
Para la banda sonora de la película Cruise ha contado con uno de los mayores talentos del cine, Hans Zimmer, y con el compositor de Top Gun, Harold Faltermeyer. Lady Gaga por su parte pone voz al tema principal, Hold my Hand.
Conclusiones
Top Gun: Maverick es una película que agranda la ya legendaria figura de Tom Cruise, donde hace gala de todos los talentos que le han llevado a la cima y que, a pesar de su argumento poco original, consigue mantener al espectador pegado a su butaca durante sus 137 minutos de duración. Como entretenimiento ahora mismo no tiene rival y es una película para disfrutar en pantalla grande, tiene probablemente las mejores secuencias de combate aéreo jamás rodadas. Y si alguien duda de si es verosímil, solo decir que el P-51 que aparece en un par de escenas es del propio Tom Cruise, quien lo pilota a menudo.
El espíritu de los años 80 se eleva por las nubes en Top Gun: Maverick, de Joseph Kosinski. Cada escena gotea con la cursilería de color amarillo neón que hace que la querida película de acción flyboy de Tony Scott sea tan sabrosa. El Top Gun original rara vez se tomaba en serio en medio de todo el sudoroso homoerotismo del copiloto, y lo mismo ocurre con Top Gun: Maverick fuera de algunos ajustes modernos. Las mujeres ya no están relegadas a ser únicamente intereses amorosos, y alguien instaló un aire acondicionado en Fightertown, EE.UU., Sin embargo, ninguna de las actitudes renegadas, los excesos dramáticos forzados y las emociones aéreas aceleran hacia atrás. El icónico riff de guitarra del tema principal gime en cuestión de segundos y nos quita el aliento proverbial.
Top Gun: Maverick no puede evitar complacer el énfasis de la película original en el drama de telenovelas sin perder tiempo. Pete «Maverick» Mitchell (Tom Cruise) sigue siendo el mismo rompedor de reglas 30 años después, a quien nos encontramos rompiendo el protocolo y desafiando las órdenes de una operación especial que está a punto de ser enlatada. Cruise sigue siendo intrépido, mostrando ese mismo vértigo dentro de una cabina, y su personaje se encuentra enviado de vuelta a Top Gun después de enojar a otro almirante (interpretado por Ed Harris) que no puede creer que el Capitán Maverick viva para volar otro día. La familiaridad es el nombre de la introducción, ya que Maverick se encuentra a sí mismo como un instructor entre los graduados de Top Gun convocados por el oficial al mando «Cyclone» (Jon Hamm) para lo que se supone que es un escalón por debajo de una misión suicida.
Es la secuela de Top Gun que los puristas anhelarán. Miles Teller como Bradley «Rooster» Bradshaw, el hijo de «Goose» de Anthony Edwards, es la imagen escupida de su difunto padre en pantalla, desde su interpretación al piano de «Great Balls of Fire» hasta su tupido bigote de oruga. Como Penny Benjamin, Jennifer Connelly entra cómodamente en el papel de la ex aventura de Maverick y reaviva el interés romántico, reemplazando a Charlie de Kelly McGillis con ninguna mención. «Hangman» de Glen Powell es el hot-shot que recuerda la arrogancia en vuelo de Maverick, por lo que las comparaciones continúan. Las tramas se espesan con la velocidad del cemento de secado rápido, porque Top Gun: Maverick es el tipo más mantecoso de entretenimiento de palomitas de maíz. Estás aquí para las travesuras de vaqueros, los deportes de playa sin camisa y las llamadas cercanas con aviones multimillonarios, que Top Gun: Maverick ofrece sin todas esas complejidades de narración desordenadas.
