Siempre se ha dicho que tras tantos años de historia del cine es imposible no ver un producto y asociarlo ya sea por casualidad o por «homenaje», con otro anterior. Así, aunque en 1987 la llegada de Depredador a los cine fue todo un soplo de aire fresco, no faltó gente que enseguida sacó parecido a la obra de John McTiernan con otra anterior…
1987-1932
El primer Predator (1987), estrenado entre nosotros como Depredador, tenía muchos puntos a favor. Lo dirigía John McTiernan y en el fondo era una producción de serie B pero con ambiciones visuales: sus efectos especiales fueron nominados al Oscar. Pero, sobre todo, ponía en escena un personaje de gran fuerza icónica, el predator del título, un cazador alienígena, atávico y cruel, con trenzas de rasta, armadura fibrosa, casco de acero, visión nocturna y boca retráctil al estilo Alien. El personaje permitía combinar en un solo filme el fantástico, el terror y la aventura.
La acción de Depredador acontecía en una selva centroamericana convertida en un espacio ominoso e inquietante muy al estilo de la jungla otra película de 1932 llamada El malvado Zaroff, un clásico centrado en la caza del hombre por el hombre que a muchos les sonó demasiado cuando vieron la película de 1987
El malvado Zaroff | Crítica
Estamos ante uno de los títulos míticos de la RKO y de los artífices del inolvidable «King Kong». El conde Zaroff (McRea) es un loco millonario que desde su isla ignota se dedica a hacer naufragar cuantos barcos pasan cerca de allí para hacer prisioneros a los náufragos y dedicarse a su deporte favorito con ellos: la caza. «El malvado Zaroff» dura apenas una hora pero es puro entretenimiento, dónde su sencillo pero excitante argumento se desliza fluidamente por los pasadizos de la aventura, la intriga y el terror, en un loable ejercicio de inmediatez y economía narrativas, aprovechando al máximo sus recursos.
El malvado Zaroff es, sin duda, uno de los clásicos de todos los tiempos y su historia ha sido mil veces repetida, pero jamás igualada. Porque el cine de inicios de los 30, que aún arrastraba tics del cine mudo, mostraba un gran equilibrio en producción, en interpretación y en buenas historias. Una isla poco conocida, como la de Kong, con la que comparte protagonista femenina, nos permite conocer a un personaje amoral como es Zaroff, con una única y peligrosa diversión, la cacería humana.
Posee además una gran e inspirada dirección, con unas magníficas escenas de persecución, unos travellings que anonadan, en la que la cámara corre a la par que los protagonistas y avanza a través de la frondosidad de la selva (toda una proeza para su año). Incluso con algún momento de gran belleza plástica como el final frente a la ventana, amaneciendo.
En defenitiva, película pionera en muchos aspectos..en primer lugar por poseer unos efectos especiales alucinantes (teniendo en cuenta que el filme se realizó en 1932), en segundo lugar el guión esta repleto de interesantes reflexiónes a cerca de la naturaleza humana y sus contradiciones, sin olvidarnos del mensaje final….
Otro de los aspectos a destacar son las más que correctas interpretaciones destacando a Leslie Banks como Zaroff y Fay Wray, la primera «scream teen» del cine fantástico de los años 30.