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Las nuevas incorporaciones a la fórmula son bienvenidas, como «Phoenix» (Monica Barbaro), y la actriz Kara Wang en menor grado como Top Gunner de fondo, rompiendo el azote de toallas del club de niños que domina el original. Eso no quiere decir que no se pierdan todos los gritos sobre glúteos y caricias piel con piel en los cuartos de ducha, es parte del ADN de Top Gun, pero los escritores Ehren Kruger, Eric Warren Singer y Christopher McQuarrie crean un guión más ajustado pero igualmente tonto. El diálogo todavía está arrancado de algún programa de la Academia Naval Hallmark porque la película no puede resistirse a lanzar al hijo de Goose a la mezcla o entregar a Maverick una tarea aparentemente imposible. Aunque, a Maverick le encantan las probabilidades imposibles y hacer que el comandante apretado de Jon Hamm se frunca de frustración tanto como nos encanta ver el comportamiento insubordinado de Maverick, por lo que eso no es del todo un problema.
Sinceridad ante todo: ni me gustó Top Gun (Ídolos del aire) (1986) cuando la vi de pequeño, ni me ha vuelto a gustar cuando la volví a ver ayer por la noche, por eso de refresacarla antes de enfrentarme a su segunda parte: Top Gun: Maverick. Y es raro, porque de Tony Scott, director de la primera (e icónica) película, me gusta casi todo: El ansia (1983), Superdetective en Hollywood II (1987), El último Boy Scout (1991), Amor a quemarropa (1993), Marea roja (1995), El fuego de la venganza (2004), etc. Pero no Top Gun. Quizá fuera la sensación de estar fuera de un fenómeno mundial -por mundial, me refiero a mi clase de EGB, que andaban chicos y chicas locos con ella-, que amasó 350 millones de dólares en su estreno y ascendió a Tom Cruise a un estrellato del que ya nunca se ha bajado. Tom Cruise en ‘Top Gun, ídolos del aire’ en 1985Top Gun, con su virilidad desbocada y aún así con un pos
‘Top Gun: Maverick’ es asombrosa: Tom Cruise rescata el espectáculo virtuoso para cines en una secuela supersónica al límite de la gravedad
‘Top Gun: Maverick’ es asombrosa: Tom Cruise rescata el espectáculo virtuoso para cines en una secuela supersónica al límite de la gravedad
El dicho “nunca las secuelas fueron buenas” hace tiempo que dejó de ser válido en el cine, pero si se decidiera actualizar, como mínimo, debería de incluirse a la frase “excepto si las hace Tom Cruise”. El actor se ha hecho fuerte en las franquicias y en ‘Top Gun: Maverick’ utiliza el mismo principio que aplica en la saga ‘Misión imposible’: más intenso, más espectacular, más difícil todavía. Y lo consigue. En un momento en el que el cine pende de un hilo.
Uno de los temas prevalentes de ‘Top Gun: Maverick’, es la confrontación de la tecnología frente al ser humano, un clásico que ha ido coloreando los regresos de viejas estrellas del cine de acción desde ‘La Jungla 4’ a ‘Los Mercenarios’, la confrontación de los héroes analógicos en la era digital, y en la nueva secuela se convierte en algo más crepuscular, aceptando cierto destino fatídico de la vieja escuela, pero saliendo a volar para un último baile.
El regreso del hombre-cine
En un momento del primer tramo, el personaje de Ed Harris advierte a Pete Mitchell que los drones acabarán tomando el papel que ocupan los pilotos humanos en algún momento y Cruise contesta que ese momento no ha llegado, casi como una mirada al espectador, en un momento en el que el cine tal y como lo conocíamos vive asomado al precipicio, tranquilizando a los que aún aman vivir emociones frente a una gran pantalla en una sala a oscuras, diciendo que tras un periodo de dos años de incertidumbre, la última garantía del cine a la vieja usanza ha vuelto, al menos mientras él viva.
Y de qué manera. Acostumbrados a cine compuesto en discos duros y software, con ‘Doctor Strange en el multiverso de la locura’ certificando en taquilla un éxito para los superhéroes, los rayos de colores y los diseños de CGI casi de película animada, ‘Top Gun: Maverick’ es un revulsivo de virtuosismo cinematográfico de inmersión, una combinación de tecnología tradicional y recursos visuales modernos que buscan la recreación aérea absoluta. Meternos en un avión de nuevo.
Ya lo hacía de forma impecable Tony Scott en su incontestable clásico moderno ‘Top Gun’ (1986), una película que lograba ser la mayor expresión de la horterada de los 80 y el sabor americano mercantilizado de la era Reagan y al mismo tiempo aplicar una modernidad en su imagen que la hace absolutamente atemporal y perfectamente válida hoy. Este detalle no es ajeno al Cruise productor y el director Joseph Kosinski, que recrean la escena de créditos de la primera con las mismas texturas de forma que revalidan el poder visionario de Scott, a quien se dedica la película al final.
Un blockbuster impresionista para una era delineada
Como si empezar con el Danger Zone de Kenny Loggins no fuera suficiente, la gama de colores y la fotografía se mimetizan de forma asombrosa hasta que nos presentan a Maverick en un hangar igualmente atemporal, pasando a una secuencia a lo ‘Elegidos para la gloria’, con la intención de atar los cabos entre ambas historias y logrando que haya un universo ‘Top Gun’ en el que todo es épico y brillante, donde los vapores de los motores desenfocan la imagen y el olor a combustible sale de la pantalla. En la marina parece que no pasan los años, y durante dos horas asistimos a lo que es el complemento perfecto de la anterior película.
Porque aunque ‘Top Gun: Maverick’ entra perfectamente en la definición de “recuela” que nos sirve ahora para denominar reboots encubiertos con el reparto original haciendo de facilitadores de una nueva generación —algo que aplica aquí al 100%— esta es más una continuación pura, cuyo protagonista es el mismo y el que lleva los mandos, pero además continúa el tema del duelo por Goose y explora sus consecuencias cuando tenemos al hijo de aquel convertido en un piloto con resentimientos varios acumulados hacia Mitchell.
Si la primera película tenía un subtexto homosexual latente, aquí se transforma en una amistad más tradicional que coloca ahora a Iceman como una figura clave en la carrera de Maverick, recuperando a Val Kilmer en una emocionante escena que vuelve a traspasar la pantalla mezclando realidad y ficción. El tema inevitable de la paternidad frustrada es el pegamento que cohesiona el aspecto emocional de la película, que va tomando forma hasta un tercer acto en donde se resuelve de forma asombrosa, con un Milles Teller en plena sintonía con Cruise.
Batallas a nivel estratosférico
Y ese cemento entre los personajes es lo que funciona a la perfección con las escenas de acción, una actualización de los planteamientos visuales casi documentales de la primera, pero con una combinación de técnicas que amplifican, mejoran y llevan al límite las posibilidades de la cámara en el aire, causando verdadero vértigo desde la butaca. Un viaje de prácticas que lleva la personalidad de Maverick a los cielos, utilizando el humor socarrón de la apuesta imposible como asidero para no caerse.
Cuando llega la misión final, la película absorbe octanos y sube de nivel hasta plasmar un espectáculo pocas veces visto en la pantalla, un equivalente de ‘Mad Max: Fury Road’ en el cine de combates aéreos, con una misión imposible que sube el ritmo cardíaco y se permite hacer un homenaje al clímax de ‘La guerra de las galaxias’ (Star Wars, 1977) con la diferencia de que aquí la fuerza no viene de los midiclorianos sino de la confianza en uno mismo en condiciones absolutamente extremas.
El guion hace una última pirueta en el aire y ofrece un cuarto acto sacado de la chistera que eleva la altitud rompiendo el barómetro, usando el factor humano como llave de la emoción más depurada para dar una conclusión formidable a un blockbuster imprescindible. ‘Top Gun: Maverick’ es todo lo que puedes pedirle a una secuela, que funciona como reflejo especular fiel a la primera, pero también como una historia contenida sobre segundas oportunidades y redención para completar un ciclo que ha merecido mucho, mucho, la pena esperar.
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Puede que de todos los blockbusters que tenemos en el horizonte —que no son pocos—, ‘Top Gun: Maverick’ sea uno de los que más espero. Y es que, más allá del factor nostálgico, el largometraje dirigido por Joseph Kosinski promete uno de los mayores espectáculos audiovisuales que nos hayamos llevado a la boca en mucho, pero que mucho tiempo.
La zona de peligro más larga de la historia
Esta idea se refuerza después de leer las palabras de Tom Cruise para la revista Empire, en las que la estrella de la función —y productor— habla sobre los sacrificios que hay que hacer para rodar combates aéreos a base de efectos prácticos. Un esfuerzo titánico que, según el actor, se traduce en un material bruto que igualó en cantidad a la trilogía de ‘El señor de los anillos’ de Peter Jackson.
«De una jornada de 12 o 14 horas puedes obtener 30 segundos de buen material. Pero se consiguió con mucho esfuerzo. Nos llevó mucho tiempo conseguirlo todo. Meses y meses de rodaje aéreo. Rodamos tanto material como en las tres películas de ‘El señor de los anillos’ juntas. Creo que fueron 800 horas de metraje».
Parte del tiempo invertido en el rodaje estuvo relacionado con la necesidad de familiarizar al reparto —cuyas aeronaves estaban equipadas con cámaras individuales para capturar la acción— con el lenguaje y técnicas cinematográficas, y con el modo de operar sus dispositivos.
«Tuvimos que enseñar a los actores iluminación, dirección de fotografía, montaje… Tuve que enseñarles cómo encender y apagar las cámaras, y cosas sobre ángulos de cámara y lentes. No teníamos tiempo ilimitado en esos jets. Si iban a volar durante 20 o 30 minutos, tenía que asegurarme de que tendríamos lo que necesitábamos».
No sé vosotros, pero yo leyendo esto ya estoy salivando y deseando volver a la zona de peligro. Por suerte, después de la infinidad de retrasos que ha ido sufriendo, ya queda muy poco para que podamos echar el guante a ‘Top Gun: Maverick’, que llegará a nuestras salas de cine el próximo 27 de mayo.
Ya surgieron las primeras impresiones de Top Gun: Maverick afirmando que es “perfecta”
Primeras impresiones Top Gun Maverick
Las primeras reacciones de Top Gun: Maverick ya surgieron. Esta película protagonizada por Tom Cruise y que es una continuación del clásico aparecido en 1986. Y a pesar de que faltan algunas semanas más para su estreno, algunos afortunados lograron verla antes de tiempo. Concretamente, las personas que asistieron en la semana a CinemaCon 2022.
En esta entrega Cruise regresa como aviador que lideró el clásico de culto de los años 80. Treinta años después de que Pete “Maverick” Mitchell se graduara de su clase, el piloto se ve obligado a comandar nuevos aviadores, una responsabilidad que trató de evitar durante toda su carrera en la Marina. Sin embargo, tendrá que cumplir la misión por un bien mayor.
Tras esta primera proyección, la gente empezó a comentar (sin spoilers) lo cautivadora que les pareció la cinta, catalogando desde este momento como lo mejor que ha aparecido en el año 2022.
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Los elogios van desde que Top Gun: Maverick “es muy fiel al material original”, que “provoca nostalgia”, “un regreso increíble de la franquicia”, y hasta que cumple por ser un material “simplemente perfecto”. Razón por la cual los fanáticos ahora mueren por verla, pero esto va a tardar un poco, siendo su fecha de estreno el próximo 27 de mayo en los cines.
Sin duda, hubiera sido fantástico que Tom Cruise estuviese ahí para ser testigo de las críticas por parte de la prensa e influencers. Sin embargo, no pudo asistir para dos de sus eventos importantes, la propia Top Gun y el anuncio del nombre para Misión Imposible 7.
Nota del editor: Ahora que las críticas coinciden entre los mismos reporteros, es evidente que la emoción por darle una oportunidad a esta cinta va a ir en aumento conforme su fecha de estreno se acerque. Normalmente ver a este actor es sinónimo de diversión, así que por lo menos los asistentes van a pasar un rato en el cine que les resulte de lo más grato.
Vídeo sobre el duro entrenamiento para rodar ‘Top Gun Maverick‘
El 26 de mayo podremos disfrutar en cines de Top Gun Maverick de la mano de Paramount Spain, y para saber lo que nos espera podemos ver un vídeo en el que nos muestran el intenso y duro entrenamiento al que se sometieron los actores para rodar esta película:
Top Gun: Ídolos del aire (1986), fue uno de los títulos míticos de los años 80 dirigido por Tony Scott y protagonizado por Tom Cruise, en el que el actor daba vida a Maverick. Después de más de treinta años de servicio como uno de los mejores aviadores de la Armada, Pete «Maverick» Mitchell (Cruise) se encuentra dónde siempre quiso estar, sobrepasando los límites como un valiente piloto de prueba y esquivando el avance en su rango que lo emplazaría en tierra.
urante el entrenamiento a un destacamento de graduados de Top Gun para una misión especializada, Maverick se tropieza con el Teniente Bradley Bradshaw (Miles Teller), distintivo: «Rooster», el hijo del difunto amigo de Maverick, y el Oficial de Intercepción de Radar, el Teniente Nick Bradshaw, conocido como «Goose».
Enfrentándose a un futuro incierto y a los fantasmas de su pasado, Maverick se ve envuelto en una confrontación con sus miedos más profundos, culminando en una misión que exige el máximo sacrificio de aquellos que serán elegidos para volar.
Dirigida por Joseph Kosinski, y escrita por Ehren Kruger, Eric Warren Singer y Christopher McQuarrie, Top Gun Maverick está protagonizada por Tom Cruise junto a Miles Teller, Jennifer Connelly, Jon Hamm, Glen Powell, Lewis Pullman, Charles Parnell, Bashir Salahuddin, Monica Barbaro, Jay Ellis, Danny Ramirez, Greg Tarzan Davis con Ed Harris y Val Kilmer.
Después de más de treinta años de servicio como uno de los mejores aviadores de la Armada, Pete «Maverick» Mitchell (Tom Cruise) se encuentra dónde siempre quiso estar, sobrepasando los límites como un valiente piloto de prueba y esquivando el avance en su rango que lo emplazaría en tierra. Durante el entrenamiento a un destacamento de graduados de Top Gun para una misión especializada, Maverick se tropieza con el Teniente Bradley Bradshaw (Miles Teller), distintivo: «Rooster», el hijo del difunto amigo de Maverick, y el Oficial de Intercepción de Radar, el Teniente Nick Bradshaw, conocido como «Goose».
Enfrentándose a un futuro incierto y a los fantasmas de su pasado, Maverick se ve envuelto en una confrontación con sus miedos más profundos, culminando en una misión que exige el máximo sacrificio de aquellos que serán elegidos para volar.
Ojo con el nuevo adelanto de “Top Gun: Maverick”
Esta vez parece ser la buena. Desde que se anunciase el regreso de Top Gun con una nueva entrega, las ilusiones de los más románticos empezaban a dispararse. Sin embargo, la pandemia mundial de coronavirus y la difícil coyuntura en los cines provocaba sucesivos retrasos en el lanzamiento de Top Gun: Maverick. Por suerte, tiene toda la pinta de que el próximo 27 de mayo la espera llegará a su fin.
Miles Teller, el joven hijo de Nick “Goose” Bradshaw (interpretado por Anthony Edwards en Top Gun) quiere seguir los padres de su padre fallecido. Efectivamente, nos encontramos con el hijo del mejor amigo de Maverick, buscando seguir el legado de su progenitor después de que la vida de este acabase dramáticamente. Así, Tom Cruise entrará en escena para ejercer como instructor del chico. Así se presenta una película cuyo nuevo spot (junto a Porsche) ha disparado el espíritu ochentero durante la Super Bowl. Ojo, porque tiene pintaza.
Tom Cruise se mete de nuevo en la piel de uno de los personajes clave de su carrera, el legendario piloto Pete “Maverick” Mitchell, que ahora ejerce de instructor de vuelo y se ve envuelto en una lucha con sus miedos más profundos.
op Gun:Tom Cruise de Maverick ha estado dominando la industria del cine desde la década de 1980. Tan dominante como es la estrella de Mission: Impossible, todavía tiene tiempo para demostrar por qué es considerado como uno de los tipos más agradables de Hollywood. La banda de marcha de la Universidad Estatal de Ohio lo descubrió de primera mano después de que invitó a la reconocida banda a una proyección de la secuela de Top Gun, convirtiéndose en uno de los primeros grupos en ver la película después de los retrasos. Por supuesto, su reacción no tuvo precio.
La estrella de Top Gun: Maverick tiene uno de los corazones más grandes de Hollywood. Hará cualquier cosa para mostrar amor y aprecio a sus fans, incluso una vez que proyecte un M: I película en la cima de un acantilado. Por supuesto, esta proyección especial de la secuela de Top Gun no sería diferente. La banda de Ohio State apareció en su radar para un tributo especial, por lo que Cruise quería recompensarlos. De hecho, el momento fue capturado en Twitter cuando el director de la banda de marcha, Christopher Hoch, entregó el mensaje especial de Cruise al grupo.
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Recibir una invitación especial de Tom Cruise para ver la película tan retrasada no es nada de lo que burlarse, y la reacción de todos los asistentes fue bastante perfecta. Siendo Tom Cruise, también tuvo que tomar las cosas por encima de la cima regalando a toda la banda Top Gun: Maverick botín. Imagina ver a Cruise y al elenco volando alto en el cielo mientras adornan camisetas de Maverick. No es un mal día.
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Pero la invitación a la proyección no vino de la nada. Al igual que muchas celebridades, Tom Cruise (o su equipo) tiene un oído u ojo en las calles de Internet. La banda de música de Ohio State había rendido homenaje a la película original. La actuación llamó la atención de Cruise, lo que llevó a la proyección. Para ver por qué se justificaba el saludo especial, echa un vistazo al impecable popurrí Top Gun de la banda de marcha a continuación:
Tom Cruise lleva aplazando el estreno de la secuela de Top Gun: Maverick más de un año. Esta película traerá de regreso a este icónico personaje y por supuesto, develará lo sucedido con ‘Pete Mitchel’ tras su graduación como piloto Top Gun.
Y como Tom, de 59 años, no pretende escatimar en gastos para este lanzamiento mundial el próximo año, ya prepara el espectáculo musical y muy especial que realizará en Columbus, Ohio.
El mes pasado, ‘Bukeyes’, la banda de música de la Universidad Estatal de Ohio, rindió homenaje a la película con una actuación en el medio tiempo de un partido de fútbol americano.
Tom Cruise nos hizo mirar a las alturas cuando interpretó a un piloto en Top Gun, de 1986.
La cinta ‘Top Gun’ se estrenó en 1986. (Cortesía)
Los estudiantes intepretaron temas como ‘Take my breath away’, ‘You’ve lost that lovely feeling’ y ‘Danger Zone’, entre varias más.
Y en un hecho inesperado, esta participación fue vista por el actor de Hollywood quien de inmediato envió una carta al grupo para invitarlos a una proyección especial.